sábado, 28 de mayo de 2011

MARGUERITE YOURCENAR





Marguerite Yourcenar novelista y ensayista francesa, nació el 8 de junio de 1903 y falleció el 17 de diciembre de 1987. Con su obra Memorias de Adriano, consiguió ser la primera mujer electa a la Academia Francesa en 1980. La novela se publicó en Francia en 1951 y fue todo un suceso con gran aclamación de la crítica.

En dicha obra Yourcenar recrea la vida y muerte de uno de los más grandes gobernantes del mundo antiguo, el emperador romano Adriano, quien le escribe una larga carta a Marco Aurelio, su sucesor e hijo adoptivo.  El emperador medita su pasado, describiendo sus triunfos y fallas, su amor por Antínoo y su filosofía. Esta novela vino a ser un clásico moderno, un lienzo en el cual se recrea la ficción de la antigüedad.
La escritora publicó también ensayos y poemas, así como sus memorias en varios volúmenes. Vino a Norteamérica huyendo de la Segunda Guerra Mundial y fue aquí donde creó la parte más fecunda de su obra. El primer intento de la obra de Adriano lo realizó de 1924 y 1929, entre los veinte y los veinticinco años de edad y acabó destruyendo todos los manuscritos de esa época. Retomó y abandonó nuevamente el proyecto entre 1934 y 1937. En sus notas Yourcenar dice: “En todo caso, yo era demasiado joven. Hay libros a los que no hay que atreverse hasta no haber cumplido los cuarenta años. Se corre el riesgo antes de haber alcanzado esa edad, de desconocer la existencia de grandes fronteras naturales que separan, de persona a persona, de siglo a siglo, la infinita variedad de seres; o por el contrario, el riesgo de dar demasiada importancia a las simples divisiones administrativas, a los puestos de aduana, o a las garitas de los guardias. Me hicieron falta esos años para aprender a calcular exactamente las distancias entre el emperador y yo”

De Antínoo dice Yourcenar: “Todo lo que podría decirse sobre el temperamento de Antínoo está inscrito en la menor de sus imágenes. Eager and impassionated tenderness, sullen effeminacy, (ardiente y apasionada ternura, sombrío y afeminado). Shelley, con el admirable candor de los poetas, dijo en seis palabras lo esencial, lo que los críticos de arte y los historiadores del siglo XIX no hicieron más que dilatar en declamaciones virtuosas, con mucho de idealización falsa o ambigua”.  

Del personaje, exclama Adriano: “Su presencia era extraordinariamente silenciosa; me siguió en la vida como un animal o como un genio familiar. De un cachorro tenía la infinita capacidad para la alegría y la indolencia, así como el salvajismo y la confianza. Aquel hermoso lebrel ávido de caricias y de órdenes se tendió sobre mi vida. Yo admiraba esa indiferencia casi altanera para todo lo que no fuese su delicia o su culto; en él reemplazaba al desinterés, a la escrupulosidad, a todas las virtudes estudiadas y austeras. Me maravillaba de su dura suavidad, de esa sombría abnegación que comprometía su entero ser”

Sobre el mismo tema continúa Adriano “Los cínicos y los moralistas están de acuerdo en incluir las voluptuosidades del amor entre los goces llamados groseros, entre el placer de beber y el de comer, y a la vez, puesto que están seguros de que podemos pasarnos sin ellas, las declaran menos indispensables que aquellos goces. De un moralista espero cualquier cosa, pero me asombra que un cínico pueda engañarse así”. También afirma “...no se ha engañado la tradición popular que siempre vio en el amor una forma de iniciación, uno de los puntos de contacto de lo secreto y lo sagrado”

De su pensamiento dijo “Yo he administrado el imperio en latín; mi epitafio será inscrito en latín sobre los muros de mi mausoleo a orillas del Tiber; pero he pensado y he vivido en griego” Después dice “Me asombra que tan pocos me hayan odiado; sólo he tenido dos o tres enemigos encarnizados, de los cuales y como siempre yo era en parte responsable. Algunos me amaron, dándome mucho más de lo que tenía derecho a exigir y aun a esperar de ellos; me dieron su muerte, y a veces su vida”.  

Uno de los personajes más cercanos y queridos por Adriano fue la esposa de Trajano, de quien se expresa así: “Y fue entonces cuando surgió el más sabio de mis genios benéficos, en la persona de Plotina. Hacía cerca de veinte años que conocía a la emperatriz. Pertenecíamos al mismo medio; teníamos casi la misma edad. La había visto vivir una existencia tan forzada como la mía y más desprovista de porvenir. Me había sostenido, sin parecer darse cuenta de que lo hacía, en momentos difíciles. Pero su presencia se me hizo indispensable durante los días peligrosos de Antioquía, tal como más adelante me sería indispensable su estima, que conservé hasta su muerte. Me acostumbré a aquella figura de ropajes blancos, los más simples imaginables en una mujer; me habitué a sus silencios, a sus palabras mesuradas que valían siempre por una respuesta, la más clara posible. Su aspecto no chocaba para nada en aquel palacio más antiguo que los esplendores de Roma: aquella hija de advenedizos era harto digna de los Seléucidas”  ….se inclinaba a la filosofía epicúrea, ese lecho angosto pero limpio donde a veces he tendido mi pensamiento” ….Era casta por repugnancia hacia la facilidad, generosa por decisión antes que por naturaleza, prudentemente desconfiada pero pronta a aceptarlo todo de un amigo, aun sus inevitables errores”  …me conoció mejor que nadie; le dejé ver lo que siempre disimulé cuidadosamente ante otros, por ejemplo ciertas secretas cobardías. Quiero creer que por su parte, no me ocultó casi nada. La intimidad de los cuerpos, que jamás existió entre nosotros, fue compensada por el contacto de dos espíritus estrechamente fundidos”

Cuando Atiano, tutor de Adriano tomó la decisión de ejecutar a sus enemigos, éste exclamó: “Atiano había visto bien: el oro virgen del respeto sería demasiado blando sin una cierta aleación de temor. Con el asesinato ocurrió como con la historia del testamento fraguado: las gentes honestas, los corazones virtuosos se rehusaron a considerarme culpable; los cínicos suponían lo peor, pero me admiraban por ello”

Yourcenar desarrolla un paralelismo fascinante con el británico Robert Graves, quien su poderosa y viva imaginación fue capaz de reconstruir toda la grandeza y la miseria de la Roma imperial, con una prosa de enorme belleza que unió la tensión poética con la eficacia narrativa en su magnífica obra: Yo, Claudio. Las intrigas, la depravación, las sangrientas purgas y la crueldad de los reinados de Augusto y Tiberio, que culminaron en la locura de Calígula, y que son narrados con maestría por el novelista historiador. La historia de la antigüedad narrada por Yourcenar a través del emperador  Adriano, es también una narración conmovedora y profunda, la visión del mundo a través de la poesía y el pensamiento.

sábado, 21 de mayo de 2011

FRANCISCO MEDINA ASCENCIO






Es el gobierno de Francisco Medina Ascencio un compendio de los anteriores, por un lado tiene de Agustín Yáñez las características de conservador y católico. Originario del municipio de Arandas de la región de Los Altos, se identifica con su pensamiento, se suma además la concepción económica liberal de otro gobernador de la región, Jesús González Gallo, al promover el crecimiento de la empresa y el empleo a través de la inversión privada.

Sin embargo en el manejo político y partidista se le considera un continuador de las prácticas de Juan Gil Preciado, ya que mantiene intactas las estructuras de control político establecidas por su antecesor. Así la Liga de Comunidades Agrarias y los Comités Regionales Agrarios, que representan la estructura territorial del partido se mantienen intocadas en forma y liderazgos.

Por otro lado la organización del Sector Popular, órgano creado para mantener el control de las clases medias burocráticas y sindicales como los sindicatos de la educación y el Instituto Mexicano del Seguro Social y la Federación de trabajadores de los Sindicatos del Estado, así como los grupos marginales de las ciudades en crecimiento, continúa bajo los mismos principios.

En el gobierno de Medina Ascencio surgen novedosas y creativas formas de apoyar el crecimiento económico del Estado, por ejemplo se crea un organismo de educación técnica con el afán de apoyar a las empresas con personal calificado, para atender las áreas de producción y diseño productivo, como el hoy conocido como CETI. También se crearon mecanismos de apoyo crediticio para estimular el crecimiento y establecimiento de nuevas empresas.

El gobierno de Medina Ascencio se caracterizó así por una actitud extremadamente religiosa y conservadora en la actuación personal del gobernador y en un promotor de la economía privada y la empresa como productora de empleo, terreno en que resultó ser un visionario en lo que con el tiempo y los cambios políticos del mundo, entre otros la caída del socialismo se convertiría en la única alternativa viable del crecimiento de las sociedades.

Uno de los fenómenos que afectó al gobierno, fue las secuelas del movimiento de 1968, mismo que se convirtió en una lucha entre facciones que se disputaron el control del liderazgo estudiantil de la Universidad de Guadalajara, representando a dos corrientes políticas locales. Tal fue el caso de la llamada Federación de Estudiantes de Guadalajara que dirigía Carlos Ramírez Ladewig hijo del exgobernador Margarito  Ramírez Miranda y la facción denominada Frente Estudiantil Revolucionario, con origen en algunos miembros de la familia del exgobernador  José Guadalupe Zuno, fortalecidos a partir de la candidatura de Luis Echeverría Alvarez a la Presidencia de la República en 1969.

El gobierno de Medina Ascencio hizo grandes esfuerzos por conciliar las fuerzas en pugna, realizando un permanente trabajo a través de la subsecretaría de gobierno. Sin embargo no obtuvo resultados para suavizar las posiciones de los grupos. Realmente el resultado fue la radicalización de las fuerzas, traducido en enfrentamientos violentos, que generaron heridos y muertos hasta la pacificación forzada del grupo rebelde.

La efervescencia política estudiantil fue alimentada de un fuerte movimiento de rebeldía juvenil, que el gobierno interpretó como pandillerismo y que fue atacado en todas sus manifestaciones con dureza, incluyendo reformas al Código Penal del Estado para reducir la edad de imputabilidad penal, lo que se interpretó como represión juvenil, sin atender a los orígenes de dicha conducta.

Al final el gobierno apoyó con los órganos de procuración de justicia y policiacos a la Federación de Estudiantes y entre otros actos demolió la llamada Casa del Estudiante ubicada en el Jardín de San Francisco , que había sido creada en los tiempos del FESO, dentro del populismo estudiantil promovido por Lázaro Cárdenas. El lugar fue arrebatado a las huestes de la Federación de Estudiantes por el grupo rebelde del Frente Estudiantil, desde donde se ejercía el liderazgo y control de mando de dicho movimiento.

En lo que se refiere a la administración pública, se señalaron en su período los negocios que realizaron funcionarios públicos con la urbanización de la zona sur y poniente de la ciudad de Guadalajara, que logró en ese momento un crecimiento importante con la creación de nuevos fraccionamientos habitacionales y zonas comerciales.

Los funcionarios más destacados de Medina Ascencio fueron su secretario general de gobierno, Arnulfo Hernández Orozco, Marcos Arias Gama subsecretario de gobierno y el economista Juan Delgado Navarro, quien fue alcalde de Guadalajara en 1974 mediante un cuestionado proceso electoral.

El periodo de Francisco Medina Ascencio inició el primero de marzo de 1965 y terminó el 28 de febrero de 1971. Fue Regidor del Ayuntamiento de Guadalajara en el periodo de alcalde de Juan Gil Preciado y Presidente Municipal de 1962 a 1964. Sus primeros nombramientos los tuvo con Yáñez en Pensiones del Estado y el Departamento de Economía. En la distancia aparece el gobierno de Medina Ascencio como sobrio y equilibrado, sujeto a fuertes tensiones por los poderosos grupos políticos que intervenían en la vida pública del Estado. 


sábado, 7 de mayo de 2011

JOHN DOS PASSOS




Paraleo 42 fue escrita en 1930 y forma parte junto a 1919 y El gran dinero, de la trilogía U.S.A., que John Dos Passos concibió en la plenitud de su talento como vasto fresco de la realidad norteamericana, entre principios de siglo y la Gran Depresión. La estructura de la novela, en la que se superponen las vidas de numerosos personajes, el monólogo interior del autor y unos noticiarios que funcionan como “voz de la actualidad”, hizo afirmar a Jean Paul Sartre que Dos Passos era el único escritor contemporáneo de aliento tolstoiano. Y en efecto, el libro sigue siendo un ejemplo de equilibrio entre experimentación formal y voluntad abarcadora.

Las tormentas han constituido un tema permanente de atención para todas las investigaciones meteorológicas americanas, y las hipótesis relacionadas con sus leyes han sido fuente de una labor constante. Algunas de esas hipótesis, en particular las vinculadas a la manifestación exterior y los rasgos generales, pueden considerarse de muy feliz elaboración. Los fenómenos corrientes se producen con tanta frecuencia e intensidad que las condiciones no pueden resultar extrañas ni siquiera al observador más inexperto.

Digamos que las mencionadas tormentas evolucionan sobre tres trayectos o recorridos, desde las Montañas Rocosas al Océano Atlántico, y que su punto neurálgico corresponde aproximadamente al paralelo 42 de latitud norte; todo fenómeno de allí emanado se dirige hacia el Este a una velocidad no inferior a los treinta kilómetros por hora, que es de cuarenta y cinco o sesenta en invierno o bien cuando soplan vientos fuertes del Oeste, digamos así que dichas tormentas son las protagonistas de la historia.

Por su parte Manhattan Transfer es un fresco de la sociedad neoyorkina. Ahí aparecen los personajes que pueblan la ciudad, incluyendo por supuesto los inmigrantes. Pasan por sus páginas lo mismo irlandeses que judíos, italianos que latinos. El mosaico de lenguajes y etnias va dibujando una ciudad cosmopolita en la que se mezclan el sufrimiento y la frustración de los desheredados con las superficialidades de las clases privilegiadas.

La descripción poética se desgrana sobre la ciudad: “El crepúsculo redondea suavemente los duros ángulos de las calles. La oscuridad pesa sobre la humeante ciudad de asfalto, funde los marcos de las ventanas, los anuncios, las chimeneas, los tanques de agua, los ventiladores, las escaleras de incendios, las molduras, los ornamentos, los festones, los ojos, las manos, las corbatas, en enormes bloques negros. Bajo la presión cada vez más fuerte de la noche, las ventanas escurren chorros de luz, los arcos voltaicos derraman leche brillante. La noche comprime los sombríos bloques de casas hasta hacerles gotear luces rojas, amarillas, verdes, en las calles donde resuenan millones de pisadas. La luz chorrea de los letreros que hay en los tejados, gira vertiginosamente entre las ruedas, colorea toneladas de cielo.” Una ciudad convertida en metáfora.

Los personajes de la novela transbordan de tren en la estación Manhattan Transfer y al hablar, al caminar, el lector va conociendo sus pensamientos, sus angustias, sus temores. Ahí se les ve paso a paso, al ritmo que nos marca el narrador que no quiere endilgarnos sorpresas desagradables. Se va perfilando el parricida, que camina incansable por la ciudad aparentemente en busca de trabajo cuando en realidad lo que desea es acallar su conciencia. Lo encontramos al final del primero capítulo al borde del puente, desde donde acabará lanzándose para acallar la voz interior: “El sol se levanta por detrás de Brooklyn. Las ventanas de Manhattan se incendian. Bud se echa bruscamente hacia adelante, resbala, se queda colgado de una mano con el sol en los ojos. El grito se ahoga en su garganta al caer.”

Otros personajes que cruzan las páginas de la novela son Hellen atractiva actriz de teatro que vive en una constante contradicción, sin encontrar la verdadera razón para vivir. El homosexual que expresa toda su angustia y su afán suicida a quien lo escucha casualmente. Gus, lechero convertido en empresario después de ser atropellado e indemnizado por la compañía de trenes. El antiguo corredor de la Bolsa viviendo en la miseria. Quiebras, suicidios, tragedias, bajo la sombra de la depresión económica  y el protagonista Jimmy Herf reportero del Times, de origen privilegiado y cuya vida es una búsqueda permanente, personaje central de la narración abandonando la ciudad.

Aparece como telón de fondo la guerra y sus estragos, las luchas anarquistas, los síntomas del colapso económico y el jazz. Todo envuelto en la concepción del existencialismo, nueva filosofía que acompaña al mundo a la segunda guerra mundial y que habrán de generar todos esos factores, una de las épocas más ricas de las artes, especialmente la literatura.

Nació Dos Passos en Chicago en 1896. En su adolescencia estudió en Inglaterra y viajó por Bélgica y México. En 1916 se graduó en la Universidad de Harvard, en la rama del arte. Marchó a España a estudiar arquitectura, y ahí le sorprendió la Primera Guerra Mundial. Se trasladó a Francia y luego a Italia, donde fue miembro voluntario del servicio de ambulancias. Al entrar los EEUU en el conflicto, se integró al Cuerpo Médico del ejército. Participó en las movilizaciones contrarias al proceso y ejecución de Sacco y Vanzetti y fue encarcelado por ello. Al estallar la Guerra Civil regresó a España y luchó en pro de la causa republicana. Sostuvo una posición activa contra el nazismo y, finalizada la Segunda Guerra Mundial, trabajó como periodista en el juicio de Nuremberg. Tuvo problemas durante el maccarthysmo, pese a lo cual se mantuvo activo como escritor hasta edad avanzada. Murió en Baltimore en 1970.