sábado, 29 de enero de 2011

LA MUTACION DE LA DELINCUENCIA EN LA ALTERNANCIA






Los problemas que enfrenta el Gobierno Federal para resolver la problemática de la seguridad pública en el país, que se ha agravado visiblemente durante el presente sexenio muy a pesar de todas las expresiones de optimismo que manifiestan, tenderán a entrar en un proceso permanente de violencia que sus operadores no han visualizado o se niegan a aceptar.



El tema se ha vuelto moda, todo mundo opina de los distintos elementos de la campaña, desde la Carrera Policial hasta las estrategias de Ciudad Juárez. Sin embargo a la fecha no existe un diagnóstico que indique que va a suceder con el Sistema Nacional de Seguridad Pública que adolece de graves deficiencias de diseño y planeación, como tampoco que sucede con la tan llevada Aproximación Social. Una de las fases que está por entrar en crisis es la depuración de las policías municipales, incluyendo las de las grandes ciudades. Serán reducidas a un quince o veinte por ciento de sus plantillas actuales, sin posibilidad alguna de encontrar material humano que supla a los desplazados.



Uno de los errores más graves que se han cometido, ha sido involucrar a las fuerzas armadas en los procesos. Para el efecto se han forzado interpretaciones constitucionales y de Derecho Penal, que las han llevado a ser informales auxiliares del Ministerio Público. Mejor dicho, las convirtieron en una Policía Ministerial heterodoxa.



Por otro lado las labores de información de las distintas dependencias están aisladas y cada corporación lleva sus propias investigaciones, muchas de ellas al margen de la ley al realizar las intervenciones de vías de comunicación sin la autorización judicial correspondiente, lo que no solo las convierte en un evidente delito, sino que no pueden ser utilizadas como prueba dentro de los procesos judiciales.



Cada dependencia lleva su propia metodología de investigación y celosa o mañosamente no se comparten la información, no solo por la desconfianza entre ellas, sino porque cada una tiene su propia agenda de acciones, para expresarlo con un eufemismo.



La falta de coordinación entre dichas agrupaciones no solamente es una falta de capacidad de quien lleva los procesos nacionales de seguridad pública, sino que aparentemente no lo registran o miran con disimulo los dirigentes del gobierno los intereses que son protegidos por cada organismo.



Una crítica recurrente al gobierno federal es que la lucha contra las bandas del crimen organizado tras un aparente velo de institucionalidad, la operan los mismos personajes que actuaron bajo gobiernos de distintos colores la inescrupulosa operación de los negocios sucios.



Lo más preocupante de todo es no solamente la aparente torpeza para resolver y enfrentar la creciente y agresiva delincuencia, sino la duda de que exista una perversa manipulación con el propósito de permitir actuar a los líderes del negocio de la droga tras una cortina de humo de violencia institucionalizada.



Cabría recordar que el control de la delincuencia en el país siempre funcionó como una premisa de la Razón de Estado, si la delincuencia era un fenómeno social imposible de erradicar, entonces se debía controlar. Tal razonamiento fue adoptado bajo el concepto del Estado Dominante, de esa manera los órganos de seguridad pública y especialmente los llamados de seguridad nacional, se convirtieron en administradores de la delincuencia organizada.



La experiencia fue que para atender las urgencias del Estado se creaba un cuerpo extralegal para enfrentar a los grupos delincuenciales y cuando ese fin se cumplía, se convertían en la nueva delincuencia. Tarea que no permitía terminar con el delito, antes bien se convertía en una actividad que todos codiciaban, porque se apropiaban del negocio de los grupos desmantelados.



Dicho ejemplo que debió haber desaparecido en la alternancia democrática, solamente muto a otro tipo de expresión. Los gobiernos estatales y el federal que asumían otros partidos políticos adoptaron el modelo, pero ahora como simple corrupción, protegida por la impunidad que propiciaron quienes ahora asumían los gobiernos. Generaron así una orgía de violencia, dinero y poder corrompido, del que no vemos el final.



Son además constantes las críticas que se hacen al gobierno en el extranjero como en el país, sobre la cínica parcialidad de su lucha contra el narcotráfico, en la que se percibe un evidente casco protector para uno de los líderes y en opinión de algunos investigadores, con protección directa de cuerpos élite del ejército. Sumado a lo anterior aparece la queja de otros cabecillas del crimen organizado, quienes afirman se ha orquestado una cacería en su contra con la consigna de ser ejecutados, en tanto que debiera otorgárseles trato apegado a Derecho para que se les detenga y se les procese.



Como causa indirecta pero de trascendencia indudable, esta la permanente crisis económica del país en que la torpeza de los gobiernos lo mantienen, lo que genera falta de oportunidades para los ciudadanos fundamentalmente los jóvenes, que ven en el negocio de la droga una alternativa de desarrollo económico. Otra falla estructural que no se ha atendido es la falta de programas alternativos de cultivos, para quienes tienen décadas produciendo enervantes. Tampoco se conoce nada de los programas de seguimiento e intervención bancaria del dinero sucio, en los procesos de lavado.



Un factor del que se habla poco y está generando una verdadera crisis de seguridad pública como causa de los delitos de mayor incidencia, es el crecimiento del consumo de drogas y las consecuentes adicciones. Asunto del que el Gobierno Federal se desentendió al endosárselos a los Estados y que estos no han querido enfrentar bajo el argumento de la falta de recursos.



Olvidada la Razón de Estado, bajo los parámetros actuales se podría decir que la lucha contra la delincuencia organizada es un desastre, sin una clara visión del fin que busca y sin acciones que conduzcan a resultados estratégicos. Situación que nos deja la sensación que el Gobierno no sabe hacia dónde va o lo que podría ser peor, que no tiene interés en resolver el grave problema que agobia a la sociedad.







1 comentario:

  1. Que necesitaremos lic? uno se pregunta si la intervencion del ejercito Estadounidense podria ayudar a calmar las cosas, pero se la sacan con que la Soberania Nacional y una sarta de tonterias, me duele como Mexicano pero para mi desde el momento en que los grupos delictivos comenzaron a amedrentar a la sociedad con este terrorismo (no aceptado por el gobierno)se acabo la soberania, no deberia ser un pretexto. sean cuales sean las medidas, deben de tomarse, por que el problema es grave. soy positivo y talvez soñador, pero espero y estoy seguro de que las cosas van a mejorar!!!

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