sábado, 26 de marzo de 2011

JESUS GONZALEZ GALLO



Es el de González Gallo uno de los gobiernos que más trascendieron en el siglo veinte en Jalisco. Fue su ejercicio el inicio de una nueva y definida forma de gobernar, paralela a la concepción de Miguel Alemán como presidente de la república, con quien se inician los gobiernos de corte civil.



En el caso de Jalisco en realidad se trata del fin de los gobiernos postrevolucionarios, concretamente el fin de la era cardenista que se distinguió por imprimir su sello izquierdista a la educación como al reparto de tierras y el contenido nacionalista de la expropiación petrolera. Si bien la mayoría de los gobiernos sucedáneos fueron prohijados por Lázaro Cárdenas, debiera establecerse que no todos tuvieron su inspiración ideológica, caso como el de Marcelino García Barragán que con el tiempo marcó la línea que habría de diferenciarlos, sino es que generó prácticamente un rompimiento.



Sin embargo en los hechos el gobierno de González Gallo fue una ruptura política con la corriente izquierdista y con toda la facción revolucionaria, imponiendo sus propios criterios ideológicos, incluido el concepto de propiedad de la tierra, el educativo y sobre todo la forma de relacionarse con el sector empresarial o privado. Más cercanos a los principios de Acción Nacional, cuya fuente abrevó durante el tiempo que fue seminarista y tuvo de compañero al futuro Arzobispo y Cardenal José Garibi Rivera, con quien hizo el diseño de un nuevo gobierno y lo ejecuto con la firmeza de un hombre de Estado.



Jesús González Gallo fue gobernador de marzo de 1947 a febrero de 1953. Ejerció un liderazgo enérgico y estableció una alianza con los sectores conservadores del estado. En este periodo Garibi Rivera tuvo influencia decisiva tanto en las acciones de gobierno como en las políticas del PRI y fue determinante su apoyo a los proyectos del gobernador. Efraín González Luna por su parte como apoderado de la Cámara de Comercio de Guadalajara, fue el otro eje en que se apoyó González Gallo para impulsar su ambicioso programa de gobierno, en sus facetas social, legal, administrativa, económica y política.



Efraín González Luna elaboró los proyectos de reformas que habrían de integrar una nueva estructura legal en todas las ramas de la administración pública y el derecho en sí mismo, que trascendieron la época en que se engendraron. Muchos organismos creados en esa época aun mantienen su vigencia por el aspecto práctico y aun social con que fueron creados. Por otro lado por conducto de González Luna se mantenía una constante consulta con el sector privado.



Es el período de González Gallo una etapa de desarrollo y crecimiento urbano en la que se privilegiaron las vías públicas sobre el patrimonio arquitectónico de la ciudad. Quien dirigió el diseño de la nueva visión urbana fue el arquitecto Ignacio Díaz Morales y ejecutó las obras el ingeniero Jorge Matute Remus. Sin embargo el diseño urbano como su construcción fueron objeto de fuertes críticas y aun en la época se les sigue señalando como obras que dañaron la ciudad.



A pesar del apoyo y la colaboración en los proyectos de gobierno, el propio González Luna fue un duro crítico de las obras públicas a las que calificaba de ostentosas, caras, mal hechas e inútiles y de ser negocios de funcionarios y favoritos. Fue y sigue siendo crítica recurrente a la obra de González Gallo el menosprecio al patrimonio histórico, la pérdida de la homogeneidad arquitectónica y visual. Se afirma además que fue brutal la transformación en relación al medio ambiente y la identidad urbana. Se demolieron entre otros edificios con valor histórico la Iglesia de la Soledad, el Palacio de Cañedo, la Cerería de Calderón y la Casa de Ancira. Manzanas completas del centro tapatío fueron arrasadas para imponer los nuevos criterios de urbanismo.



Cabe destacar que el daño no solamente se realizó en la ciudad de Guadalajara, sino que con el tiempo se creó una corriente de aparente modernización urbana. Dicha influencia llegó a afectar a otros estados como Guanajuato, en el que en la década de los sesenta su gobernador Juan José Torres Landa destruyó parte del patrimonio histórico de León, para abrir enormes avenidas que habrían de ser las vías de una ciudad que rinde culto al automóvil.



No fue ajeno el gobierno de González Gallo a los señalamientos de abusos y uso de la violencia, incluso se destacó su hermano por cometer múltiples homicidios. Al propio gobernador se le llegaron a señalar acciones, como la muerte de un periodista que fue crítico sistemático de su Gobierno.



En la educación superior y bajo la influencia del arquitecto Ignacio Díaz Morales, el gobierno privilegió la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara, misma que se fortaleció con la presencia de notables arquitectos traídos del extranjero, que enriquecieron la vida académica y arquitectónica de Jalisco.



De los personajes cercanos a González Gallo destaca Miguel Moreno Padilla quien entre otras funciones se desempeñó como senador. Los familiares de González Gallo participaron en la estructura corporativa del PRI a través de organizaciones de la pequeña propiedad. Durante varios periodos mantuvieron como posiciones inamovibles candidaturas a diputados federales, locales y senadores. Destacaron su hijo Jesús González Gortázar y su sobrino Rigoberto González Quezada.



La influencia política de González Gallo se mantuvo sobre todo en la zona de los Altos y predominantemente en la población donde nació, Yahualica. Ahí sus familiares mantuvieron el control político y administrativo durante un largo periodo, aun después de la muerte del gobernador. Es este gobernante el punto de referencia de una nueva época en el estado, en el que se privilegian el crecimiento económico y el modelo urbano norteamericano, mismos que subsisten hasta la fecha.







sábado, 19 de marzo de 2011

TALLEYRAND





Fue la existencia de Talleyrand hilo conductor de varias épocas, incluso de varios mundos. Fue el vehículo irremplazable de las grandezas, de los vicios, las elegancias y el encanto del pasado. Fue infiel a aquello que le parecía efímero en el mundo nacido de la Revolución Francesa, los hombres políticos y los regímenes derrocados.



Fiel en cambio a lo que transciende a los individuos como la Civilización, cuya encarnación para él era Francia. Se le ha criticado su marcha, tanto la de su pie deforme como la de su conducta, se han denunciado su cinismo y su oportunismo, pero poco importan los calificativos y los juicios en contrario de la inagotable curiosidad apasionada que inspira. Pertenece a una raza cuya carrera no tiene final y cuya sabiduría llena de vicios es tan vieja como el mundo.



De él se han dicho muchas cosas como: “ser Talleyrand-Périgord, haber nacido como lo que hay de más raro en la humanidad. Para él, la nobleza nunca consistió en proclamar sus títulos, sino en hacer sentir su superioridad y en educar a la gente con su sola presencia”.



En 1784 hizo una visita a Chanteloup al duque de Choiseul, el antiguo e ilustre ministro de Luis XV. Observó y escuchó a ese hombre de estado: no se perdió una sola de sus palabras. ¿Acaso no veía en él el modelo de lo que esperaba ser? Choiseul explicó al abate de Périgord que había quedado atrás el tiempo de los ministros salidos de la iglesia. Habían terminado los ministros cardenales: Richelieu, Mazarino, Fleury…¡ Y a él que sólo lo habían hecho sacerdote para ser ministro! Le interesaba mucho más ser ministro que cardenal. ¿Qué podía hacer con una sotana que no le garantizaba el cielo, ni un ministerio? A pesar de todo su padre hizo una buena acción al pedir al rey que diese a su hijo el obispado de Autun. Luis XVI tenía en alta estima al conde y aceptó. La madre de Talleyrand se opuso, sin embargo el nombramiento prosperó.



En 1789 es nombrado miembro del Comité de la constitución. Representó un papel determinante en las actividades más célebres, en especial en el monumento de la historia universal, La Declaración de los Derechos del Hombre. El redactó e hizo aprobar el famoso artículo VI que establece: “La Ley es la expresión de la voluntad general….”



Príncipe de la diplomacia, lo era también en un dominio en el cual nadie podía igualarlo: la información. Su habilidad para el arte de las confidencias, para el de sugerir, modelarse según los otros para tranquilizarlos y actuar sobre ellos, ha producido admiración y odio en quienes siguieron sus manejos y que en ocasiones fueron sus víctimas. Sus palabras nunca se referían al fondo del tema que no le inquietaba, sino que le eran dictadas por alguna intención personal, un interés cualquiera de adulación u otro. Sus informantes eran sus mujeres, que astutamente acercaba a quienes tenían la información. También lo eran los embajadores a quienes cultivaba de forma exquisita.



Blanc D”Hauterive brazo derecho de Talleyrand, ex oratoriano como José Fouché los reconcilió y los puso frente a frente. Talleyrand desarrolló su cortejo. Cuando Fouché decía algún lugar común, el obispo adoptaba una expresión de deslumbramiento y murmuraba con gravedad: “Eso Fouché, tenga cuidado, pertenece a la más elevada diplomacia”. Se disponían a realizar una partida peligrosa: o se derribaba a Napoleón o se dejaba la cabeza en ello.



El 20 de noviembre de 1808, Talleyrand y su asociado ofrecieron ante todos quienes importaban en París una demostración de publicidad política que es una obra maestra del género. El príncipe de Benevento invitó esa noche a una enorme recepción en el faubourg Saint-Germain para el cuerpo diplomático en su totalidad, los dignatarios, los cuerpos de estado, las finanzas y cierto número de aventureros de categoría internacional. Ante ese público, los dos cómplices presentaron su número que generó gran alboroto, desde San Petesburgo hasta Valladolid, donde produjo fiebre a Napoleón.



Los salones desbordaban de gente, afirma el testigo; de pronto con el retraso previsto, se anunció a un hombre cuyo nombre resonó, como un toque a rebato. Se vio a Fouché cruzar sonriente como jamás se le había visto sonreír. El príncipe cojo lo tomó del brazo y recorrieron los salones sin pronunciar una palabra. Europa se enteró entonces de que Napoleón corría peligro, no sólo en España, sino también en París. En Valladolid, Napoleón recibió la noticia de la conjura de Talleyrand y Fouché. Salió de España y llegó a París en cinco días.



Nada fue más pernicioso para Napoleón que la dirección oculta que Talleyrand ejercía sobre las fuerzas dirigidas contra el imperio francés. Nesselrode juzga de la siguiente manera a Talleyrand y Fouché: “Estos hombres no creían traicionar a su amo, sino protegerlo del ardor de sus pasiones al impedirle continuar con esas perpetuas guerras que despoblaban Francia, la empobrecían y podían terminar en espantosas catástrofes”.



Las armas de Talleyrand eran la tradición, la sabiduría, el derecho y el tiempo. Sólo él se atrevió a enfrentar al amo invencible de Europa. Ese cojo, jefe de un escuadrón de mujeres, comenzó a desarmar tranquilamente al coloso. Lo hizo sin temblar, seguro de su derecho a intervenir en el destino azaroso que llevaba a Francia hacia el abismo.



La conjura y la intriga llevaron a Talleyrand hacia el hombre más corrompido, dotado de una verdadera genialidad para la maquinación, para las celadas, las matanzas, desapariciones inexplicables, suicidios oportunos. Un hombre que lo sabía todo acerca de todo el mundo en Francia y aun en Europa, y que se llamaba José Fouché, ministro de policía.



Hasta entonces todo los separaba. Se odiaban. Pero no era el desprecio lo que los separaba, sino su educación, sus gustos, su origen, su epidermis. Todo lo que representaba Talleyrand, gran señor, opulento, amable, libertino, desenvuelto, que exhibía tranquilamente sus vicios y sus deudas, resultaba odioso para el desdichado sacerdote, necesitado, triste, feo, cubierto de pecas, de cabellos rojizos, y desagradables ojos sanguinolentos, repugnante y aterrador a la vez.



Fouché vivía como un tendero pobre, de sopa y carne hervida, entre su mujer menguada y una hija débil, a quien mimaba y escondía como un vicio. Era un asesino carnicero y sin embargo era un esposo y padre modelo. No gastaba lo que robaba y por lo tanto pasaba por ser una persona honesta. Fuera de sus delitos era irreprochable. Talleyrand sentía náuseas frente a él. Los dos son los personajes más atrayentes de la época de la Revolución Francesa.



Era Talleyrand muy sensible a los modales de sus invitados. Las faltas de buen gusto le molestaban más que la ingratitud o que la hostilidad. “Se recibe a alguien según el nombre o las ropas que lleva –decía --, y se le despide según el ingenio que muestra.” En una observación que hizo a uno de sus invitados de paso, quien se bebió de un solo trago un vaso de coñac de calidad suprema que acababan de servirle. Talleyrand le enseñó cómo era preciso comportarse ante ciertas obras maestras: “se toma el vaso en el cuenco de la mano, se lo entibia, se lo agita dándole un impulso circular para que el licor desprenda su perfume. A continuación se lo lleva uno a la nariz, lo aspira… --¿Y después, monseñor? –Y después, señor se deja el vaso y se conversa…” Nos faltan el tono y la mirada del príncipe, que debieron de aplastar al necio bebedor; termina diciendo su biógrafo Jean Orieux. Muere Talleyrand, dejando atrás su leyenda en 17 de mayo de 1838, en París.

sábado, 12 de marzo de 2011

LA ECONOMIA DE JALISCO





Una de las condiciones elementales para el desarrollo y la solución de las necesidades básicas de una sociedad es el crecimiento económico. Sin embargo para que no genere efectos secundarios negativos debe ser equilibrado, esto es que descanse en la diversidad de los sectores productivos y distribuido geográficamente en el estado. Los resultados de una economía sana y vigorosa son empleos remunerados y dinero circulante, con oferta de créditos con bajo interés y disponibilidad de efectivo para la adquisición de los satisfactores de las personas y de las familias.



El desarrollo económico solo puede presentarse si existen ciertas condiciones que lo permitan e incentiven, algunas de ellas son de orden macroeconómico y otras de competencia doméstica. Los gobiernos locales no han logrado comprender que es a ellos a quienes corresponde la iniciativa de la solución de los problemas, que son el cuello de botella para el desarrollo de las empresas del estado. Si bien hay decisiones importantes que le corresponden al gobierno federal, bastaría con la iniciativa de los gobiernos locales con el apoyo de la sociedad y los sectores productivos, para que se atendieran por las instancias federales.



Las constantes crisis económicas y los altibajos en las políticas públicas han llevado a la empresa jalisciense a niveles de supervivencia. Convertida en paria de la economía se encuentra además asediada por la competencia global, el contrabando y la piratería. La corrupción en las aduanas, los deficientes apoyos locales y la falta de cultura organizacional son sus males endémicos. Una concepción empresarial aldeana y el desconocimiento de técnicas administrativas y sistemas de calidad que le permitan competir con reducidos márgenes de utilidad, han llevada a la empresa local al borde de su desaparición.



Con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica en Jalisco creció la industria de la manufactura y la maquila por la cercanía del mercado estadounidense, impulsando el empleo. La contraparte de ese crecimiento fueron los sueldos bajos y la utilización de una mano de obra sin capacitación o especialidad. En el momento de mayor fortaleza, la industria electrónica absorbía casi el setenta por ciento del total de las importaciones del estado. Por otro lado sus compras de insumos y materias primas al mercado local eran de menos del cinco por ciento, razón por la que no se logró integrar la industria local a la electrónica. Se estimaba en ese momento que en el corto y mediano plazo se sustituiría el 15 por ciento de las importaciones para lo que se necesitaba mejorar la calidad, así como disminuir los costos operativos.



Para atraer proveedores de segundo, tercero y cuarto nivel se consideraban necesarios incentivos y beneficios, promoción, políticas tributarias adecuadas, seguridad pública y vinculación educativa con la producción, entre otras condiciones. A pesar de todo no se logró crear una industria periférica de abastecimiento, por lo que los insumos continuaron siendo importados. El encarecimiento de la mano de obra y la carga impositiva exagerada, generaron al final la salida de la empresa electrónica hacia los países del oriente.



Una de las fortalezas de Jalisco es la industria del tequila, sin embargo ha sufrido freno por las normas oficiales amañadas para favorecer a las grandes empresas trasnacionales, al permitirles exportar a granel. Dichas políticas inhiben el desarrollo de la empresa proveedora como la del envasado, además de que se pierde el control de la calidad afectando el prestigio de la bebida. Otro problema que afecta a la cadena productiva es la desarticulación entre los diversos eslabones, como es la falta de planeación de la plantación y cosecha del agave por los agricultores, que provoca ciclos de sobreproducción y escasez. No se ha logrado además la diversificación de los productos de dicha planta, como son las mieles y otros derivados con demanda internacional y que no se producen al nivel de requerimiento del mercado. La otra distorsión que se generó es la adquisición de las empresas locales por corporaciones internacionales que imponen sus criterios de mercado y calidad al producto.



La agricultura ha sido abandonada a la alta competencia internacional. Sin apoyos oficiales suficientes y oportunos, sin tecnología ni organización no abastece ni al consumo local. Todos los ramos han sufrido el abandono y como consecuencia no existe desarrollo de la industria agropecuaria, por lo que deben impulsarse proyectos productivos de la agroindustria como complemento natural de la vocación agrícola del estado, para generar beneficios directos e indirectos en las zonas de su ubicación.



Las zonas en que tradicionalmente se desarrolla la industria agropecuaria, no han encontrado el apoyo adecuado para su crecimiento natural. Ejemplos como la región de Mascota en donde el procesamiento de la guayaba y otras frutas se ha hecho durante décadas, no han sido respaldados como lo necesitan para el fortalecimiento de las empresas y la apertura de nuevos mercados.



La necesidad de impulsar programas de acuerdo con la vocación de las zonas geográficas, pasa por la explotación racional de los recursos forestales. La explotación de maderas debería ser una política prioritaria, como lo es en otros países donde se ha convertido en una rentable actividad empresarial, que genera insumos de consumo interno y exportación para la industria del mueble y el papel.



La economía requiere asimismo que se abran espacios en los municipios para la instalación de empresas pequeñas y medianas de acuerdo a la vocación de cada zona. Debe diversificarse geográficamente la ubicación de la industria, para generar empleo en las distintas áreas del estado, arraigando a las familias en su lugar de origen y frenar a su vez el despoblamiento de los municipios.



La vulnerabilidad económica del estado se ha generado en gran medida por el olvido a que han estado sujetas las regiones del estado, mismas que no han sido apoyadas para su desarrollo. La falta de políticas públicas constantes y sistemáticas que generen las condiciones de facilidad para la instalación de las industrias y el transporte de los productos entorpece su desarrollo.



La ausencia de infraestructura como parques industriales y comunicaciones adecuadas, son muestras del abandono en que se encuentran. La construcción de carreteras vecinales que interconecten municipios y regiones o autopistas que conecten las zonas estratégicas, ha permanecido en el abandono. Ejemplos como el retraso en el proyecto de un nuevo puerto en Punta Pérula, para el arribo de cruceros y el impulso del transporte de carga son ilustrativos, de la falta de estrategias y políticas de desarrollo económico.

sábado, 5 de marzo de 2011

EL GOBIERNO DE FRANCISCO RAMIREZ ACUÑA





Inició el periodo de gobierno el primero de marzo de 2001 y lo terminó el primero de diciembre de 2006, para incorporarse al gobierno de Felipe Calderón. Arribó Ramírez Acuña a la gubernatura mediante un proceso electoral cuestionado, habiendo obtenido el triunfo por un estrecho margen. Ejerció la función pública bajo principios tradicionales, sin atender los requerimientos de la población y rodeado de un equipo de improvisados y sin conocimiento de la administración. Se distinguió por la inmovilidad, durante cinco años los funcionarios se dedicaron a hibernar, además la administración transcurrió entre conflictos y tensiones con el gobierno federal.



Los funcionarios actuaron con superficialidad y manejaron con desorden e irresponsabilidad los recursos, no hubo planes, programas ni proyectos, todo se resolvía por presión de la coyuntura o de acuerdo a la ocurrencia. La inversión pública se realizó hasta el último año, centralizada en la zona metropolitana con la intención de resolver los problemas de vialidad, se privilegió el uso del automóvil sobre los intereses del peatón. Rodeados de críticas por otorgar la obra pública a los incondicionales del gobernador, se habló de grandes negocios, de ineficiencia y corrupción. Por su parte el transporte público fue llevado a un mayor grado de deterioro del que lo dejó Alberto Cárdenas.



Si Cárdenas tuvo algunos aciertos como fue el impulso a las regiones, el gobierno de Ramírez Acuña saboteó los avances que se habían obtenido. Dependencias como el COPLADE que debieron haber sido el motor de crecimiento de los municipios y las regiones, fueron neutralizadas y sus recursos se destinaron para proyectos partidistas y de grupo. De ahí buscó y obtuvo la presidencia del Comité Estatal del PAN Eduardo Rosales, también de ahí partió Jorge Salinas para una diputación local.



Es emblemático el caso del Registro Civil, al que el gobierno de Alberto Cárdenas otorgó especial apoyo para agilizar la atención al público, quedó entrampado durante todo el sexenio de Ramírez Acuña viendo crecer de nuevo los rezagos. La educación por su parte sufrió un retroceso, en manos de funcionarios desconocedores del tema y cargados de prepotencia y altanería que hicieron a un lado a quienes tenían el conocimiento para avanzar en ese difícil terreno. Se perdió además la disciplina administrativa en un espacio de por si burocratizado. Destacó junto a la improvisación y el capricho, la práctica de negocios irregulares por decir lo menos, como los que se hacían en el entorno de las cooperativas escolares, con productos promovidos por el mismo Secretario de Educación.



La obra en la construcción de escuelas fue un verdadero desastre, donde imperaba la imposición caprichosa de empresas constructoras y de mala calidad, llegando al extremo de tener que desalojar escuelas recién terminadas por el riesgo que representaban para quienes permanecían en sus instalaciones. Las secciones sindicales continuaron marcando la pauta de la educación e imponiendo sus intereses, que dejaron en el abandono a los profesores que se esfuerzan por cumplir con su deber, sin apoyo ni atención de ninguna especie arrastrando la educación la inercia de decenios.



La procuración de justicia y la seguridad pública fueron manejadas con improvisación y ligereza, siendo acusadas las dependencias por violentar constantemente los derechos humanos. A los funcionarios se les señalaba de incompetentes, las policías continuaron siendo acusadas de abusivas y corruptas y las agencias del Ministerio Público de burocratizadas y deshonestas, todo ante la mirada impasible de los titulares de las dependencias.



La promoción económica y el empleo solo fueron elementos de los discursos y los informes, salvo contadas excepciones en que las áreas trabajaban con recursos escasos y ausencia de apoyo y que lograron algunos avances, no hubo mayores resultados. Renglones productivos como la industria del tequila, fueron abandonados a los intereses de las empresas trasnacionales y la rapacería de las instancias del gobierno federal que emitieron normas oficiales y tomaron decisiones para favorecerlas. En tanto que el gobierno local se desentendió de la necesidad de reordenar la cadena productiva desde el productor de la planta de agave hasta la generación del producto, pasando por los procesos de eliminar la venta de tequila a granel y la producción ligada con mieles en lugar del producto con el cien por ciento de agave.



Al final fue exhibida la administración por el desorden y la corruptela en el ejercicio del presupuesto en las dependencias. La propia Contraloría del Gobierno del Estado no tuvo la capacidad de frenar los abusos ni encauzar las malas conductas, siendo exhibidas la mayoría de las dependencias por sus prácticas deshonestas en la administración de los recursos, sobre todo los financieros.



Al gobierno de Francisco Ramírez Acuña se le puede señalar por su distorsión del concepto de la administración pública y la representación popular. Se olvidó de la función primaria de servicio a la sociedad para enfocarse en un concepto rebasado de ejercicio de poder. Con una concepción de la teoría política de las postrimerías del feudalismo, abrazó con entusiasmo la Razón de Estado. Rendían culto al poder con una pasión digna de mejores causas y actitudes impregnadas de un fuerte tufo de cortesanía provinciana, a la que han resultado tan afectos los gobiernos emanados de Acción Nacional. Favoreció sin rubor alguno el gobernador a los grupos que lo apoyaron en sus proyectos personales, otorgando prioridad a sus ambiciones políticas sobre el servicio público. Su gobierno fue un ejercicio sin objetivo ni método, lo que lo llevó a ser una administración anodina e ineficiente.