lunes, 12 de enero de 2015

LOS RIESGOS DE LA POLICIA UNICA ESTATAL II







Son varios los elementos que han contribuido al deterioro en que actualmente se encuentran las corporaciones municipales, empezando por el descuido de los órganos federales y estatales encargados de supervisar la profesionalización y la depuración del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Entre otros yerros se encuentra el del gobierno federal de no condicionar a los cerca de trescientos municipios de mayor número de habitantes del país, a quienes se les entrega el subsidio federal mejor conocido como SUBSEMUN a avances de planes y programas. Por otro lado los consejos estatales de seguridad pública se han desentendido de su obligación de vigilar el desempeño de las policías estatales y municipales, como quedó evidenciado en el Estado de Guerrero.

La ruta que ha seguido la iniciativa de la creación de las Policías Unicas Estatales, como era de esperarse ha sido la de un debate informal de distintos sectores y personajes de la sociedad mexicana. La tendencia a creer que el asunto debe atenderse a partir de la centralización para el caso estatal, entendida como una sola corporación, surge como reacción al problema coyuntural de la explosión de delitos asociados a las bandas de la delincuencia organizada.

Uno de los efectos más perniciosos del asunto es el alto grado de impunidad delictiva que existe en el país, propiciado precisamente por la falta de eficiencia de las instituciones de la prevención y la persecución del delito. Una gran cantidad de delitos no son denunciados porque se conoce el resultado nulo de las investigaciones. Los únicos datos confiables sobre denuncias, son aquellos que por razón y necesidad de obtener los pagos de seguros, se vuelve indispensable dicho trámite.

Evaluar el asunto de la unificación policial nos lleva a considerar que se está tratando de resolver el asunto con método inverso, esto es, se tiene un mando que será el responsable de hacer eficiente la estructura policial y eso no ha resultado en experiencias anteriores, antes bien se mantienen los criterios de autoridad vertical, lo que equivale a una solución de disciplina militar y ejercicio de la fuerza. Bajo esta situación lo que se obtiene es un ente burocrático, que acumula los vicios de las corporaciones y probablemente los potencia, ante la imposibilidad de ejercer una supervisión cercana y personalizada, generando un monstruo abusivo e incompetente.

Desde otro aspecto no se ha consolidado el servicio de Seguridad Pública porque no ha habido continuidad en los programas que institucionalicen la función. A partir de 2008 se le han dedicado asesoría y recursos que de alguna manera los conducen hacia la profesionalización de sus órganos policiacos, sin embargo el descuido que han sufrido los últimos dos años los llevó a un retroceso.

La Policía Unica Estatal no resolverá de manera mágica el problema de la inseguridad, lo que se obtendría es una coordinación de operación, misma que se puede establecer también mediante protocolos para emergencias, a partir de organismos profesionales con un alto nivel de capacidad operativa. A final de cuentas lo que falta es desarrollar una mejor organización interna de las corporaciones y un mayor profesionalismo de cuadros y de dirigencia.

Uno de los conceptos que habrá de sufrir merma es lo que el Sistema Nacional de Seguridad Pública ha denominado Proximidad Social y que consiste en la identificación y cercanía del policía con los vecinos. Este concepto sostiene que la Seguridad Pública debe caminar de la mano de las comunidades y si bien la policía debe inhibir los hechos delictivos y las infracciones administrativas, deberá hacerlo en coordinación con la sociedad para buscar el cambio de actitud y conducta de los infractores, para llevar a esa comunidad a una convivencia armónica, evitando en lo posible el uso de la fuerza. La salud social es el objetivo de dicha función y no la represión sistemática del infractor.

El problema que se vive en este momento se agudizó a partir de las reformas al Artículo Transitorio de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que establecía como fecha límite para la depuración de las corporaciones el último de octubre de 2012 y que comodinamente modificaron las cámaras federales para 2013 y mediante una nueva reforma se estableció octubre de 2014. Todo ello a partir de la argumentación de los municipios de no tener recursos para liquidar al personal no acreditado y por la salida fácil para no contratar y capacitar personal que afectaba las arcas municipales, recursos que aplicaron a renglones de mayor rentabilidad popular y electoral.

Al evadir el asunto se propició que los policías viciados consolidaran su actitud negativa ante la falta de sanciones y quienes estaban indecisos al observar la tolerancia a la deshonestidad, acabaron por pasarse a las filas contaminadas. Dicho fenómeno se agravó de tal manera que en la actualidad cuando menos un municipio de la Zona Metropolitana de Guadalajara, hace reuniones con los delincuentes en las propias oficinas de la corporación.

Para lograr la eficiencia deben revisarse y mejorarse procedimientos de operatividad como atención y medición de los servicios, custodia de detenidos, cadena de custodia de bienes, recolección, consulta y proceso de información, así como la vigilancia de videocámaras, entre otros. Es necesario además diseñar estrategias por zona de acuerdo al número y tipo de infracciones, perfil social y edad de los infractores. Debe de manera definitiva sistematizarse el actuar policial para dejar de lado la improvisación y crear un cuerpo de dirigentes con capacidad gerencial y liderazgo.

Si bien se consideren sueldos razonables para la seguridad pública, no es el único elemento a ponderar, en algún momento ni siquiera será el principal. Quienes quieran participar en la carrera policial habrán de buscar respeto a la normatividad de la justicia, seriedad en la conducción de los procesos y honestidad en la operatividad de la corporación. De aprobarse la Reforma Constitucional será todo un reto para los gobiernos federal y estatal, arrancar y consolidar la Policía Unica.