sábado, 26 de marzo de 2011

JESUS GONZALEZ GALLO



Es el de González Gallo uno de los gobiernos que más trascendieron en el siglo veinte en Jalisco. Fue su ejercicio el inicio de una nueva y definida forma de gobernar, paralela a la concepción de Miguel Alemán como presidente de la república, con quien se inician los gobiernos de corte civil.



En el caso de Jalisco en realidad se trata del fin de los gobiernos postrevolucionarios, concretamente el fin de la era cardenista que se distinguió por imprimir su sello izquierdista a la educación como al reparto de tierras y el contenido nacionalista de la expropiación petrolera. Si bien la mayoría de los gobiernos sucedáneos fueron prohijados por Lázaro Cárdenas, debiera establecerse que no todos tuvieron su inspiración ideológica, caso como el de Marcelino García Barragán que con el tiempo marcó la línea que habría de diferenciarlos, sino es que generó prácticamente un rompimiento.



Sin embargo en los hechos el gobierno de González Gallo fue una ruptura política con la corriente izquierdista y con toda la facción revolucionaria, imponiendo sus propios criterios ideológicos, incluido el concepto de propiedad de la tierra, el educativo y sobre todo la forma de relacionarse con el sector empresarial o privado. Más cercanos a los principios de Acción Nacional, cuya fuente abrevó durante el tiempo que fue seminarista y tuvo de compañero al futuro Arzobispo y Cardenal José Garibi Rivera, con quien hizo el diseño de un nuevo gobierno y lo ejecuto con la firmeza de un hombre de Estado.



Jesús González Gallo fue gobernador de marzo de 1947 a febrero de 1953. Ejerció un liderazgo enérgico y estableció una alianza con los sectores conservadores del estado. En este periodo Garibi Rivera tuvo influencia decisiva tanto en las acciones de gobierno como en las políticas del PRI y fue determinante su apoyo a los proyectos del gobernador. Efraín González Luna por su parte como apoderado de la Cámara de Comercio de Guadalajara, fue el otro eje en que se apoyó González Gallo para impulsar su ambicioso programa de gobierno, en sus facetas social, legal, administrativa, económica y política.



Efraín González Luna elaboró los proyectos de reformas que habrían de integrar una nueva estructura legal en todas las ramas de la administración pública y el derecho en sí mismo, que trascendieron la época en que se engendraron. Muchos organismos creados en esa época aun mantienen su vigencia por el aspecto práctico y aun social con que fueron creados. Por otro lado por conducto de González Luna se mantenía una constante consulta con el sector privado.



Es el período de González Gallo una etapa de desarrollo y crecimiento urbano en la que se privilegiaron las vías públicas sobre el patrimonio arquitectónico de la ciudad. Quien dirigió el diseño de la nueva visión urbana fue el arquitecto Ignacio Díaz Morales y ejecutó las obras el ingeniero Jorge Matute Remus. Sin embargo el diseño urbano como su construcción fueron objeto de fuertes críticas y aun en la época se les sigue señalando como obras que dañaron la ciudad.



A pesar del apoyo y la colaboración en los proyectos de gobierno, el propio González Luna fue un duro crítico de las obras públicas a las que calificaba de ostentosas, caras, mal hechas e inútiles y de ser negocios de funcionarios y favoritos. Fue y sigue siendo crítica recurrente a la obra de González Gallo el menosprecio al patrimonio histórico, la pérdida de la homogeneidad arquitectónica y visual. Se afirma además que fue brutal la transformación en relación al medio ambiente y la identidad urbana. Se demolieron entre otros edificios con valor histórico la Iglesia de la Soledad, el Palacio de Cañedo, la Cerería de Calderón y la Casa de Ancira. Manzanas completas del centro tapatío fueron arrasadas para imponer los nuevos criterios de urbanismo.



Cabe destacar que el daño no solamente se realizó en la ciudad de Guadalajara, sino que con el tiempo se creó una corriente de aparente modernización urbana. Dicha influencia llegó a afectar a otros estados como Guanajuato, en el que en la década de los sesenta su gobernador Juan José Torres Landa destruyó parte del patrimonio histórico de León, para abrir enormes avenidas que habrían de ser las vías de una ciudad que rinde culto al automóvil.



No fue ajeno el gobierno de González Gallo a los señalamientos de abusos y uso de la violencia, incluso se destacó su hermano por cometer múltiples homicidios. Al propio gobernador se le llegaron a señalar acciones, como la muerte de un periodista que fue crítico sistemático de su Gobierno.



En la educación superior y bajo la influencia del arquitecto Ignacio Díaz Morales, el gobierno privilegió la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara, misma que se fortaleció con la presencia de notables arquitectos traídos del extranjero, que enriquecieron la vida académica y arquitectónica de Jalisco.



De los personajes cercanos a González Gallo destaca Miguel Moreno Padilla quien entre otras funciones se desempeñó como senador. Los familiares de González Gallo participaron en la estructura corporativa del PRI a través de organizaciones de la pequeña propiedad. Durante varios periodos mantuvieron como posiciones inamovibles candidaturas a diputados federales, locales y senadores. Destacaron su hijo Jesús González Gortázar y su sobrino Rigoberto González Quezada.



La influencia política de González Gallo se mantuvo sobre todo en la zona de los Altos y predominantemente en la población donde nació, Yahualica. Ahí sus familiares mantuvieron el control político y administrativo durante un largo periodo, aun después de la muerte del gobernador. Es este gobernante el punto de referencia de una nueva época en el estado, en el que se privilegian el crecimiento económico y el modelo urbano norteamericano, mismos que subsisten hasta la fecha.







sábado, 19 de marzo de 2011

TALLEYRAND





Fue la existencia de Talleyrand hilo conductor de varias épocas, incluso de varios mundos. Fue el vehículo irremplazable de las grandezas, de los vicios, las elegancias y el encanto del pasado. Fue infiel a aquello que le parecía efímero en el mundo nacido de la Revolución Francesa, los hombres políticos y los regímenes derrocados.



Fiel en cambio a lo que transciende a los individuos como la Civilización, cuya encarnación para él era Francia. Se le ha criticado su marcha, tanto la de su pie deforme como la de su conducta, se han denunciado su cinismo y su oportunismo, pero poco importan los calificativos y los juicios en contrario de la inagotable curiosidad apasionada que inspira. Pertenece a una raza cuya carrera no tiene final y cuya sabiduría llena de vicios es tan vieja como el mundo.



De él se han dicho muchas cosas como: “ser Talleyrand-Périgord, haber nacido como lo que hay de más raro en la humanidad. Para él, la nobleza nunca consistió en proclamar sus títulos, sino en hacer sentir su superioridad y en educar a la gente con su sola presencia”.



En 1784 hizo una visita a Chanteloup al duque de Choiseul, el antiguo e ilustre ministro de Luis XV. Observó y escuchó a ese hombre de estado: no se perdió una sola de sus palabras. ¿Acaso no veía en él el modelo de lo que esperaba ser? Choiseul explicó al abate de Périgord que había quedado atrás el tiempo de los ministros salidos de la iglesia. Habían terminado los ministros cardenales: Richelieu, Mazarino, Fleury…¡ Y a él que sólo lo habían hecho sacerdote para ser ministro! Le interesaba mucho más ser ministro que cardenal. ¿Qué podía hacer con una sotana que no le garantizaba el cielo, ni un ministerio? A pesar de todo su padre hizo una buena acción al pedir al rey que diese a su hijo el obispado de Autun. Luis XVI tenía en alta estima al conde y aceptó. La madre de Talleyrand se opuso, sin embargo el nombramiento prosperó.



En 1789 es nombrado miembro del Comité de la constitución. Representó un papel determinante en las actividades más célebres, en especial en el monumento de la historia universal, La Declaración de los Derechos del Hombre. El redactó e hizo aprobar el famoso artículo VI que establece: “La Ley es la expresión de la voluntad general….”



Príncipe de la diplomacia, lo era también en un dominio en el cual nadie podía igualarlo: la información. Su habilidad para el arte de las confidencias, para el de sugerir, modelarse según los otros para tranquilizarlos y actuar sobre ellos, ha producido admiración y odio en quienes siguieron sus manejos y que en ocasiones fueron sus víctimas. Sus palabras nunca se referían al fondo del tema que no le inquietaba, sino que le eran dictadas por alguna intención personal, un interés cualquiera de adulación u otro. Sus informantes eran sus mujeres, que astutamente acercaba a quienes tenían la información. También lo eran los embajadores a quienes cultivaba de forma exquisita.



Blanc D”Hauterive brazo derecho de Talleyrand, ex oratoriano como José Fouché los reconcilió y los puso frente a frente. Talleyrand desarrolló su cortejo. Cuando Fouché decía algún lugar común, el obispo adoptaba una expresión de deslumbramiento y murmuraba con gravedad: “Eso Fouché, tenga cuidado, pertenece a la más elevada diplomacia”. Se disponían a realizar una partida peligrosa: o se derribaba a Napoleón o se dejaba la cabeza en ello.



El 20 de noviembre de 1808, Talleyrand y su asociado ofrecieron ante todos quienes importaban en París una demostración de publicidad política que es una obra maestra del género. El príncipe de Benevento invitó esa noche a una enorme recepción en el faubourg Saint-Germain para el cuerpo diplomático en su totalidad, los dignatarios, los cuerpos de estado, las finanzas y cierto número de aventureros de categoría internacional. Ante ese público, los dos cómplices presentaron su número que generó gran alboroto, desde San Petesburgo hasta Valladolid, donde produjo fiebre a Napoleón.



Los salones desbordaban de gente, afirma el testigo; de pronto con el retraso previsto, se anunció a un hombre cuyo nombre resonó, como un toque a rebato. Se vio a Fouché cruzar sonriente como jamás se le había visto sonreír. El príncipe cojo lo tomó del brazo y recorrieron los salones sin pronunciar una palabra. Europa se enteró entonces de que Napoleón corría peligro, no sólo en España, sino también en París. En Valladolid, Napoleón recibió la noticia de la conjura de Talleyrand y Fouché. Salió de España y llegó a París en cinco días.



Nada fue más pernicioso para Napoleón que la dirección oculta que Talleyrand ejercía sobre las fuerzas dirigidas contra el imperio francés. Nesselrode juzga de la siguiente manera a Talleyrand y Fouché: “Estos hombres no creían traicionar a su amo, sino protegerlo del ardor de sus pasiones al impedirle continuar con esas perpetuas guerras que despoblaban Francia, la empobrecían y podían terminar en espantosas catástrofes”.



Las armas de Talleyrand eran la tradición, la sabiduría, el derecho y el tiempo. Sólo él se atrevió a enfrentar al amo invencible de Europa. Ese cojo, jefe de un escuadrón de mujeres, comenzó a desarmar tranquilamente al coloso. Lo hizo sin temblar, seguro de su derecho a intervenir en el destino azaroso que llevaba a Francia hacia el abismo.



La conjura y la intriga llevaron a Talleyrand hacia el hombre más corrompido, dotado de una verdadera genialidad para la maquinación, para las celadas, las matanzas, desapariciones inexplicables, suicidios oportunos. Un hombre que lo sabía todo acerca de todo el mundo en Francia y aun en Europa, y que se llamaba José Fouché, ministro de policía.



Hasta entonces todo los separaba. Se odiaban. Pero no era el desprecio lo que los separaba, sino su educación, sus gustos, su origen, su epidermis. Todo lo que representaba Talleyrand, gran señor, opulento, amable, libertino, desenvuelto, que exhibía tranquilamente sus vicios y sus deudas, resultaba odioso para el desdichado sacerdote, necesitado, triste, feo, cubierto de pecas, de cabellos rojizos, y desagradables ojos sanguinolentos, repugnante y aterrador a la vez.



Fouché vivía como un tendero pobre, de sopa y carne hervida, entre su mujer menguada y una hija débil, a quien mimaba y escondía como un vicio. Era un asesino carnicero y sin embargo era un esposo y padre modelo. No gastaba lo que robaba y por lo tanto pasaba por ser una persona honesta. Fuera de sus delitos era irreprochable. Talleyrand sentía náuseas frente a él. Los dos son los personajes más atrayentes de la época de la Revolución Francesa.



Era Talleyrand muy sensible a los modales de sus invitados. Las faltas de buen gusto le molestaban más que la ingratitud o que la hostilidad. “Se recibe a alguien según el nombre o las ropas que lleva –decía --, y se le despide según el ingenio que muestra.” En una observación que hizo a uno de sus invitados de paso, quien se bebió de un solo trago un vaso de coñac de calidad suprema que acababan de servirle. Talleyrand le enseñó cómo era preciso comportarse ante ciertas obras maestras: “se toma el vaso en el cuenco de la mano, se lo entibia, se lo agita dándole un impulso circular para que el licor desprenda su perfume. A continuación se lo lleva uno a la nariz, lo aspira… --¿Y después, monseñor? –Y después, señor se deja el vaso y se conversa…” Nos faltan el tono y la mirada del príncipe, que debieron de aplastar al necio bebedor; termina diciendo su biógrafo Jean Orieux. Muere Talleyrand, dejando atrás su leyenda en 17 de mayo de 1838, en París.

sábado, 12 de marzo de 2011

LA ECONOMIA DE JALISCO





Una de las condiciones elementales para el desarrollo y la solución de las necesidades básicas de una sociedad es el crecimiento económico. Sin embargo para que no genere efectos secundarios negativos debe ser equilibrado, esto es que descanse en la diversidad de los sectores productivos y distribuido geográficamente en el estado. Los resultados de una economía sana y vigorosa son empleos remunerados y dinero circulante, con oferta de créditos con bajo interés y disponibilidad de efectivo para la adquisición de los satisfactores de las personas y de las familias.



El desarrollo económico solo puede presentarse si existen ciertas condiciones que lo permitan e incentiven, algunas de ellas son de orden macroeconómico y otras de competencia doméstica. Los gobiernos locales no han logrado comprender que es a ellos a quienes corresponde la iniciativa de la solución de los problemas, que son el cuello de botella para el desarrollo de las empresas del estado. Si bien hay decisiones importantes que le corresponden al gobierno federal, bastaría con la iniciativa de los gobiernos locales con el apoyo de la sociedad y los sectores productivos, para que se atendieran por las instancias federales.



Las constantes crisis económicas y los altibajos en las políticas públicas han llevado a la empresa jalisciense a niveles de supervivencia. Convertida en paria de la economía se encuentra además asediada por la competencia global, el contrabando y la piratería. La corrupción en las aduanas, los deficientes apoyos locales y la falta de cultura organizacional son sus males endémicos. Una concepción empresarial aldeana y el desconocimiento de técnicas administrativas y sistemas de calidad que le permitan competir con reducidos márgenes de utilidad, han llevada a la empresa local al borde de su desaparición.



Con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica en Jalisco creció la industria de la manufactura y la maquila por la cercanía del mercado estadounidense, impulsando el empleo. La contraparte de ese crecimiento fueron los sueldos bajos y la utilización de una mano de obra sin capacitación o especialidad. En el momento de mayor fortaleza, la industria electrónica absorbía casi el setenta por ciento del total de las importaciones del estado. Por otro lado sus compras de insumos y materias primas al mercado local eran de menos del cinco por ciento, razón por la que no se logró integrar la industria local a la electrónica. Se estimaba en ese momento que en el corto y mediano plazo se sustituiría el 15 por ciento de las importaciones para lo que se necesitaba mejorar la calidad, así como disminuir los costos operativos.



Para atraer proveedores de segundo, tercero y cuarto nivel se consideraban necesarios incentivos y beneficios, promoción, políticas tributarias adecuadas, seguridad pública y vinculación educativa con la producción, entre otras condiciones. A pesar de todo no se logró crear una industria periférica de abastecimiento, por lo que los insumos continuaron siendo importados. El encarecimiento de la mano de obra y la carga impositiva exagerada, generaron al final la salida de la empresa electrónica hacia los países del oriente.



Una de las fortalezas de Jalisco es la industria del tequila, sin embargo ha sufrido freno por las normas oficiales amañadas para favorecer a las grandes empresas trasnacionales, al permitirles exportar a granel. Dichas políticas inhiben el desarrollo de la empresa proveedora como la del envasado, además de que se pierde el control de la calidad afectando el prestigio de la bebida. Otro problema que afecta a la cadena productiva es la desarticulación entre los diversos eslabones, como es la falta de planeación de la plantación y cosecha del agave por los agricultores, que provoca ciclos de sobreproducción y escasez. No se ha logrado además la diversificación de los productos de dicha planta, como son las mieles y otros derivados con demanda internacional y que no se producen al nivel de requerimiento del mercado. La otra distorsión que se generó es la adquisición de las empresas locales por corporaciones internacionales que imponen sus criterios de mercado y calidad al producto.



La agricultura ha sido abandonada a la alta competencia internacional. Sin apoyos oficiales suficientes y oportunos, sin tecnología ni organización no abastece ni al consumo local. Todos los ramos han sufrido el abandono y como consecuencia no existe desarrollo de la industria agropecuaria, por lo que deben impulsarse proyectos productivos de la agroindustria como complemento natural de la vocación agrícola del estado, para generar beneficios directos e indirectos en las zonas de su ubicación.



Las zonas en que tradicionalmente se desarrolla la industria agropecuaria, no han encontrado el apoyo adecuado para su crecimiento natural. Ejemplos como la región de Mascota en donde el procesamiento de la guayaba y otras frutas se ha hecho durante décadas, no han sido respaldados como lo necesitan para el fortalecimiento de las empresas y la apertura de nuevos mercados.



La necesidad de impulsar programas de acuerdo con la vocación de las zonas geográficas, pasa por la explotación racional de los recursos forestales. La explotación de maderas debería ser una política prioritaria, como lo es en otros países donde se ha convertido en una rentable actividad empresarial, que genera insumos de consumo interno y exportación para la industria del mueble y el papel.



La economía requiere asimismo que se abran espacios en los municipios para la instalación de empresas pequeñas y medianas de acuerdo a la vocación de cada zona. Debe diversificarse geográficamente la ubicación de la industria, para generar empleo en las distintas áreas del estado, arraigando a las familias en su lugar de origen y frenar a su vez el despoblamiento de los municipios.



La vulnerabilidad económica del estado se ha generado en gran medida por el olvido a que han estado sujetas las regiones del estado, mismas que no han sido apoyadas para su desarrollo. La falta de políticas públicas constantes y sistemáticas que generen las condiciones de facilidad para la instalación de las industrias y el transporte de los productos entorpece su desarrollo.



La ausencia de infraestructura como parques industriales y comunicaciones adecuadas, son muestras del abandono en que se encuentran. La construcción de carreteras vecinales que interconecten municipios y regiones o autopistas que conecten las zonas estratégicas, ha permanecido en el abandono. Ejemplos como el retraso en el proyecto de un nuevo puerto en Punta Pérula, para el arribo de cruceros y el impulso del transporte de carga son ilustrativos, de la falta de estrategias y políticas de desarrollo económico.

sábado, 5 de marzo de 2011

EL GOBIERNO DE FRANCISCO RAMIREZ ACUÑA





Inició el periodo de gobierno el primero de marzo de 2001 y lo terminó el primero de diciembre de 2006, para incorporarse al gobierno de Felipe Calderón. Arribó Ramírez Acuña a la gubernatura mediante un proceso electoral cuestionado, habiendo obtenido el triunfo por un estrecho margen. Ejerció la función pública bajo principios tradicionales, sin atender los requerimientos de la población y rodeado de un equipo de improvisados y sin conocimiento de la administración. Se distinguió por la inmovilidad, durante cinco años los funcionarios se dedicaron a hibernar, además la administración transcurrió entre conflictos y tensiones con el gobierno federal.



Los funcionarios actuaron con superficialidad y manejaron con desorden e irresponsabilidad los recursos, no hubo planes, programas ni proyectos, todo se resolvía por presión de la coyuntura o de acuerdo a la ocurrencia. La inversión pública se realizó hasta el último año, centralizada en la zona metropolitana con la intención de resolver los problemas de vialidad, se privilegió el uso del automóvil sobre los intereses del peatón. Rodeados de críticas por otorgar la obra pública a los incondicionales del gobernador, se habló de grandes negocios, de ineficiencia y corrupción. Por su parte el transporte público fue llevado a un mayor grado de deterioro del que lo dejó Alberto Cárdenas.



Si Cárdenas tuvo algunos aciertos como fue el impulso a las regiones, el gobierno de Ramírez Acuña saboteó los avances que se habían obtenido. Dependencias como el COPLADE que debieron haber sido el motor de crecimiento de los municipios y las regiones, fueron neutralizadas y sus recursos se destinaron para proyectos partidistas y de grupo. De ahí buscó y obtuvo la presidencia del Comité Estatal del PAN Eduardo Rosales, también de ahí partió Jorge Salinas para una diputación local.



Es emblemático el caso del Registro Civil, al que el gobierno de Alberto Cárdenas otorgó especial apoyo para agilizar la atención al público, quedó entrampado durante todo el sexenio de Ramírez Acuña viendo crecer de nuevo los rezagos. La educación por su parte sufrió un retroceso, en manos de funcionarios desconocedores del tema y cargados de prepotencia y altanería que hicieron a un lado a quienes tenían el conocimiento para avanzar en ese difícil terreno. Se perdió además la disciplina administrativa en un espacio de por si burocratizado. Destacó junto a la improvisación y el capricho, la práctica de negocios irregulares por decir lo menos, como los que se hacían en el entorno de las cooperativas escolares, con productos promovidos por el mismo Secretario de Educación.



La obra en la construcción de escuelas fue un verdadero desastre, donde imperaba la imposición caprichosa de empresas constructoras y de mala calidad, llegando al extremo de tener que desalojar escuelas recién terminadas por el riesgo que representaban para quienes permanecían en sus instalaciones. Las secciones sindicales continuaron marcando la pauta de la educación e imponiendo sus intereses, que dejaron en el abandono a los profesores que se esfuerzan por cumplir con su deber, sin apoyo ni atención de ninguna especie arrastrando la educación la inercia de decenios.



La procuración de justicia y la seguridad pública fueron manejadas con improvisación y ligereza, siendo acusadas las dependencias por violentar constantemente los derechos humanos. A los funcionarios se les señalaba de incompetentes, las policías continuaron siendo acusadas de abusivas y corruptas y las agencias del Ministerio Público de burocratizadas y deshonestas, todo ante la mirada impasible de los titulares de las dependencias.



La promoción económica y el empleo solo fueron elementos de los discursos y los informes, salvo contadas excepciones en que las áreas trabajaban con recursos escasos y ausencia de apoyo y que lograron algunos avances, no hubo mayores resultados. Renglones productivos como la industria del tequila, fueron abandonados a los intereses de las empresas trasnacionales y la rapacería de las instancias del gobierno federal que emitieron normas oficiales y tomaron decisiones para favorecerlas. En tanto que el gobierno local se desentendió de la necesidad de reordenar la cadena productiva desde el productor de la planta de agave hasta la generación del producto, pasando por los procesos de eliminar la venta de tequila a granel y la producción ligada con mieles en lugar del producto con el cien por ciento de agave.



Al final fue exhibida la administración por el desorden y la corruptela en el ejercicio del presupuesto en las dependencias. La propia Contraloría del Gobierno del Estado no tuvo la capacidad de frenar los abusos ni encauzar las malas conductas, siendo exhibidas la mayoría de las dependencias por sus prácticas deshonestas en la administración de los recursos, sobre todo los financieros.



Al gobierno de Francisco Ramírez Acuña se le puede señalar por su distorsión del concepto de la administración pública y la representación popular. Se olvidó de la función primaria de servicio a la sociedad para enfocarse en un concepto rebasado de ejercicio de poder. Con una concepción de la teoría política de las postrimerías del feudalismo, abrazó con entusiasmo la Razón de Estado. Rendían culto al poder con una pasión digna de mejores causas y actitudes impregnadas de un fuerte tufo de cortesanía provinciana, a la que han resultado tan afectos los gobiernos emanados de Acción Nacional. Favoreció sin rubor alguno el gobernador a los grupos que lo apoyaron en sus proyectos personales, otorgando prioridad a sus ambiciones políticas sobre el servicio público. Su gobierno fue un ejercicio sin objetivo ni método, lo que lo llevó a ser una administración anodina e ineficiente.







sábado, 26 de febrero de 2011

LA READAPTACION SOCIAL




El tema de la readaptación social en Jalisco y en todo el país es un tema largamente aplazado. Si bien no es un asunto fácil de resolver, nuestra cultura asumió una posición humanista al considerar que todo ser humano que se ha equivocado tiene derecho a ser reincorporado a la sociedad mediante la readaptación. La propuesta surge del principio que todo hombre es susceptible de equivocarse, bien puede ser por temperamento, por una educación deficiente, o como quería Ortega y Gasset por influencia del medio en que la persona se desenvuelve.



De cualquier manera el hombre es un producto de una sociedad en determinado momento, para que luego esa sociedad se quiera desentender de él porque siente que la daña o agrede, sin considerar las causas que provocaron esa conducta. Así la propia sociedad tiene la obligación de buscar se reintegre a su seno, brindándole la oportunidad de reformar su actitud y conducta.



Sin embargo la propuesta humanista no ha prosperado por la simple y sencilla razón de que la sociedad nuestra no ha encontrado la forma de hacerla efectiva. Las resistencias van desde una administración pública viciada y burocratizada, hasta las más elementales razones, la corrupción, la indolencia, la improvisación.



En la realidad lo que hemos venido haciendo es tomar a los presuntos delincuentes y encerrarlos para que no sigan molestando a la sociedad. Los criterios que se aplican son en realidad primitivos y elementales. Unicamente nos preocupa que no haya las suficientes cárceles para tener encerrados a quienes delinquen o violan las normas que tenemos establecidas, tampoco al parecer nos preocupa mucho si quienes los encierran llevan adecuadamente los procedimientos y las razones reales que tienen para aplicar determinados castigos, los que generalmente se vuelven inhumanos y mucho más crueles que lo que el presunto delincuente causa en muchos de los casos.



La deshumanización de los lugares de reclusión cabe aclararlo no es un asunto solamente nuestro, pongamos por caso uno de los países con mayor desarrollo democrático como los Estados Unidos de Norteamérica, lugar en que incluso no tienen mayor escrúpulo para aplicar la pena de muerte, aceptando de antemano que la persona no tiene alternativa alguna de regeneración.



Cabe aclarar que en el caso de Norteamérica el tratamiento de quienes se considera delincuentes contiene un claro contenido religioso, o moral si se quiere y parte de un principio elemental del bien y del mal. De esa manera el mal tiene que ser castigado de forma implacable. Responde sin duda esa concepción al sedimento religioso protestante en que está construida esa sociedad. Así no es posible entender que el hombre es capaz de hechos trascendentes en su vida, incluyendo el cambio de conducta. Considerada así la conducta del hombre es una especie de determinismo, y si se quiere más allá de su propia decisión, el hombre nace bueno o malo, la definición es muy simple, el hombre no tiene elección en ningún momento, ni aun con educación o tratamiento médico en su caso.



El otro extremo lo representó el sistema soviético en el que como parte de la idea de un principio de amoralidad, el marxismo, tenía que justificar de alguna manera la conducta del hombre y entonces era una enfermedad la delincuencia y así las cárceles se convirtieron en otro concepto de la crueldad humana, reclusorios y sanatorios mentales. Tratamientos médicos forzados y así médicos mentales burocratizados aplicaban recetas administrativas a los supuestos enfermos para lograr su recuperación. En esta categoría quedaban también quienes representaban una amenaza para el Estado socialista.



No quiere decir de alguna manera que no haya delincuentes enfermos, de hecho se acepta que los hay, sin embargo el origen de la infracción es múltiple. Lo que no existe es el diagnóstico adecuado para el tratamiento, como no existe un tratamiento múltiple para la actitud o conducta infractora. Un sistema de readaptación debe ser de un análisis que permita construir objetivamente el diagnóstico de recuperación y en los casos en que esa no sea posible, así determinarlo y buscar la ubicación de la persona en un lugar en el que no cause daño y sin embargo con un trato digno y humano. Ese debe ser el caso extremo, cuando al individuo se le declare medicamente no curable e inimputable como consecuencia.



Sin embargo para llegar a los puntos señalados muchas personas pueden considerar que es la utopía, que en este momento es tan grave el problema de seguridad pública, que lo que necesitamos es encerrar o recluir a quienes están violentando la vida de nuestra sociedad. Y si hemos de ser congruentes en el planteamiento para recuperar de alguna manera la libertad de transitar y vivir con tranquilidad, aceptaremos que en este momento no queda otro remedio que detener y encerrar a quienes han hecho de la violencia una forma de vida a costa nuestra y de las familias.



Sin embargo aun para llegar a ese punto elemental es necesario tomar algunas medidas administrativas, para lo que se requiere cierta capacidad de respuesta y organización, que no necesariamente los gobiernos han podido o querido realizar. En primer lugar se necesita crear más espacios para los recluidos para despresurizar los reclusorios que se encuentran sobrepoblados, en segundo brindar condiciones mínimas para bajar la tensión a la que están sujetos los detenidos. Para ambos casos es condición primera la eficiencia de la administración y sobre todo responsable y honesta. Fue conocido por todos como en los reclusorios de Jalisco en la última revisión realizada por corporaciones federales encontraron drogas y armas en los dormitorios de los reos. Ello sin considerar que quienes tenía poder económico gozaban de privilegios, además de convertir los reclusorios en centros de autogobierno.



Como corolario de la información que generaron los medios fue señalar a familiares del gobernador como quienes administraban la corrupción. Es claro que ese es el peor de los caminos para resolver ya no digamos el trato digno y sano a los recluidos, sino para tener condiciones mínimas que nos permitan recuperar la tranquilidad perdida, a través de una seguridad pública articulada.

sábado, 19 de febrero de 2011

LA ADMINISTRACION DE LA JUSTICIA





La aspiración de cualquier sociedad es mejorar sus formas de convivencia y éstas solamente se pueden desarrollar en una estructura sólida de valores. Para la comunidad uno de los bienes más preciados es la justicia, porque a través de ella se logra la vida en armonía, es además la garantía de que a cada persona se le otorga lo que le corresponde. Uno de los símbolos que caracterizan el nivel de civilidad es la aplicación del Derecho de manera ágil e imparcial, por consecuencia la obligación de cualquier Estado es su impecable ejercicio. Sin embargo para los jaliscienses por los vicios en que tradicionalmente se ha encontrado inmerso, el Sistema de Justicia deja mucho que desear. Se le percibe envuelto en una persistente corrupción, sus actuaciones se caracterizan por la parcialidad, sus procesos son burocratizados y lentos y la población lo ve como un ente de cara deshumanizada.



Cuando Flavio Romero de Velazco asumió la gubernatura del estado en 1977, afirmó que la Justicia de Jalisco era una caricatura del Derecho. Se refería el gobernador a que la Justicia en los seis años anteriores, había estado secuestrada por un grupo de malvivientes. Era públicamente conocido que algunos despachos disponían de los juzgados como si fuesen propios.



El antecedente de los decenios cincuenta y sesenta había sido de una justicia impecable, los magistrados y jueces eran reconocidos por su intachable conducta y su vasta cultura jurídica. Dicha situación entró en crisis a partir del año de 1970, sin embargo, se atribuye el germen del fenómeno al sexenio de Juan Gil Preciado, en que el grupo gobernante empezó a promover a sus amigos a los puestos clave del Poder Judicial.



Cuando se impulsó la Reforma Política de 1996 el estado de la Administración de la Justicia era lastimoso. El presupuesto era raquítico y como consecuencia los sueldos de hambre, los servidores públicos judiciales ganaban una quinta parte de lo que obtenía un funcionario federal de su nivel. Así la necesidad fue un pretexto recurrente para recibir dinero de los abogados o las partes en litigio, una de las prácticas reconocidas y aceptada era que el secretario de juzgado debía pagar de sus ingresos los gastos administrativos del órgano judicial. Cada actuación judicial tenía un precio, desde una audiencia hasta una ejecución, lo mismo una copia fotostática simple como una certificación.



El primer acuerdo que se tuvo en la mesa de la Reforma Política aprobado por unanimidad incluido el Poder Ejecutivo, fue mejorar el presupuesto del Poder Judicial. También se estableció crear un órgano de administración y gobierno del poder judicial, que tendría entre sus funciones profesionalizar la administración y sobre todo realizar en forma escrupulosa los nombramientos de los funcionarios judiciales, eligiendo personas con antecedentes profesionales y de honestidad intachables.



Sin embargo al ser saboteada la reforma, quedaron en el limbo las decisiones complementarias que deberían llevar al Poder Judicial al nivel deseado. Entre otras limitaciones por ejemplo, no se estableció como se habría de ejercer la mejora presupuestal, situación que aprovecharon los magistrados para distribuirse el presupuesto en bonos y prestaciones irregulares. Sin embargo no ha sido ajeno a estas corruptelas el Congreso del Estado, que no se preocupó de reglamentar las aplicaciones presupuestales, hasta que la presión social lo obligó a terminar con el manejo discrecional de los recursos.



La responsabilidad del Poder Legislativo en el rezago de la administración de la justicia no ha sido menor, jamás se ha preocupado de ejercer su función de auditor con este sector, que se maneja de manera abusiva. Sin embargo, el papel más degradante de los legisladores ha sido el de prestarse a los acuerdos de los grupos de poder, que se reparten los nombramientos como posiciones. Así inició la aparición de personajes de fama pública cuestionada como magistrados en el Supremo Tribunal de Justicia, en el Tribunal Administrativo y en el Tribunal Electoral.



Para los conocedores del tema existe un desequilibrio entre los integrantes del Consejo de la Judicatura, al predominar entre los consejeros los especialistas de derecho penal siendo una de las ramas más susceptibles a la corrupción, sobre los de otras especialidades. Entre otras distorsiones que se generan, imponen criterios de su especialidad sobre las otras vertientes de la justicia, como la civil y la mercantil, en la designación de los funcionarios para las distintas disciplinas.



Los abusos además se presentan en cascada, el Consejo de la Judicatura manipula con descaro el procedimiento para nombrar funcionarios al interés de los consejeros. Directores del Consejo, jueces, secretarios, actuarios y todo tipo de servidores judiciales son nombrados por recomendación y procesos simulados, en lugar de ser escogidos por sus méritos profesionales y personales. Los nombrados son así a final de cuentas posiciones políticas o de grupo, destruyendo cualquier posibilidad de impartición de justicia imparcial y honesta. Los procesos de designación de servidores se convirtieron de esa manera en instrumentos de colocación de incondicionales de quienes ejercen el poder real, degradando a todo el Poder Judicial.



Ejemplo patético de las prácticas corruptas que se ejercen fue la distribución de las direcciones del Consejo de la Judicatura entre los familiares del presidente del Supremo Tribunal de Justicia y el secretario de gobierno de Francisco Ramírez Acuña. En ese caso como en otros asuntos el Congreso ha sido omiso en vigilar al Consejo, permitiendo las decisiones ilegales que someten al Sistema Judicial y sus instancias a grupos sin escrúpulos.



Casos aberrantes de la práctica del derecho se presentaron en el año de 2003, en que pasada la elección local y por diversas causas atribuibles a los defectuosos procesos electorales, los inconformes con los resultados buscaron en alzada la intervención del Tribunal Electoral del Estado. En este caso el titular del Poder Ejecutivo y el presidente del PRI estatal decidieron en previas y salomónicas reuniones que municipios debería ganar cada partido, girando las instrucciones respectivas al Tribunal Electoral. Mismo que se apegó en sus resoluciones al guión establecido por sus instructores, atendiendo de manera obsequiosa las instrucciones de sus mandantes, en un denigrante procedimiento de impartición de Justicia Electoral. Dicho tribunal había sido integrado en su momento como todas las instancias del Poder Judicial, mediante oscuros acuerdos de los grupos y los partidos.



Era consenso entre los conocedores del tema que en el sexenio de Ramírez Acuña se habían presentado diversos abusos, donde los grupos partidistas de las dos legislaturas se distribuyeron de manera burda la designación de magistrados y consejeros, degradando a la justicia y a sus instituciones. Faltaba una nueva etapa en el proceso degenerativo, la primera legislatura del siguiente sexenio inducida por los poderes fácticos, en un solo trámite logró destrozar la dignidad y el prestigio de los poderes Legislativo y Judicial. El procedimiento en una institución que se precia de ser seria y honesta, debió haber sido la creación de voluminosos expedientes por la Comisión de Justicia. Para los ratificados o despedidos, un minucioso historial de sus actuaciones como funcionarios judiciales que incluyera las quejas sobre sus actuaciones ministeriales, un detallado análisis de las ponencias y tesis surgidas de los asuntos conocidos en sus salas, así como el razonamiento de su voto en procesos de difícil definición.



Debieron haber sido trámites obligados del proceso la revisión de su imagen dentro del poder judicial y entre los litigantes, así como la opinión de agrupaciones de profesionistas ligadas al ramo de la Justicia y de las escuelas de Derecho. Sin embargo con criterios primitivos y resultados a su conveniencia manipularon las magistraturas, con quienes respondieran a su mando. Lograron de esa manera superar con creces las hazañas de sus predecesoras y surgieron enlodados de origen, los nuevos patriarcas de la justicia que cuidarán de los derechos de los jaliscienses.



Los nuevos funcionarios deberían de surgir del reconocimiento profesional y social, con las mejores calificaciones de probidad y calidad humana, de la certeza de que su presencia enriquece el mundo de la Justicia. Sin embargo, domina la regla de la conveniencia y del abuso, con el procedimiento se nombran sin trámite alguno a magistrados dóciles a los personajes que manejan los partidos políticos y que invariablemente serán funcionarios atentos y solícitos a sus peticiones.



El resultado de tales prácticas de elección de funcionarios judiciales, es una Justicia parcial y corrompida, con actuaciones que tienen un precio, magistrados que patrocinan asuntos en las instancias inferiores y un Derecho manipulado por los grupos de interés.

















sábado, 12 de febrero de 2011

EL VISIR DE HARUNU-R-RASCHID




Una de las historias más fascinantes de las Mil y Una Noches, que por lo demás es de personajes históricos, es la de los Barmeki. Una poderosa familia de abolengo iranio, que contó tres generaciones de visires y llegó a ser tan poderosa que Harunu-r-Raschid, quinto Jalifa de los Abasies, acabó por sentirse amenazado y decretó el exterminio de todos sus miembros.



Chafar-ben- Yahaya, el último de esos barmekies, fue siempre tildado de idólatra, lo que en lenguaje político significaba separatista. Su casa de Bagdad era centro de reunión y tribuna para toda suerte de librepensadores y en ella se expresaban las opiniones más audaces y opuestas a la tradición ortodoxa.



Se le consideraba a Chafar el caudillo de las causas nacionales de los persas y posible candidato al trono de Raschid, razones suficientes para que el Jalifa mandara exterminar en una noche a su gran visir y a todos sus consanguíneos, entre ellos los hijos de su hermana. Todo el fermento nacionalista de los persas se mantenía latente, alimentado en la fe de los abuelos, adoradores del fuego zoroástrico, desde la invasión de Persia por los árabes.



Los persas, es una raza como la judía calumniada por los compiladores árabes de las Mil y Una Noches y sin embargo en el trasfondo de la narración aparece su alma como el origen de muchas de sus historias, como afirma R. Cansinos Assens. La mayoría de los persas optaron por el exilio antes que la conversión y emigraron en verdadero éxodo, primero a la provincia de Kohistán, y luego, hostigados por sus perseguidores árabes, como los israelitas por los egipcios, se trasladaron, costeando el golfo Pérsico, a Ormuz, hasta que, no sintiéndose ahí tampoco seguros, resolvieron expatriarse y penetraron en la India, donde el Rachá de Guzarate, dando muestras de comprensión y tolerancia, les permitió establecerse y practicar libremente sus ritos zoroástricos.



Esos persas expatriados voluntariamente, viven todavía al cabo de los siglos en esa India hospitalaria que los acogió, donde son conocidos con el nombre de parsis, conservando su lengua y su fe nacionalista, que les sirven de lazo con sus hermanos que quedaron en Persia. No hay que olvidar que esa raza provino originalmente, como los gitanos y los arios, del norte de la India a las tierras de Irán.



Los persas inspiraban en los árabes un complejo de amor resentido y nunca estuvieron seguros de la sinceridad de la conversión forzosa al Islam. El pueblo iranio que contaba con una historia y tradición antiquísima, era difícil de creer se aviniese de buen grado a renunciar a su lengua pehlevi y a su religión, para hablar árabe y adorar al Dios único de los desiertos.



Debilitado en el siglo IX el poder temporal y espiritual de los jalifas, se emanciparon paulatinamente las antiguas satrapías y Persia se fraccionó en principados, cuyas cortes rivalizaban en esplendor con la de Bagdad. Se hablaba el persa y se rimaban poesías como el Sha Bamáh o Libro del Rey, del gran Firdusi, cantor de las antiguas glorias iranias, el Virgilio persa que tuvo por Augusto al sultán de Gasna, Mahmud.



Sin embargo no todo es vejación para los persas en la gran obra árabe, muchos de los cuentos se escribieron probablemente sobre viejos argumentos iranios y por literatos persas arabizados, o al revés, de los que frecuentaban las cortes de los sultanes. Es frecuente que los rapsodas realcen el prestigio de sus protagonistas, haciéndolos descender de linaje de reyes persianos, del Jorazán o el Fasistán. Es muy significativo que ocurra en el caso de los personajes más tiernos y delicados de esas historias, como el de Ali-ben-Bekkar, el muerto de amor por Schemsu-n-Nehar, la bella favorita de Raschid.



La Persia es el fondo de donde los narradores árabes toman los títulos de nobleza con que realzan a sus personajes y la poesía con que los transfiguran, y en ello podemos ver un homenaje al abolengo iranio y a la milenaria cultura de un pueblo que en muchos sentidos les sirvió de maestro a los árabes conquistadores. “La literatura árabe se refina bajo el influjo de poetas como Hafiz, Nizami, Sadi y Chami, que trabajan su verbo con preciosismo y le infunden el alma sutil”, nos dice también Cansinos Assens. En esa atmósfera los escritores miliunanochescos sitúan sus más elaboradas fábulas y sus más delicadas criaturas.



Al referirse a los personajes sacrificados por el Macero de Harunu, el narrador de Las Mil y Una noches, hace exclamar al poeta de la corte, Abu-Nuas:

"¡Desde que el mundo os perdió,

gloriosos hijos de Barmek,

ya de viajeros desiertos los

caminos en la noche

están, y tampoco nadie en la

aurora los recorre!



Y continúa el poeta cantando:

“Al prestigio de los Beni-Barmek

se debe que el nombre y la gloria de

Harunu-r-Raschid se extendiera

desde las mesetas del Asia Central

hasta el fondo de las Nórdicas Selvas

y desde el Magreb y Al Andaluz

hasta los Lindes extremos del país

de Az-zin y de Tartar.”



Otros personajes del Jalifato de Harunu-r-Raschid son, Al Fazi, hermano de Chafar; Ishak músico El Mozul; Mesrur (eunuco), macero y verdugo y Yunus el letrado.



El Jalifa de Bagdad muere el año de 809 y así termina la historia de los Barmeki, que le dieron luz y fama. Raschid acabó sucumbiendo ante su formación y destino de déspota con quienes lo encumbraron. Y estos a su vez fueron inmortalizados por la palabra de Schahrasad, en la enorme obra de Las Mil y Una Noches.