Un
elemento básico de una campaña electoral es la propuesta de acciones de
gobierno, que habrán de decidir de manera determinante el sentido del voto, por
lo que el elector considere sea lo que conviene a la sociedad y a él en lo
particular.
En el
momento que inician las campañas aun no tenemos idea de lo que los distintos
candidatos ofertarán, no sabemos tampoco ni en esbozo lo que piensan o
pretenden. Conociendo el desordenado comportamiento de los personajes, tampoco
tenemos certeza de que habrán de proponernos algo coherente y realizable, o
simples declaraciones para salir del paso.
Para
desazón de quienes habrán de votar y sobre todo para quienes habrán de sufrir las
decisiones de dichos personajes, no se conoce la forma de pensar y mucho menos
de abordar la compleja problemática que les correspondería atender en caso de
ser electos. Así los candidatos a puestos de elección federal, estatal o
municipal no atinan a decirnos que harían en caso de ser electos, y lo que es
peor para nosotros, no nos dicen cómo piensan que realizarían tales propósitos
o proyectos.
Lo
que nos genera mayor inquietud es que sin haber resuelto los más acentuados
problemas en las administraciones que han ejercido, insistan que saben cómo resolverlos. La
contradicción pone en duda no solamente su capacidad, sino la honradez de su
compromiso y nos deja la inquietud de que no les interesa cumplir su oferta. Los
problemas en todos los niveles se acentúan y es evidente la incapacidad de
quienes han dirigido las administraciones, que no han encontrado la forma de
enfrentarlos.
Temas
que llevan decenas de años sin ser abordados correctamente y que los dirigentes
en turno se han encargado de deteriorar más, como ha sido el caso de la
educación en Jalisco. Si bien en casos como en el gobierno de Flavio Romero de
Velasco se buscaron personas con el mejor perfil para dirigir la educación, no se
avanzó. Peor fue con Enrique Alvarez del Castillo, que se enfocó a fortalecer
una facción sindical del magisterio, la sección 47 a la que le entregó la
carrera magisterial, que obviamente fue operada para fortalecer las dirigencias y no
para promover a los docentes por su entrega y profesionalismo. El proceso se
convirtió inevitablemente en un ejercicio de manipulación y simulación en
perjuicio del esfuerzo de los profesores, que como consecuencia sacrificó el
interés principal, el de los educandos. Los casos de las administraciones
siguientes han sido aun más patéticos, los del PRI y los del PAN, plagados de
políticas erráticas y corruptelas.
Otro
ejemplo que está no solo a la vista de todos, sino que lo padecemos con efectos
múltiples los habitantes, ha sido el desarrollo desequilibrado del estado en el
que la Zona Metropolitana presenta el
más evidente ejemplo del desequilibrio generado por gobiernos torpes y laxos. Las
malas prácticas han llevado no solamente a la desatención de las otras regiones
sino que se presenta en el crecimiento desordenado de la mancha urbana, con
todos sus efectos pervertidos, desde el daño a los recursos naturales, el abatimiento
de recursos como el agua, los deficientes servicios públicos y las injusticias
que se generan en las zonas marginadas que se manifiestan en efectos de colonialismo
interno, producto de los cinturones de miseria.
Asociado
al fenómeno anterior aparecen asuntos como la falta de planeación urbana y con
ella de planeación económica, provocando anarquía y subdesarrollo de la
industria, asociado a una deficiente generación de empleo, pésimo transporte
público y la creación de vivienda alejada de los centros de trabajo.
Las
preguntas naturales son por ejemplo, cual candidato y su equipo de campaña que
necesariamente habrá de ser su equipo de gobierno, expresa con claridad, profundidad
y precisión en lugar de ocurrencias y declaraciones retóricas, como habrá de
enfrentar el flagelo de la corrupción, si en el entorno de todos ellos hemos
visto desarrollarse el cáncer corruptivo.
Como
habrán de resolver los problemas de un servicio elemental como brindar
seguridad a sus ciudadanos, si todos invariablemente han estado ligados a
políticas fallidas. Como enfrentarán la contaminación
de la Cuenca Lerma Chapala, si no intentan controlar las emisiones contaminantes
de la Cuenca, en caso específico del rió Santiago, un pequeño tramo en el que
se concentra la mayor contaminación de aguas del país.
Como
van a presentar propuestas viables o cuando menos creíbles, quienes han
fracasado en administraciones municipales y que ahora buscan candidaturas
estatales o bien pretenden reelegirse en sus municipios, si no han podido
atender el problema de la ineficiencia, la corrupción y la asociación con la
delincuencia organizada. Si han fomentado de manera cínica el crecimiento
desordenado de los desarrollos habitacionales en evidente complicidad con los
desarrolladores.
Si
partimos de la premisa de que se elige a una autoridad para que resuelva los
problemas de la colectividad, necesitamos conocer lo que ofrece el candidato para
evaluar las posibilidades de su realización en primer lugar y en segundo la
capacidad personal para cumplir el compromiso.
El
candidato debe presentar un planteamiento claro de lo que ofrece, en el que
exponga además de la metodología del proceso, el costo financiero de los
proyectos, lo que permitiría evaluar la factibilidad de la propuesta. Así se
podrían evitar ofertas inviables por ser producto de la ocurrencia o por la falta
de capacidad económica de la administración. Además de considerar desde luego las dificultades actuales de las
administraciones por los excesos y abusos que han cometido en varios casos los
mismos administradores.