lunes, 12 de enero de 2015

LOS RIESGOS DE LA POLICIA UNICA ESTATAL II







Son varios los elementos que han contribuido al deterioro en que actualmente se encuentran las corporaciones municipales, empezando por el descuido de los órganos federales y estatales encargados de supervisar la profesionalización y la depuración del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Entre otros yerros se encuentra el del gobierno federal de no condicionar a los cerca de trescientos municipios de mayor número de habitantes del país, a quienes se les entrega el subsidio federal mejor conocido como SUBSEMUN a avances de planes y programas. Por otro lado los consejos estatales de seguridad pública se han desentendido de su obligación de vigilar el desempeño de las policías estatales y municipales, como quedó evidenciado en el Estado de Guerrero.

La ruta que ha seguido la iniciativa de la creación de las Policías Unicas Estatales, como era de esperarse ha sido la de un debate informal de distintos sectores y personajes de la sociedad mexicana. La tendencia a creer que el asunto debe atenderse a partir de la centralización para el caso estatal, entendida como una sola corporación, surge como reacción al problema coyuntural de la explosión de delitos asociados a las bandas de la delincuencia organizada.

Uno de los efectos más perniciosos del asunto es el alto grado de impunidad delictiva que existe en el país, propiciado precisamente por la falta de eficiencia de las instituciones de la prevención y la persecución del delito. Una gran cantidad de delitos no son denunciados porque se conoce el resultado nulo de las investigaciones. Los únicos datos confiables sobre denuncias, son aquellos que por razón y necesidad de obtener los pagos de seguros, se vuelve indispensable dicho trámite.

Evaluar el asunto de la unificación policial nos lleva a considerar que se está tratando de resolver el asunto con método inverso, esto es, se tiene un mando que será el responsable de hacer eficiente la estructura policial y eso no ha resultado en experiencias anteriores, antes bien se mantienen los criterios de autoridad vertical, lo que equivale a una solución de disciplina militar y ejercicio de la fuerza. Bajo esta situación lo que se obtiene es un ente burocrático, que acumula los vicios de las corporaciones y probablemente los potencia, ante la imposibilidad de ejercer una supervisión cercana y personalizada, generando un monstruo abusivo e incompetente.

Desde otro aspecto no se ha consolidado el servicio de Seguridad Pública porque no ha habido continuidad en los programas que institucionalicen la función. A partir de 2008 se le han dedicado asesoría y recursos que de alguna manera los conducen hacia la profesionalización de sus órganos policiacos, sin embargo el descuido que han sufrido los últimos dos años los llevó a un retroceso.

La Policía Unica Estatal no resolverá de manera mágica el problema de la inseguridad, lo que se obtendría es una coordinación de operación, misma que se puede establecer también mediante protocolos para emergencias, a partir de organismos profesionales con un alto nivel de capacidad operativa. A final de cuentas lo que falta es desarrollar una mejor organización interna de las corporaciones y un mayor profesionalismo de cuadros y de dirigencia.

Uno de los conceptos que habrá de sufrir merma es lo que el Sistema Nacional de Seguridad Pública ha denominado Proximidad Social y que consiste en la identificación y cercanía del policía con los vecinos. Este concepto sostiene que la Seguridad Pública debe caminar de la mano de las comunidades y si bien la policía debe inhibir los hechos delictivos y las infracciones administrativas, deberá hacerlo en coordinación con la sociedad para buscar el cambio de actitud y conducta de los infractores, para llevar a esa comunidad a una convivencia armónica, evitando en lo posible el uso de la fuerza. La salud social es el objetivo de dicha función y no la represión sistemática del infractor.

El problema que se vive en este momento se agudizó a partir de las reformas al Artículo Transitorio de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que establecía como fecha límite para la depuración de las corporaciones el último de octubre de 2012 y que comodinamente modificaron las cámaras federales para 2013 y mediante una nueva reforma se estableció octubre de 2014. Todo ello a partir de la argumentación de los municipios de no tener recursos para liquidar al personal no acreditado y por la salida fácil para no contratar y capacitar personal que afectaba las arcas municipales, recursos que aplicaron a renglones de mayor rentabilidad popular y electoral.

Al evadir el asunto se propició que los policías viciados consolidaran su actitud negativa ante la falta de sanciones y quienes estaban indecisos al observar la tolerancia a la deshonestidad, acabaron por pasarse a las filas contaminadas. Dicho fenómeno se agravó de tal manera que en la actualidad cuando menos un municipio de la Zona Metropolitana de Guadalajara, hace reuniones con los delincuentes en las propias oficinas de la corporación.

Para lograr la eficiencia deben revisarse y mejorarse procedimientos de operatividad como atención y medición de los servicios, custodia de detenidos, cadena de custodia de bienes, recolección, consulta y proceso de información, así como la vigilancia de videocámaras, entre otros. Es necesario además diseñar estrategias por zona de acuerdo al número y tipo de infracciones, perfil social y edad de los infractores. Debe de manera definitiva sistematizarse el actuar policial para dejar de lado la improvisación y crear un cuerpo de dirigentes con capacidad gerencial y liderazgo.

Si bien se consideren sueldos razonables para la seguridad pública, no es el único elemento a ponderar, en algún momento ni siquiera será el principal. Quienes quieran participar en la carrera policial habrán de buscar respeto a la normatividad de la justicia, seriedad en la conducción de los procesos y honestidad en la operatividad de la corporación. De aprobarse la Reforma Constitucional será todo un reto para los gobiernos federal y estatal, arrancar y consolidar la Policía Unica.




jueves, 11 de diciembre de 2014

LOS RIESGOS DE LA POLICIA UNICA ESTATAL I









La iniciativa presentada por la Presidencia de la República para integrar las policias municipales a una estatal, como era de esperarse ha generado diversas reacciones. Desde la protesta por desaparecer una de las funciones emblema de la descentralización municipal hasta la amenaza al federalismo mexicano, tema de casi dos siglos de discusión en el país. Otros segmentos de la sociedad ven en la medida la oportunidad de salir del atolladero en que se encuentra la seguridad pública.

La decisión fue tomada bajo la enorme presión a que está sujeto el Gobierno Federal a partir de los escándalos cuyo detonador fueron los hechos de Iguala Guerrero con la asociación de la policía municipal y un grupo delincuencial, que derivó en la muerte de varios jóvenes y la desaparición de otros.

Si sumamos a la resistencia que el actual gobierno ha enfrentado con importantes sectores del país, entre ellos el de los jóvenes que cuestionan su legitimidad y los abusos que han cometido personas cercanas al actual mandatario, tenemos una mezcla difícil de procesar. La irritación popular se conjuga con el consiguiente descrédito internacional y de lo que se han sabido aprovechar los grupos desestabilizadores con tintes anarquistas. Tenemos además la molestia de los sectores productivos y los grandes capitales, amén de la de las clases medias que cargan en la espalda los impuestos en oposición de quienes viven en la informalidad con la tolerancia del Estado.

Es clara la intención del gobierno federal de brindar resultados en el corto plazo sobre la seguridad pública en los estados, además de neutralizar la acción de las policías municipales contaminadas con la delincuencia. Tampoco se debe menospreciar la urgencia por crear condiciones favorables para los proyectos económicos de este gobierno y sobre todo para la economía nacional que se ve amenazada por tormentas internacionales. Si las condiciones no son propicias para la inversión y le sumamos inestabilidad política e inseguridad, tenemos la fórmula infalible para una crisis económica.

La actual circunstancia ha obligado al gobierno a adoptar posiciones audaces y de cierto grado de riesgo, que traen aparejadas además resistencias y dudas de la población. En esta etapa la propuesta del Gobierno Federal está en discusión de las distintas bancadas del Congreso Federal y a pesar de la urgencia y aun desesperación del gobierno por avanzar, se ha enviado la iniciativa para un siguiente periodo de sesiones, lo que indica entre otras cosas las posiciones encontradas, además del temor de caer en errores que en lugar de resolver compliquen el escenario.

Por declaraciones del Secretario de Gobernación nos damos cuenta que el interés del gobierno federal es hacer procesos sumamente rigurosos, por ejemplo afirma que se revisará la actuación de cada uno de los policías que se integraran a la Policía Unica Estatal, lo que se interpreta que los exámenes de confianza aplicados en los estados, cuando menos en los cuatro con que se inicia el proceso no son confiables. Además afirma que se capacitará al personal por la Academia Nacional en la ciudad de México, lo que nos induce a pensar que tampoco confían en la calidad y capacidad de las academias estatales, certificadas por cierto por la misma Academia Nacional. Debe considerarse además los rigurosos perfiles que exige la normatividad del Sistema de Desarrollo Policial.

Encontrar el número de policías necesario, significará un enorme reto por la dificultad que implica que los jóvenes se interesen por las convocatorias para la carrera policial en el Estado, por la desconfianza que genera la descomposición de las corporaciones y sus mandos policiales. Para superarlo se debe de crear todo un cuerpo de dirigentes con liderazgo y hacer de la carrera policial un asunto creíble, lo que se observa bastante difícil lograr en el corto plazo.

Si consideramos que en el Estado hay doce mil policías con problemas de perfil, contaminación de la delincuencia organizada y de capacitación, después de una selección rigurosa que dicen se aplicaría, no exageramos que pudieran quedar al final menos de seis mil elementos. Un número razonable de policías en el Estado debe ser de más de veinte mil, para lo que se tendría que reclutar y capacitar a cuando menos catorce mil en un término menor de dos años, lo que se antoja difícil de lograr. Esa es una de de las debilidades estructurales del proyecto planteado por el Gobierno Federal. Además de que significará un fuerte gasto mantener en capacitación durante seis meses a ese número de personas.

Si bien se están considerando sueldos razonables para quienes se dediquen a la labor de la seguridad pública, no es el único elemento a considerar, en algún momento ni siquiera será el principal. Quienes quieran hacer carrera policial habrán de buscar señales de seriedad en quienes dirigen el proceso, de respeto a la normatividad en la aplicación de la justicia, y desde luego a la Carrera Policial, y sobre todo honestidad de quienes conduzcan los procesos y la operación de la corporación.

Todo un reto tienen entre sus manos las autoridades federales y estatales para arrancar y consolidar la primera etapa del proyecto de Policía Unica Estatal. Agrava sus dificultades la desconfianza y sobre todo la historia de corrupción e impunidad en que se ven envueltas las actividades relativas a la Seguridad Pública.


lunes, 8 de diciembre de 2014

LAS DEBILIDADES DE LA SEGURIDAD PUBLICA FEDERAL








Los hechos de Ayotzinapa vinieron a desatar una serie de acontecimientos que pusieron al borde de la crisis al país. La magnitud del evento y su crueldad, sacudió la conciencia nacional e internacional generando una enorme presión sobre el Gobierno Federal. Dicho sea de paso venía aplicando una política diseñada para no confrontar violentamente al crimen organizado, al partir de la idea de que al minimizar su presencia en la opinión pública, permitía un margen de maniobra para resolver lo urgente para el régimen, las reformas llamadas estructurales.

Algunas de las líneas de dichas políticas fueron reconocidas abiertamente como evitar su promoción en los medios, y otras quizá fueron aprovechadas hasta por ignorancia y que generaron un espacio de tiempo que no llegó a los dos años, para operar el proyecto estratégico. En este caso por ejemplo nos referimos al robo de combustible que genera enormes ganancias y está considerado extrañamente un delito menor, lo que permite a los infractores alcanzar la libertad bajo caución. Lo anterior genera la duda sobre si no es un delito inducido para que  la delincuencia minimice su actuación en otros delitos que generan mayor violencia.

Por las dimensiones que el delito de robo de combustible ha alcanzado, hay quien considera que genera ingresos para la delincuencia, superiores a los que obtiene de la producción, transporte y comercio de droga. Sin olvidar lo que la prensa ha registrado sistemáticamente, la complicidad de personal del propio PEMEX, así como de las corporaciones de los tres niveles de gobierno.

La tolerancia a los grupos delincuenciales, si es que no nos referimos a complicidad, se viene presentando de varios sexenios, incluyendo desde luego los de Acción Nacional.  Por la gravedad de las manifestaciones violentas y la desintegración social que llevaba aparejado, Felipe Calderón se vio obligado a desatar la lucha contra algunos de esos grupos, generando entre otras consecuencias violación sistemática de los derechos humanos, como desaparición forzada de personas, tortura y ejecuciones extrajudiciales.

Sin embargo para enfocar el fenómeno aunque sea de forma general debemos considerar además de la corrupción y la impunidad como eslabones de la cadena de los vicios, la ausencia de instituciones profesionales y sólidas en materia de seguridad pública y procuración de justicia.

Para el caso de la Procuraduría General de la República, atendiendo a una dañina práctica de todos los gobiernos, en el sexenio anterior prácticamente se desmantelaron las áreas de investigación, periciales y del Ministerio Público. En el inicio del presente gobierno fue patente como el Procurador se resistía a realizar algunas actuaciones ministeriales, por no tener los equipos adecuados, situación que ha mejorado. Sin embargo dichos procesos de institucionalización llevarán un largo periodo de tiempo para alcanzar la maduración necesaria en recurso humano. Situación que se resiente en este momento que  al atender el problema de Ayotzinapa, se dejó de investigar el secuestro y muerte del diputado federal del PRI en Jalisco.

En el caso del ejército que ha sido utilizado para enfrentar la violencia de los grupos organizados, se presentó la crisis sobre todo en el sexenio pasado al involucrarlo en forma sistemática y terminó por generar graves violaciones de derechos humanos. Además de que los problemas de violencia en las áreas o regiones donde fue desplazado no fueron abatidos. En la actualidad es una tarea pendiente resolver todos los asuntos de derechos humanos ligados a su actuación. Considerando que no es un órgano con formación, conocimiento y capacidad policial, debiera permanecer al margen de dichas funciones. Cabe decir que en algunos de los casos en que ha sido utilizado por el actual gobierno, se ha optado por ponerlo bajo la conducción del Ministerio Público Federal, que lo limita en decisiones y actuaciones discrecionales.

En lo que se refiere a la Marina tuvo en el anterior sexenio dos vertientes, el trabajo territorial, en el que también fue acusada de graves violaciones de los derechos humanos como torturas y desaparición de personas y la segunda que ha sido la de operaciones quirúrgicas en contra de personajes destacados de los grupos delincuenciales.

En la Policía Preventiva Federal se localizan dos tipos de policía, la que podríamos llamar tradicional y que sobre todo en el sexenio de Calderón fue operada y manipulada de manera arbitraria y en no pocas ocasiones se le tachó de corrupción, destacadamente los mandos cercanos al Secretario de Seguridad Pública Federal. El segundo caso que se conoce como Gendarmería y que habiendo sido diseñada para operar cuando menos con un número de veinte mil elementos, arrancó apenas con cinco mil, lo que considerando la magnitud del problema que vive el país, es un débil intento.

No debe dejarse de lado el abandono en que se tiene al Sistema Nacional de Seguridad Pública, con órganos tan importantes como la captación y generación de información criminal, policíaca y tecnológica que apoyaría a todas las corporaciones en su labor y que por ignorancia fue abandonado. Además de conducir la capacitación y la profesionalización de las corporaciones estatales y municipales que han resentido un notorio relajamiento.

Así las cosas no debe extrañar la resistencia de los funcionarios federales de alto nivel para involucrar al gobierno en la tarea urgente de enfrentar la delincuencia organizada. Sin embargo los hechos recientes y la presión nacional e internacional han hecho del gobierno federal un objetivo de permanente y severa crítica, por lo que no se tiene otra alternativa que enfrentar los grupos que desestabilizan al país y generan crisis económica, social y política.



miércoles, 3 de diciembre de 2014

LA GUERRA DE LOS JUDIOS Y FLAVIO JOSEFO






La destrucción del templo de Jerusalén por los romanos fue la culminación de la caída de la ciudad, en la guerra de asedio del año 70 de nuestra Era. El templo Construido por Salomón entre  los años 1,013 y 1,006 a. de C., fue destruido junto con el Arca de la Alianza la primera vez por los Caldeos en 587 a. de C. Su reconstrucción la iniciaron los persas en el año de 516 a. de C. y fue ampliado por Herodes en el 18 a. de C. para doblar la superficie utilizable, incluyendo los enormes muros.

El asedio lo comandaba Tito, hijo de Vespasiano, proclamado emperador por un golpe de Estado de las legiones de Egipto. Informa Josefo que el suplicio duró cien días. Forzados el segundo y, luego el tercer recinto, Jerusalén seguía sin rendirse. Se tomaban los barrios casa por casa. Parecía que nada debía acabar con aquella ciudad exasperada y aquellos espectros, aquellos cadáveres descarnados, todavía hallaban la fuerza necesaria para efectuar salidas. Tomada la Antonia, quedo el templo, que rechazó el asalto general de los romanos. Tito vaciló en usar el fuego; ¿iba a destruir él “aquella maravilla de magnificencia”, como dice Tácito? Pero no teniendo otro medio de quebrantar la resistencia, hizo encender hogueras ante las puertas. Ardió el precioso cedro, se fundieron el oro y la plata; derrumbose el pórtico de Salomón.

La obra del historiador Flavio Josefo, tiene como asunto central la guerra de ese pueblo contra los romanos. Comprende siete libros, los dos primeros componen una introducción histórica con antecedentes remotos y próximos de la guerra. En el libro tercero hace su aparición Vespasiano, dando inicio a la narración de la verdadera guerra que concluye con la expugnación de Jerusalén. El libro séptimo hace las veces de epílogo, en que se da cuenta de las últimas operaciones militares dentro y fuera de Palestina.

Josefo, un hebreo que había participado en el conflicto, basado en su testimonio personal ofrecer una versión verídica de los hechos. Sin embargo no fue solamente el móvil del autor, a quien Vespasiano había concedido la libertad. Buscó también encarecer la victoria alcanzada, así como el arrojo y decisión de Vespasiano y Tito. Hacía poco que había ascendido al trono de los Césares la familia de los Flavios.  Envolvía una finalidad política flaviana el demostrar que esa guerra había sido mucho más dura e importante de lo que se había asegurado.

Sin reñir con la verdad, el relato de Josefo tenía que complacer a los imperiales amos, que habían proporcionado a su historiador sus propios comentarios sobre la misma guerra. Confiesa el autor que: “He insistido en esta materia, no tanto con la intención de exaltar a los romanos, como de consolar a los vencidos y disuadir a los amigos de innovaciones.”

La guerra de los judíos lleva un evidente propósito pacificador. Se escribió para disuadir a los judíos de la diáspora mesopotámica, quienes esperaban que acudiesen en su socorro para vengar la catástrofe del 70. Los hechos demostrarían bajo Trajano y Adriano, que la tesis pacifista del autor era fundada y que convenía a los judíos no provocar a los romanos.

Nos dice Salvador Marichalar que en realidad pocas veces en la historia habrá estado situada una persona en condiciones tan ventajosas para describir una guerra y un asedio, como lo estuvo Josefo para atestiguar la catástrofe de su nación. En los inicios de la insurrección se encontraba en Jerusalén y después en Galilea. Pasado más tarde a los romanos, hubo de asistir a muchísimos episodios, sobre todo durante el asedio de Jerusalén. Por lo que no debe dejarse de lado que el historiador se deja arrastrar no pocas veces por un fuerte apego a su raza y otras por el espíritu cortesano del liberto de los Flavios.

La Guerra de los judíos es la primera obra que Josefo escribió en Roma y fue terminada y publicada entre los años 75 y 79 de nuestra Era. El historiador contempló el resurgir de la ciudad imperial luego del incendio de Nerón, y las grandes obras emprendidas por los Flavios, como el Coliseo, el Foro y el Templo de la Paz.

No resulta fácil aclarar los móviles de Josefo por los que se rindió a los enemigos de su patria. De lo que no queda duda alguna, luego de la lectura de sus obras es que era un judío que sentía amor profundo y admiración por la religión, cultura e instituciones de su patria nativa y de su pueblo. Su nacimiento ocurrió entre fines del 37 y principios del 38 de nuestra Era, en la ciudad sagrada del judaísmo: Jerusalén. Pertenecía a la tribu de Leví, era hijo de un sacerdote y llevaba en sus venas sangre real. Su padre pertenecía a la primera de las veinticinco clases sacerdotales. Sus padres y su hermano se quedaron encerrados en Jerusalén durante el asedio romano.

Hablaba el arameo, el hebreo y el griego con algunas deficiencias. Experimentó las tres principales tendencias del judaísmo: los fariseos, los saduceos y los esenios. En su juventud llevó una vida ascética por espacio de tres años. A los diecinueve entró en la vida pública adscrito al partido de los fariseos. Militaba por supuesto en el grupo de los moderados. Al ser liberado por Vespasiano, conforme a la costumbre romana, tomó el nomen de su antiguo dueño y se llamó en adelante Flavio Josefo.

Lo único que se conoce de la muerte del historiador es que no tuvo lugar antes de los sesenta y cinco años de edad, sino después del 102. En Roma se erigió una estatua en honor a su memoria y sus escritos fueron conservados en las bibliotecas públicas. Afirma Marichalar que como miembro de la aristocracia sacerdotal, se acomodaba al yugo romano, fue ambicioso, vanidoso y tenía demasiada flexibilidad para la cortesanía de los romanos.


viernes, 28 de noviembre de 2014

PROUST A LA SOMBRA DE LAS MUCHACHAS EN FLOR






A la sombra de las muchachas en flor es el segundo volumen de En busca del tiempo perdido. El escritor judío francés Valentín Louis Georges Eugéne Marcel Proust inicia la obra en 1907. Sin haberla terminado muere de una bronquitis en 1922. Su hermano tomaría a su cargo la edición de los manuscritos, en 1927 se publicó el tomo séptimo y final: El tiempo recobrado, (Le temps retrouvé).

La obra se compone de descripciones poéticas, comparaciones y metáforas, reflexiones filosóficas y exposiciones literarias de teorías metafísicas, anécdotas, discusiones y conversaciones que entrecruzan los más variados personajes en los más diversos lugares. Tras su publicación A la sombra de las muchachas en flor, obtiene el premio Goncourt en 1919. El primer amor de Proust fue Marie, a quien dejó de ver en 1887 y recuperará el recuerdo de la niña de los Campos Elíseos en Gilberta, en la primera parte de su obra.

Continuando con las reflexiones de su primer libro dice que: “Habrá quien diga que la sencillez del Swann elegante no fue en él sino una forma más refinada de la vanidad, y que, como ocurre con algunos israelitas, el antiguo amigo de mis padres había mostrado uno tras otro los sucesivos estados por que pasaron los de su raza: desde el snobismo más pueril y la más grosera granujería, hasta la más refinada de las cortesías.”

De la hija de Swann confiesa: “Mi felicidad  por no tener que separarme de Gilberta  infundíame el deseo, pero no la capacidad, de escribir alguna cosa buena que pudiera enseñar al señor de Norpois.” Y de la cantante del momento: “La Berna de Andromaque, en Les Caprices de Marianne, en Phédre, era una de las grandes cosas que mi imaginación tenía muy deseadas. Y si alguna vez oía yo recitar a la Berna esos versos de:
On dit qu´ un prompt départ vous éloigne de nous seigneur…
Sentiría el mismo arrobo que el día en que una góndola me llevara hasta el pie del Ticiano de las Frari o de los Carpaccios de San Giorgio.”

La abuela materna en no pocas ocasiones sustituye la poderosa influencia de la madre “Y yo muchas veces me excedía y veía asomar aquel rostro querido, que ya no sabía dominar sus emociones tan bien como antes, una expresión de piedad y una contracción de dolor. Mi corazón se retorcía al ver aquella pena, y me echaba en sus brazos como si pudiesen borrarle mis besos, como si con mi cariño pudiera yo dar tanta alegría a mi abuela como con mi bienestar.”

Swann por su parte le despertaba curiosidad y duda,  “Y yo, al notar que muchas veces la persona que a Swann le atraía era esta o aquella dama salida de su esfera, y que le interesaba por haber sido querida de Liszt o porque Balzac dedicó una novela a su abuela (lo mismo que compraba un grabado porque lo había descrito Chateaubriand), sospeché que allá en Combray sustituimos un error por otro: el de creer que Swann era un burgués que nunca iba a sociedad por el de imaginárnosle uno de los hombres más elegantes de París.”

Conocedor del arte y sus creadores, reflexiona sobre su trascendencia  “Quizá por eso se dice el hombre de genio, para evitarse las incomprensiones de la multitud, que como los contemporáneos les falta la distancia necesaria, las obras escritas para la posteridad sólo la posteridad debiera leerlas, igual que ciertas pinturas, mal juzgadas cuando se las mira muy de cerca.”

De un personaje aristocrático,  “Swann me llevó aparte un momento, mientras su mujer hablaba con Su Alteza del tiempo  y de los animales recién llegados al Jardín de Aclimatación.
--Es la princesa Matilde –me dijo --. Ya sabe usted que fue amiga de Flaubert, de Saint-Beuve y de Dumas. ¡Imagínese usted, nieta de Napoleón I! Quisieron casarse con ella Napoleón III y el emperador de Rusia.”

Del escritor del momento “Y resultaba que todo el Bergotte que yo había elaborado lenta y delicadamente, gota a gota, como una estalactita, con la transparente belleza de sus libros, de pronto no servía para nada desde el momento en que había que atenerse a la nariz de caracol y la perilla negra....

“Y he tardado bastante en descubrir que ciertos pasajes de su conversación, cuando Bergotte se ponía a hablar de un modo que no sólo al señor de Norpois parecía afectado y desagradable, tenían una exacta correspondencia con aquellas partes de sus libros en que la forma se hacía tan poética y musical.”

Sobre el descenso social de Swann por su matrimonio con la cocotte Odette de Crécy “Aunque los méritos de ingenio y elegancia de un salón estén más bien en razón inversa que directa, no hay más remedio que creer, puesto que Swann juzgaba persona agradable a la señora de Bontemps, que cuando se acepta cierto descenso en la escala social se exige ya mucho menos a la gente con quien se resigna uno gustoso a tratarse, tanto en cuanto a ingenio como en cuanto a otras cualidades. Y de ser esto verdad, los hombres deben ver, igual que los pueblos, como va despareciendo su cultura y hasta su idioma al tiempo que desaparece su independencia.”

Y de la formación cultural de su abuela: “Pero mi abuela había llegado a madame de Sevigné por dentro, por el amor que tenía a los suyos y a la naturaleza, y me enseñó a apreciar sus bellezas, que son muy distintas de las mencionadas. Iban a impresionarme mucho, y con más motivo, porque madame de Sevigné es una artista de la misma familia que un pintor que había de encontrarme en Balbec y que tuvo gran influencia en mi modo de ver las cosas, Elstir”

Sobre los recuerdos de las muchachas de Balbec “Para un convaleciente que se está todo el día descansando en un jardín o un huerto, el olor de flores y frutos no impregna tan profundamente las mil pequeñeces que componen su diario ocio como me empapaba a mí el alma aquel color y aquel aroma que mis miradas iban a buscar en esas muchachas, y cuya suavidad acababa por incorporarse a mi ser.”

Nació Proust en París, en el barrio de Auteil. Su madre Jeanne Clemence Weil, judía alsaciana nieta de un antiguo ministro de Justicia, poseedora de una vasta cultura, fue determinante en cuanto a la vocación literaria de Proust. A ella dedicó éste su más intenso afecto en la vida. Nació en una familia acomodada, su padre era un médico de renombre internacional. La familia acostumbraba a viajar desde Auteil a la casa de sus tíos Amiot y Elisabeth Proust, hermana del padre, en la temporada de Pascua. La casa se encontraba en Illiers, a unos 25 kilómetros de Chartres. Mientras que en Auteuil, cerca del Bois de Boulogne, además de en Caboury y en Trouville se inspiraría Proust para crear el Balbec de su obra, Illiers fue el modelo para el imaginario Combray.

De joven comenzó a frecuentar los salones aristocráticos, lo que le permitió conocer a toda clase de literatos y artistas y, al mismo tiempo, le valió una fama de esnob sobre la que André Gide, escritor y editor de la Nouvelle Revue Francaise, se fundaría más tarde para rechazar el manuscrito de À la recherche du temps perdu,  casi sin leerlo.

Se hizo amigo de Robert de Bailly y también de Gasto Arman de Caillavet y su novia Jeanne Pouquet. En ellos se inspirará para crear los personajes de A la sombra de las muchachas en flor, de Roberto de Saint-Loup y de Gilberta. Comenzó a frecuentar el salón de Madame de Caillavet, quien vivía separada de su marido y era amante de Anatole France. A través de ella, Marcel conoció al famoso escritor, sobre el cual fraguó el personaje de Bergotte, a Alexandre Dumas (hijo) y al filósofo Victor Brochard.


viernes, 21 de noviembre de 2014

EL PODER Y LA GLORIA






El Poder y la Gloria es la estrujante historia de un sacerdote acosado por la policía de Tabasco, durante la persecución religiosa desatada por Tomas Garrido Canabal como secuela de la guerra cristera. Su autor Henry Graham Greene de origen inglés, y quien como sus contemporáneos ingleses David H. Lawrence con La Serpiente Emplumada y Malcolm Lowry con Bajo el Volcán, crean historias en las que manifiestan la fascinación que ejerce en ellos México. Nos presenta Green una  historia de la contradicción inmersa en las debilidades de un ser humano que busca inútilmente la redención.

Graham Green, novelista inglés nacido en 1904 y muerto a los 86 años en Suiza, destaca en sus obras los personajes de conducta moral ambigua, dotados al mismo tiempo de cierta heroicidad. De sus obras destacan entre otras El Poder y la Gloria, Un americano impasible y El factor humano. Se convierte al catolicismo a los 22 años y en la adolescencia intenta suicidarse varias veces. Ejerció el periodismo durante intervalos, prácticamente toda su vida. Muchas de sus obras fueron adaptadas al cine.

Al describir la vida en la capital del Estado el autor nos comenta que: “Alrededor de la plaza continuaba el paseo de la tarde: las mujeres en una dirección, los hombres en la opuesta. Jóvenes con camisas rojas pugnaban tumultuosamente en torno a los puestos de agua mineral.
“El teniente marchaba al frente de sus hombres con aire de amargo tedio. Parecía ir unido a ellos contra su voluntad: acaso el chirlo de su quijada fuese reliquia de una fuga. Llevaba las polainas y la funda de la pistola lustrosa, todos los botones cosidos. Su nariz cortante y ganchuda resaltaba en su flaco rostro de bailarín: su limpieza daba una impresión de ambición excesiva en la ciudad andrajosa”

En otra escena nos dice Green que el jefe de la policía para identificar al sacerdote perseguido le muestra al teniente un papel: “Los rostros estaban formados por multitud de puntitos: era una fotografía de periódico, una fiesta de primera comunión retratada años atrás. Un mozuelo con alzacuello romano se sentaba entre las mujeres..... Allí estaba, regordete, con ojos saltones, regocijado con los inocentes chistes femeninos.
--Esto es de hace años.
--Tiene el aspecto de todos –comentó el teniente. –Ya hemos fusilado seis ejemplares como ése –exclamo.”

En su escondite el cura recordaba: “En conjunto habían fusilado unos cinco curas: dos o tres habían escapado: el obispo estaba en México a salvo y uno se había sometido al decreto del gobernador sobre el casamiento forzoso de los sacerdotes. Ahora vivía cerca del río con su ama de llaves. Por supuesto, era la mejor solución de todas: que diera testimonio vivo de la flaqueza de su fe. Ello demuestra el fraude practicado durante tantos años. Porque si en realidad creyera en el cielo y el infierno, no les importaría un poco de dolor a cambio de la eternidad… Él, acostado en su duro lecho, envuelto en el calor húmedo y en la oscuridad, no sentía ninguna simpatía por las flaquezas de la carne.”

En su constante huida: “De pronto, la mula en que iba montado el cura se sentó. No era raro, pues estuvieron marchando a través de la selva desde hacía más de doce horas. Se dirigían al Oeste cuando les llegaron noticias de soldados y torcieron al Este. En esta dirección los “camisas rojas” ejercían gran actividad, así que cambiaron nuevamente hacia el Norte, vadeando los pantanos y sumergiéndose entre las sombrías caobas. Ahora estaban los dos cansados y la mula se sentó, simplemente.
“Era un hombrecillo macilento, vestido con ropas destrozadas de paisano, dirigiéndose, por vez primera después de muchos años, como un hombre vulgar cualquiera, a su propia casa.”

En el poblado: “El sonrió, mirando al suelo, mientras ella le reñía como un ama de llaves: precisamente así era en tiempos pasados cuando había presbiterio y reuniones de las Hijas de María y de todas las hermandades de la parroquia, excepto, claro es, que …. Sin mirarla pregunto suavemente:
--¿Cómo esta Brígida? – y el corazón le saltó al nombrarla. Un pecado puede tener enormes consecuencias: él llevaba seis años fuera de su ….hogar.
--Está bien, como todos nosotros. ¿Qué creía usted?”

“¿No sería deber suyo el quedarse, aunque le despreciasen, aunque fuesen asesinados por su causa, aunque les corrompiese su mal ejemplo? Le perturbaba la enormidad del problema; yacía con las manos sobre los ojos: en ninguna parte, en toda la gran llanura pantanosa, había una sola persona a quien pudiera consultar. Se llevó a la boca la botella de aguardiente.”

Cuando estuvo frente a su hija: “Echó una mirada a los ojos de la pequeña, que le amedrentaban; de nuevo parecía tener delante a una niña hecha mujer antes de tiempo, maquinando planes, demasiado consciente. Era como si viera su propio pecado mortal sin contrición que le mirase. Intentó hallar algún contacto con la niña y no con la mujer;….”

Y de su mujer: “Le asombraba y aliviaba un poco el carácter acomodaticio de María. Una vez, durante cinco minutos, siete años atrás, habían sido amantes, si es que puede darse tal nombre a una situación en la cual ella no le llamó jamás por su nombre de pila; para ella no fue sino un incidente, un rasguño que se cura por completo en la carne sana. Incluso le enorgullecía el haber sido la mujer del cura. Tan solo el llevaba una herida que le hacía pensar que se había acabado el mundo.”

El cansancio, el sentimiento permanente de culpa: “Sintió una tentación inmensa de adelantarse ante el teniente y declarar: “Soy yo el que usted busca”. ¿Le fusilarían al instante? Una ilusoria promesa de paz le tentaba……”

El perseguidor y la antesala de la muerte: “El teniente volvió a abrir la puerta llevándose maquinalmente la mano al revólver. Sentíase taciturno, como si al tener al cura bajo llaves y cerrojos no quedara nada en que pensar. Los resortes de su actividad parecían haberse roto. Recordaba las semanas del acoso como un tiempo feliz terminado para siempre. Sentíase sin objeto como si la vida se hubiese agotado en el mundo.
Dijo con amarga bondad:
--Procure dormir.
Ya estaba cerrando la puerta cuando una voz temblorosa le habló:
--Teniente.
¿Qué?
--Usted ha visto fusilar gente. Gente como yo.
--Si.
--¿El dolor dura … mucho tiempo?
--No, no. Un segundo –contestó con aspereza, y cerró la puerta, marchándose a través del patio encalado.
 “Bebió un trago más de aguardiente, y levantándose con dolor a causa del calambre, se dirigió a la puerta y miró a través de la reja el cuadro cálido e iluminado de la luna. Distinguió los gendarmes dormidos en sus hamacas y a uno que no podía dormir balanceándose indolente de un lado a otro. Por todas partes había un silencio extraño, incluso en las otras celdas; parecía que el mundo entero hubiese vuelto la espalda para no verle morir……
“Los ocho años de servicio duro y desesperado le parecían tan solo una parodia de sacerdocio: unas pocas comuniones, unas pocas confesiones, y un mal ejemplo sin fin. Pensaba: --sí al menos tuviera una sola alma que ofrecer, para poder decir a Dios: He aquí mi trabajo--”




sábado, 15 de noviembre de 2014

LA MUERTE EN VENECIA






En La muerte en Venecia de Thomas Mann, Premio Nobel de literatura 1929, el personaje central es el escritor alemán Gustavo von Aschenbach, quien cumple cincuenta años y vive en Munich, a principios del siglo veinte. Cuando pasea por los alrededores de la ciudad, llega a la conclusión de que debe salir a algún lugar para descansar de su trabajo creativo.

Con el tiempo, las obras de Gustavo von Aschenbach habían adquirido cierto carácter oficial, didáctico; su estilo perdió las osadías creadoras, los matices sutiles y nuevos; su estilo se hizo clásico, acabado, limado, conservador, formal, casi formulista. Como Luis XIV, suprimió además toda palabra ordinaria en sus escritos.

Nos ilustra Thomas Mann que “….el arte significa, para quien lo vive, una vida enaltecida; sus dichas son más hondas y desgastan más rápidamente; graba en el rostro de sus servidores las señales de aventuras imaginarias, y el artista, aunque viva exteriormente en un retiro claustral, se siente al fin y al cabo poseído de un refinamiento, un cansancio, y una curiosidad de los nervios, más intensos de los que puede engendrar una vida llena de pasiones y goces violentos.”

Toma  Aschenbach el tren para Trieste y en dicha ciudad se embarcó hacia una isla del Adriático, situada no lejos de la costa de Istria. Pero la lluvia y el aire pesado, el hotel lleno de veraneantes de clase media austriaca y la falta de aquella sosegada convivencia con el mar, le hicieron comprender que no había encontrado el lugar que buscaba.

Se apresuró a abandonar su falsa residencia. Un bote a motor le volvió rápidamente con su equipaje al puerto de guerra austriaco, ahí subió a la húmeda cubierta de un pequeño vapor para emprender el viaje a Venecia. Era el barco una vieja cáscara de nuez, sucia y sombría. En Venecia se hospeda en el “Hotel Bader” de la playa El Lido, a corta distancia del Hotel Excelsior.

Al reflexionar Mann sobre su personaje nos dice: “Los sentimientos y observaciones del hombre solitario son al mismo tiempo más confusos y más intensos que los de las gentes sociales; sus pensamientos son más graves, más extraños y siempre tienen un matiz de tristeza. Imágenes y sensaciones que se esfumarían fácilmente con una mirada, con una risa, un cambio de opiniones, se aferran fuertemente en el ánimo del solitario, se ahondan en el silencio y se convierten en acontecimientos, aventuras, sentimientos importantes.”

En el hotel encontró una variedad importante de  personajes de distintas nacionalidades. Se veían los secos y largos semblantes de los americanos, numerosas familias rusas, señoras inglesas, niños alemanes con institutrices francesas. La raza eslava parecía dominar. Cerca de él hablaban en polaco, se trataba de un grupo de muchachos reunidos alrededor de una mesilla de paja, bajo la vigilancia de una maestra o señorita de compañía, tres chicas de quince a diecisiete años y un muchacho de cabellos largos que parecía tener unos catorce, y que más tarde sabría que le llamaban Tadrio.

Por asociación de ideas pensó en Sócrates que adoctrinaba a Fedón sobre el deseo y la virtud. “Pués sólo la belleza, Fedón mío, sólo ella es amable y adorable al propio tiempo. Ella es, ¡óyelo bien!, la única forma de lo espiritual que recibimos con nuestro cuerpo, y que nuestros sentidos pueden soportar. Pues ¿Qué sería de nosotros si se nos apareciese lo divino en otra de sus manifestaciones, si la razón, la virtud y la verdad se nos presentaran en formas sensibles? ¿No arderíamos y nos disolveríamos en amor como otra época ante Zeuz? La belleza es, pues, el camino del hombre sensible al espíritu, sólo el camino, sólo medio, Fedón…..” 

Durante la cuarta semana en Venecia, Aschenbach hizo algunas observaciones relacionadas con el mundo exterior. Primero le pareció notar que, a medida que avanzaba la estación, la concurrencia parecía disminuir en el hotel. Al visitar una agencia de viajes que atendía un joven inglés, logró de éste la confirmación de sus temores. A mediados de mayo habían descubierto en Venecia los síntomas del mal conocido como cólera, los terribles síntomas de la peste  en los cadáveres ennegrecidos, descompuestos, de un marinero y una verdulera.

Mann describe las últimas escenas “Otoño y decadencia parecían abrumar al balneario días antes animado por tanta profusión de colores, y en aquel instante ya casi abandonado, tanto que ni siquiera la arena estaba limpia. Un aparato fotográfico, cuyo dueño no apareció por ningún lado, descansaba junto al mar sobre su trípode, y el paño negro que habían echado sobre él flotaba al viento.” Y finaliza “Pasaron unos minutos antes de que acudieran en su auxilio; había caído a un lado de su silla. Le llevaron a su habitación, y aquel mismo día, el mundo, respetuosamente estremecido, recibió la noticia de su muerte.”

La obra es una metáfora de la muerte en sus distintas manifestaciones, y la narración de intenso lirismo es a pesar de todo contenida por la sobriedad del autor. Así finaliza la pequeña obra maestra de apenas cien páginas, que estremeció a los lectores del genio alemán.

Basado en la novela, Luchino Visconti realizó un filme, interpretado por Dirk Bogarde como protagonista, cuyo mejor elogio sería decir que no desmerece en nada el libro. En la película el protagonista es el neurótico músico judío alemán Gustav Mahler, del que el fondo musical de la película está tomado de sus sinfonías, de manera  destacada el intenso adagio de la Quinta, acompañamiento del final del protagonista en la playa de El Lido. El adagio tiene una duración de poco más de once minutos, en los que se desarrollan las escenas de la muerte del protagonista. El papel de Tadrio lo interpreta una joven, que se asume como el mancebo adolescente.

Por su parte el músico británico Benjamin Britten creó la opera Death in Venice en 1973, tomando como base la novela de Mann. Dicha obra la presentó en el Covent Garden de Londres.