domingo, 10 de octubre de 2010

LAS REGIONES





Probablemente el peor periodo para el desarrollo equilibrado del Estado ha sido el de Emilio González, que se ha dejado llevar por las inercias de los gobiernos anteriores. De esa manera los criterios de inversión pública y atención de necesidades se siguen utilizando como mecanismo de cooptación electoral y para favorecer empresas, sobre todo constructoras que realizan obras para la Metrópoli de Guadalajara, olvidando deliberadamente las necesidades de otros municipios.



Con una población cercana al sesenta por ciento, asentada en los ocho municipios que integran lo que se ha llamado Zona Conurbada, obligan a los habitantes de las zonas suburbanas a trasladarse a la monstruosa metrópoli en busca de educación, trabajo y mejores condiciones de vida, llevando a las personas al desarraigo y la pérdida de sus valores de origen, hacia una especie de promiscuidad, generada por una abrumadora población asentada en un espacio geográfico pequeño y a punto de agotar los recursos y las posibilidades de servicios públicos.



El tema de las Regiones ha sido desde hace más de cincuenta años materia de discursos y declaraciones oficiales. Unido al potencial desarrollo del Estado ha permanecido en el imaginario oficial, sin que eso signifique de alguna manera avance o definición clara de lo que se hará para reencauzar el crecimiento económico y social.



En el actual gobierno se llegó al extremo de crear dos dependencias que atienden el tema, la Secretaría de Planeación, antiguo COPLADE, encargada específicamente de la Planeación y el Desarrollo del Estado y la mal llamada Gran Alianza por Jalisco. Esta última creada erróneamente para la promoción de funcionarios afines a la ideología del Gobernador, herederos de grupos cristeros y posteriormente del Partido Demócrata Mexicano, que en su pragmatismo Acción Nacional engulló, para finalmente padecerlos como dolor de estómago permanente.



La preocupación por el desarrollo de las regiones del estado aparece inicialmente en el Plan Lerma Chapala, financiado por el Banco Mundial en la década de los sesentas que realizó estudios exhaustivos sobre el tema. En el gobierno de Francisco Medina Ascencio y los posteriores se estudiaron las Regiones desde el Departamento de Economía del Estado. Fue dividido el Estado en cinco regiones naturales que eran la del Centro, los Altos, el Sur, la Costa y la del Norte. Durante el gobierno de Alberto Orozco Romero se hicieron estudios sectoriales en los que participaron el gobierno, los empresarios y los particulares. El desarrollo regional siempre fue tema de los distintos gobiernos, sin embargo nunca se llegó a concretar en acciones efectivas en la geografía estatal.



Es hasta el gobierno de Alberto Cárdenas en que se intentó consolidar un proyecto sobre las Regiones. Una de las primeras decisiones que se tomaron fue subdividir la estructura tradicional en el número de doce, sin embargo esta subdivisión no correspondió en todos los casos a criterios válidos y claros. Una de las principales fallas fue que nunca se otorgó a las Regiones presupuesto específico para obras, solamente se les entregó una pequeña cantidad para estudios de factibilidad. Otro factor negativo fue la simulación al considerarse como inversión regional los proyectos que ya tenían establecidos las dependencias. La participación de los interesados fue otra de las limitantes, por ejemplo a los Presidentes Municipales no se les tomaba en cuenta y asistían a las reuniones como simples espectadores, sin voz ni voto.



Bajo la dirección de la Secretaría de Promoción Económica y el COPLADE se realizaron algunos estudios. Sin embargo el manejo tendencioso en el otorgamiento de los contratos para la realización de los Planes Regionales, por la Secretaría de Administración desvirtuó el esfuerzo. Por otro lado los intereses y las luchas internas de los grupos que se disputaban los puestos burocráticos, desplazaron a los funcionarios que conocían el tema y entramparon los proyectos.



La necesaria reorganización administrativa que permitiera entre sus funciones, otorgar permisos en forma unificada por todas las instancias de gobierno en las Regiones, agilizando trámites para las nuevas empresas, fue otro aspecto que no se resolvió. Al final solamente se construyó la Unidad Administrativa para la Región de Colotlán, misma que sin las facultades y la estructura planeada quedó como un simple conjunto de oficinas burocráticas.



Los Planes de Desarrollo de las Regiones fueron abandonados por el gobierno de Cárdenas y la siguiente administración se desentendió del proyecto, dedicando los recursos a la Zona Metropolitana de Guadalajara, alimentando así el círculo vicioso que se arrastra por décadas. Las consecuencias fueron el continuo y acelerado crecimiento de dicha zona, atraso de las Regiones y los municipios y el deterioro de la calidad de vida de todos los habitantes del Estado. En lo referente al COPLADE lo convirtieron en fuente de financiamiento para apoderarse del Comité Estatal del PAN, por un lado y por el otro para las campañas electorales del grupo del Gobernador del Estado.



A la fecha nadie conoce los Planes del Gobierno para detonar el crecimiento de las Regiones del Estado, junto a una política que frene el crecimiento absurdo de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Antes bien pareciera que las políticas oficiales van encaminadas a seguir impulsando el crecimiento desordenado y la promoción del uso del automóvil particular, en tanto que la población que vive fuera de la zona metropolitana continúa desesperanzada de que algún día se le incorpore al desarrollo.



Aferrados a políticas desarrollistas de la mitad del siglo pasado, permanecen los gobiernos ciegos ante las nuevas tendencias de desarrollo urbano del mundo, que buscan mejorar la convivencia y la calidad de vida de las personas que viven en las ciudades. Siguen empeñados en hacer grandes obras sobre las vías de transporte individual, con el consumo de presupuestos que rinden poco comparativamente y a menor número de ciudadanos. Maliciosamente podríamos pensar que son inventadas para la inversión y el gasto exagerado, para el beneficio de empresas constructoras ligadas a los intereses de quienes gobiernan, sumando así las decisiones erráticas a políticas de corrupción.





Debiera realizarse una planeación participativa en la que se incluyeran las instancias de los distintos niveles de gobierno, las instituciones educativas oficiales y privadas, así como todos los sectores sociales, para definir el futuro de la entidad, incluyendo en un solo concepto la Zona Metropolitana y las Regiones.



Parece que al Gobierno del Estado se le pide una tarea más allá de lo humano, actuar con sentido común y coordinar el esfuerzo de los auténticos representantes de los ciudadanos y de los diversos actores sociales, no ejercicios de simulación acompañados de clubes sectoriales de funcionarios públicos. Los ciudadanos de Jalisco tienen derecho a una vida de realización personal, trabajo bien remunerado y convivir en armonía con la naturaleza y con los otros seres humanos

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