domingo, 28 de agosto de 2016

EL DESAFIO DE GUADALAJARA




Guadalajara se convirtió en un desafío para las administraciones municipales de los últimos periodos. Sobre todo a partir de la alternancia de1995 en que Acción Nacional obtuvo la administración. Hasta ese periodo con una visión provinciana y tradicional, el objetivo había sido mantener los servicios y la identidad criolla, con toda la carga cultural, anímica y psicológica que  contenía.

Si bien cada administración le imprimió su sello personal el objetivo central no se perdía, con mayor éxito unas que otras. Y a pesar de todo se mantuvo la personalidad de quien la dirigía, el sello con su forma de impartir los servicios y de la atención de quienes acudían a realizar trámites a sus ventanillas y oficinas.

Se manifestaba el trato personal en quienes laboraban en la administración como en la forma de atender los servicios, en tanto que los barrios mantenían su personalidad propia y definida, acaso sin saberlo impresa desde la creación de la ciudad a partir de los asentamientos indígenas.

Hasta el final de la década de los ochenta se mantenían como valores prioritarios los de la cultura de la ciudad, considerando sus personajes icónicos y sus edificios históricos, así como la conservación de la vida comunitaria. Predominaba el espíritu de la ciudad en las manifestaciones que promovía la administración y permanecían así en el subconsciente colectivo las tradiciones de la cultura tapatía, interpretadas como valores de sus habitantes. Se generaba de esa manera a través de la identidad la cohesión social.

Fueron características predominantes además el cuidado de la flora, Se conserva aun en la memoria de la ciudad el aroma de los naranjos de granjas y conventos y el cultivo y adorno de camellones con plantas de rosal, en las décadas de los cincuenta y sesenta, de manera destacada en la Calzada Independencia.

La vocación más evidente de la ciudad ha sido mantener y acrecentar su masa arbórea, lo que se aprecia en las zonas más antiguas. La última reforestación sistemática, incluso con plantas que no siempre eran adecuadas para zonas urbanas fue en la segunda mitad de los ochenta, programa que abarcó por simpatía toda la zona metropolitana, incluyendo el entonces lejano municipio de Tlajomulco.

En lo referente a los estudios de la ciudad no hay especializados sobre sus comportamientos sociales y antropológicos, ni tan siquiera históricos, en realidad son recopilaciones de información de hechos. Lo que los editores sobre todo oficiales, han reproducido. Predominan así las publicaciones de descripción sin método.

La administración de la ciudad se enriqueció en las décadas de los cuarenta y los cincuenta, con la participación de personajes como Efraín González Luna que estructuró la creación del Consejo de Colaboración Municipal. Mediante un novedoso sistema de consulta y aportación de los vecinos, se realizaban obras en la ciudad, dicho Consejo era administrado por el sector privado. Otra figura creada por sugerencia de González Luna fue la Vicepresidencia Municipal, que por acuerdos políticos pertenecía al mismo sector, con lo que se generó un interesante esquema de participación social en la administración de los asuntos municipales.

El despoblamiento de la ciudad se manifiesta en la década de los ochenta en que las nuevas generaciones emigran a los municipios vecinos, atraídas por la oferta de vivienda. Es en la década del dos mil en que se genera la mayor migración con el crecimiento exagerado de los negocios inmobiliarios, a partir de políticas financieras del gobierno federal que los patrocinaron, a costa del abandonó de las culturas comunitarias en que se desenvolvían las ciudades tradicionales, entre otros efectos perniciosos.

Coincide también el abandono de la ciudad con administraciones municipales sin criterios ni conocimiento de los fenómenos sociales, del desarrollo urbano y las administraciones públicas. Son personajes formados bajo una cultura de administración patriarcal arcaica y patrimonialista, que impulsaron un desarrollo utilitario que sacrificó valores sociales y comunitarios, originados desde la creación de la ciudad y que evolucionaron con ella.

El concepto de desarrollo urbano que se vivió en el mundo a partir de la década de los setenta llevó a la deshumanización de las ciudades, con el consecuente abandono de las zonas tradicionales y la pérdida de su personalidad. El resultado fue asentamientos despoblados, en nuestro caso alimentado por gobiernos torpes e insensibles, sin conocimiento de los valores históricos y de la convivencia. Las administraciones se caracterizan a partir de entonces por la ocurrencia y la improvisación, con desconocimiento absoluto de las leyes sociales.

Con el paso del tiempo, el fenómeno se agudiza con el estancamiento de servicios como el transporte público y el aumento de la delincuencia. Todo ello ante una autoridad perpleja que no entiende una época de mayor complejidad y dinamismo.

Lo que las administraciones no han logrado visualizar, es que para recuperar la ruta perdida debe romperse el círculo vicioso de ciudad despoblada y sin inversión, que genera raquíticos recursos financieros a la administración municipal y por consecuencia deficientes servicios, que a su vez alejan a quienes desearían vivir e invertir en la ciudad. De hacerla atractiva habría recursos suficientes para solventar los servicios públicos y la atención a sus habitantes.

Resolver la problemática de Guadalajara, implica rescatar su identidad, regresar al concepto original con la participación de la sociedad y todos los sectores, de manera especial los de la cultura y la inversión privada. Se debe atender bajo un proyecto integral como se ha hecho en otras entidades, incluyendo las que nos generaron la distorsión de una falsa modernidad como sinónimo de valor cultural, como las ciudades de los Estados Unidos de Norteamérica, que han convertido a sus centros históricos, en el eje del desarrollo urbano y social. El rescate de la ciudad pasa necesariamente por el Centro Histórico que es el lugar primario de tiempo y desarrollo, así como el referente de la identidad y los valores de ella. El segundo nivel son sus barrios que llevan los intangibles de la historia tapatía.

Es requisito indispensable para la recuperación de Guadalajara administraciones profesionales, alejadas de ambiciones electorales de corto plazo que operan en la improvisación y la manipulación informativa, ante la falta de eficiencia en los servicios y la atención a los habitantes de la ciudad.


lunes, 4 de julio de 2016

SE FUERON LOS POETAS

Hace tiempo intenté hacer un soneto del tema y no lo logré. Lo volví a intentar ahora y esto es lo que salió. 




(Poema de los músicos)

Julio 2016


Andrés Gómez

Se fueron los poetas, se llevaron la nota de su canto,
se perdieron en las nubes de la sierra,
y siguieron del arroyo el murmullo del agua,
se hicieron música y se volvieron viento.

Los violines callaron y el mundo quedó sin tono,
se llevó las canciones uno y el otro la armonía,
y encontraron el arrullo del agua que corría,
se hicieron música y se volvieron viento.

El saxofón se desvaneció sin ruido,
oscura y sola quedó la noche criolla,
y su alegre melodía está apagada,
se hizo música y se volvió viento.

Mudo esta el vals sin violonchelo,
se extravió el verso en su tristeza,
y ahora el arroyo descansa,
se hizo música y se volvió viento.

El clarinete y la flauta la melodía han perdido,
bajo el campanario no hay coros, nadie canta,
y el Ave María en la iglesia no se escucha,
se hicieron música y se volvieron viento.

Enmudeció el ritmo colombiano,
la canción yucateca quedó huérfana,
y la guitarra no toca Peregrina,
se hizo música y se volvió viento.

Del violón no hay ronroneo ni bajo,
el acorde se desvaneció en la mañana,
y a la sombra del guamuchil está la tumba,
se hizo música y se volvió viento.

Se fueron los poetas, se llevaron la nota de su canto,
se perdieron en las nubes de la sierra,
y siguieron del arroyo el murmullo del agua,
se hicieron música y se volvieron viento.






miércoles, 16 de septiembre de 2015

GUERRA Y PAZ








En 1864 convaleciente de una caída de caballo en la que se rompe un brazo, León Tolstoi inició su obra cumbre Guerra y paz, que a pesar de las guerras sucesivas no ha sido superada ni igualada en el mundo moderno. “Guerra y Paz –escribe el biógrafo de Tolstoi, Romain Rolland—es la más basta epopeya de nuestro tiempo, una Ilíada moderna. Se agita en ella un mundo de figuras y de pasiones.” 

Nos dicen los estudiosos de su obra que esta muchedumbre de seres vivientes, los infinitos episodios, los sucesivos escenarios de la ciudad, con su tumulto, y de la naturaleza, con sus efluvios, la frívola sociedad rusa de la anteguerra, el ejército ruso en Austria, la vida militar, las almas atormentadas, las mujeres, la bondad, el perdón, la ternura, al lado de la crueldad y la barbarie, constituyen esta sinfonía épica, las prosas profanas, saturadas de poesía.

La fatalidad más formidable que la que los dioses homéricos crean entre los mortales, produce el desencadenamiento de las fuerzas elementales que ni la razón ni la voluntad de los hombres pueden cruzar ni dominar. Por su parte el religioso espíritu de Tolstoi trata de conciliar entre la fatalidad y la providencia: “La prueba más difícil es la sumisión de la libertad humana a las leyes divinas. La sencillez del corazón consiste en la sumisión a la voluntad de Dios.”

Para el autor los verdaderos protagonistas de las guerras son los pueblos. En el oscuro heroísmo de las masas, en la sumisión del mujik, es donde Tolstoi describe la verdadera grandeza de la guerra. Dice Rolland “Pero ¿Qué decir de la extraordinaria potencia vital de esos centenares de héroes, todos individuales y diseñados de un modo inolvidable, soldados, labradores, grandes señores, rusos, austriacos, franceses? …Lo que constituye, sobre todo, el mayor encanto de Guerra y paz es su juventud de corazón. No hay obra de Tolstoi que presente esa riqueza de almas de niños y adolescentes; y cada una es una música de tan puro manantial, de tal gracia, que penetra y conmueve como una melodía de Mozart…”

No debemos dejar de considerar que el gran pensador pacifista participó en la guerra en su juventud como militar en el Cáucaso, en Crimea y en el sitio de Sebastopol, donde se batió como capitán de Artillería. Al reflexionar sobre la guerra nos dice Tolstoi: “…Sólo me preocupaba este problema: ¿Bajo la influencia de que sentimientos se decide el hombre, sin tener un tinte visible, a exponerse al peligro y, lo que es aun más asombroso, a matar a su semejantes?”

Los protagonistas de su obra son Pierre, hijo natural del Conde Bezujov, quien lo reconoce en su lecho de muerte y de quien hereda su riqueza y su título nobiliario. Descrito a través de innumerables páginas, dice de él Tolstoi: …“Para los moscovitas, Pierre era siempre el hombre original, más encantador, más inteligente, el más alegre, el mejor, magnánimo, distraído y generoso, un señor ruso chapado a la antigua. Su bolsillo estaba siempre vacío por estar abierto para todos.” El otro gran personaje lo es sin duda alguna Natasha, la adolescente que canta con alegría y desenfado las tonadas rusas de la época, lo mismo que hace piruetas de los bailes rusos populares. A través de cuya visión sentimos y vemos a muchos de los apasionantes personajes de la aristocrática sociedad. A la vez que penetramos en su mundo y en sus reuniones y frivolidades identificamos la influencia francesa, que más tarde nos habrá de describir con maestría Marcel Prost.

Denisov es un personaje secundario a través del cual el autor nos muestra el arte de la danza, “….Miró a Natasha con expresión de triunfo y, de pronto, dando un golpe con un pie en el suelo, empezó a dar vueltas como una pelota en torno al círculo, arrastrando tras de sí a su dama. Avanzó hasta el centro de la sala con un solo pie, directamente hacia las sillas, como si no las viera; pero súbitamente, juntó las espuelas, abrió las piernas y se detuvo un segundo. Luego volvió a dar un golpe con un pie y giró de nuevo por el centro. Natasha tenía que adivinar lo que iba a hacer; lo seguía abandonándose a él.”

Al describir una jornada de caza aprovecha Tolstoi para mostrarnos algunas escenas de la vida del campo: “….Hacia el anochecer, cuando Ilaguin se despidió de Nikolai, éste se encontró tan lejos de su casa que aceptó la invitación del tío para ir a su aldea de Mijaiovka.” Ya instalados, el tío: “ ….Con un gesto un tanto teatral, separando el codo izquierdo, tomó la guitarra, y, guiñando un ojo a Anisia Fiodorovna, dio un acorde sonoro y claro y, lentamente, con calma, pero con firmeza, empezó a tocar la conocida canción: Por la calle empedrada. Nikolai y Natsha sintieron vibrar en su alma al unísono y con alegría el tema de aquella canción…” Más tarde: “….Natasha bailó con tanta perfección que Anisia Fiodorovna, que le había dado el pañuelo necesario para la danza contempló con los ojos llenos de lágrimas provocadas por la risa a esa muchacha delgada y graciosa –tan ajena a ella, vestida de seda y terciopelo— que sabía comprender  todo lo que había en ella, en su padre, en su tía, en su madre y en cada ruso.”

En la lucha contra el ejército invasor Kutuzov había sido nombrado jefe del ejército contra su voluntad por el emperador ruso, sin embargo este militar viejo y ciego de un ojo entendía lo que su ejército y el pueblo ruso querían. Enfrentó, como sus soldados deseaban, el ejército de Napoleón tres veces más numeroso que el ruso y contrario a sus antecesores, no presentó retirada en la batalla de Borodino, iniciando así el desmoronamiento del ejército invasor.  La siguiente decisión de Kutuzov fue no presentar resistencia a Napoleón permitiéndole tomar Moscú, que al ser incendiada terminó con las provisiones del invasor, lo que finalmente significó su derrota. Para Tolstoi el aniquilamiento de un ejército de seiscientos mil soldados se debió a que un adversario de una fuerza moral superior dejó caer su brazo sobre él.

Quienes han estudiado su obra dicen que Tolstoi como pensador puede ser discutido; como artista, contará siempre como Homero, entre los más grandes de la Humanidad. El autor mismo, quien era severo crítico de sus obras le dijo a A. M. Gorki que: “Sin falsa modestia, la Guerra y la paz es como la Ilíada.” Sus estudiosos afirman que es al mismo tiempo como la Ilíada y la Odisea de la literatura rusa.





lunes, 24 de agosto de 2015

ABU – NUAS EL POETA DE LAS MIL Y UNA NOCHES






Bajo el epígrafe de bohemia literaria y artística pueden agruparse todos esos poetas, narradores de cuentos, chascarrillos, rarezas o tradiciones, así como también esos maestros del canto y la danza, que bullen en torno a esos jalifas y emires caprichosos y espléndidos, de cuyo favor viven y cerca de los cuales hacen un papel ambiguo de consejeros y bufones.

Tales personajes constituyen, en realidad, una bohemia trashumante que va de una a otra corte, atraída por la fama de munificencia  de los príncipes, en busca del grano que les hace falta a sus buches de pájaros cantores y paga en elogios y ditirambos el bien que reciben.

Son ellos los que han creado esa leyenda magnifica en torno a la figura de Harunu, dándole proporciones salomónicas y haciéndolo centro solar de un ciclo poético, comparable al de su contemporáneo de occidente el gran Carlomagno, y ellos también los que, en su presencia estable o temporal, dotaron de prestigio perenne a esas cortes de El Cairo, Damasco, Bagdad, Kabul o Samarcanda.

La vida de esos literatos y artistas está llena de altibajos. Es el caso del juglar medieval, que va de corte en corte probando fortuna y que no puede prolongar demasiado su estancia en ningún sitio, a menos de hacerse gravoso y aburrido. Los literatos de La mil y una noches conocen el valor prestigioso de la ausencia y se eclipsan temporalmente en un horizonte para aparecer en otro. Bagdad es el centro de sus andanzas, el punto de ida y vuelta, pero están recorriendo sin cesar el área geográfica del imperio.

Si los umeyya se caracterizaron por su fidelidad a la ortodoxia y su pietismo, a tono con el fervor y místico entusiasmo del primer siglo del Islam, los abbasies se distinguen por su tolerancia, que hasta los hace sospechosos de herejía.

El poeta del jalifa Harunu –r- Raschid, Abu Nuás, pertenece por antonomasia a ese grupo de personajes que se les encuentra entre las cortes. En las narraciones de Las mil y una noches podemos ver el modo de vivir de esos literatos y artistas, que a veces se conducen como grandes señores y otras descienden a la categoría de pícaros.

En el siglo II de la hechra, es Bagdad un gran centro de cultura y del arte, al que afluyen, atraídos por la liberalidad y tolerancia del jalifa y de su visir el Barmeki, todos los sabios y artistas notables del imperio islámico. Ahí Abu Nuás es el príncipe de los poetas de su tiempo, cuyos rasgos esporádicos compendia en su persona. Es hombre de vida irregular, borracho y pederasta, y además heterodoxo y no lo oculta. Frecuenta los alcázares y los figones; es hombre de corte y de pueblo y su proyección popular agranda humanamente su figura. Es un Horacio con ribetes de Apuleyo, nos dice Cansinos Assens, quien considera además al poeta árabe como el Quevedo Oriental. Abu Nuás sobrevive a su mecenas tres años, siendo ambos de la misma edad cuenta al morir 50 años, en tanto que el jalifa Ar Raschid no pasó de los cuarenta y siete.

Al producirse la invasión de Persia por los árabes, optaron los persas por el exilio y finalmente penetraron en la India, donde el rachá de Guzarate les permitió establecerse y practicar sus ritos zoroástricos. Habían regresado de esa manera a su lugar de origen, donde permanecen y son conocidos en la actualidad como parsis. A ellos deben los escritores miliunanochescos  situar en el reino poético del viejo Irán, sus más acabadas fábulas y sus más delicadas criaturas. Sobra decir que los poetas árabes heredaron de los persas la finura de su canto.

A propósito de la muerte del visir persa Chafar el Barmeki a quien el jalifa Harún mandó cortar la cabeza por intrigas palaciegas, Schahrasad afirma que el poeta Abu Nuás cantó su pérdida y la horfandad del califato.

Porque, nos informa, que los Beni – Barmek eran realmente visires prudentes y almojarifes inteligentes, que acrecían el público erario, y eran además elocuentes, instruidos, hombres de temple, buenos consejeros y de una generosidad que con la de Hatim –Thay se podía comparar.

"Y precisamente a su prestigio se debe que el nombre y la gloria de Harunu –r- Rachid se extendiera desde las mesetas del Asia central hasta el fondo de las nórticas selvas y desde el Magreb y Al –Andalus hasta los lindes extremos del país de Az-Zin y de Tartar".

Cuenta además Schahrasad en la noche 765, a propósito del pecador poeta, que le preguntó su amigo Mohammed –ben- Nafi en sueños,  después de su muerte:
¨ --¿Qué hizo contigo Alá?
Y él me respondió:
--Alá me perdonó por unos versos que compuse poco antes de morir y que quedaron debajo de mi almohada.

¨Pasé yo entonces a la alcoba y levanté la almohada del lecho y encontré  allí una esquelita de papel con estas líneas:
Ye Señor, si mis pecados
fueron contra ti harto graves,
tu clemencia es todavía
mucho más que ellos, de grande.
Si solo esperar pudiera
el perdón el inocente,
¿a quién clamara el culpado
en sus angustias de muerte?
Yo tan solo la esperanza
tengo como medianera;
¡ye Señor, no la rechaces
y perdona mis flaquezas!¨



jueves, 25 de junio de 2015

EL FUTURO DE LA SEGURIDAD PÚBLICA





Todo indica que la seguridad pública seguirá por la ruta de la improvisación y la inoperancia con que se ha conducido hasta la fecha. Los intentos que se han hecho hasta el momento no han logrado consolidar un proyecto viable de solución al grave problema que aqueja al País y al Estado.

Para empezar, el proyecto que impulsó a finales de 2014 el Gobierno Federal con el afán de crear las Policías Únicas Estatales y que tenía la pretensión de unificar criterios y esfuerzos municipales, estatales y federales, quedó empantanado en el limbo de las cámaras federales para convertirse en Reforma Constitucional. A la fecha se desconoce si el proyecto será retomado o simplemente se olvidarán de él. Menos se conoce cuales serán los caminos que seguirá la Seguridad Pública Nacional.

Por lo que se refiere al Gobierno Estatal, su intento de construir un modelo a partir de la centralización de las funciones de la prevención, la procuración de justicia y la readaptación de los infractores en la Fiscalía General, se encuentra entrampado en conflictos heredados de anteriores administraciones, al igual que la compleja conversión de procesos legales en prácticas operacionales, por el desconocimiento, falta de capacidad y torpeza de los encargados de dicha función.

Los municipios, en especial los de la zona metropolitana, no han logrado avanzar más allá de las nuevas y limitadas contrataciones, en especial Guadalajara y Zapopan, ya que sus academias se han encargado de desacreditar los procesos por su incapacidad y por escándalos en que se ven envueltos sus directivos en Guadalajara de acoso sexual y en Zapopan instructores y directivos por abusos físicos y verbales contra los alumnos, generando una deficiente formación, por consecuencia alejada de los patrones de capacitación y profesionalismo a que están obligadas.

Por la experiencia, las declaraciones de funcionarios y las acciones de los gobiernos, podemos ubicar los modelos que en este momento pudieran aplicarse en el Gobierno del Estado y las administraciones municipales, como los siguientes: el actual del Sistema Nacional de Seguridad Pública, CALEA, el generado a partir de la experiencia del Distrito Federal y el que está desarrollando el Estado de Nuevo León en la Zona Metropolitana de Monterrey. Dichos modelos debemos agregar se complementan entre sí.    

El primero y que se estructuró en el anterior gobierno de Felipe Caderón, y que se deriva a partir de reformas constitucionales y de ley, descansa básicamente en la depuración y la profesionalización del personal, sumado a sistemas operativos básicos y de recopilación de información, a través de formatos de informe policial. Dicho Sistema se forma a partir de modelos internacionales y de la experiencia colombiana.

Otro modelo probado y reconocido es el que opera la organización conocida como CALEA, que fue creada por dirigentes de corporaciones de países desarrollados a partir de sistemas de organización empresarial y de calidad, aplicados a modelos empresariales exitosos. Su objetivo es ser operado como una empresa pública eficiente. De prestigio y operación internacional, exige certificación en sus procesos operativos y de calidad, como a cualquier empresa privada. Dicho sistema certifica la operación de las corporaciones cuando cumplen con los estándares de operación, productividad y calidad requeridos.

El tercer modelo que se ha implantado en el país tiene su origen en el Diagnóstico que el ex alcalde de Nueva York  Rudolph Giuliani aplicó en el Distrito Federal, en el periodo de la regencia de Andrés Manuel López Obrador. De dicho proyecto se derivaron acciones operativas que en el anterior gobierno abatieron en forma importante algunos delitos. Este modelo sin embargo tiene limitaciones, como el que se haya aplicado en forma parcial, solamente para abatir algunas manifestaciones de incidencia delictiva, dejando de lado los abusos de la policía al no realizar una depuración de las corporaciones. También se debe considerar que el universo en que se aplicó fue el de más de 9 policías por cada mil habitantes del Distrito Federal, en tanto que el promedio de la Zona Metropolitana de Guadalajara es de menos del 1.3 policías. Las limitaciones del modelo quedaron manifiestas cuando el gobierno federal pretendió trasladar la experiencia a las instancias nacionales con Manuel Mondragón en la Comisión Nacional de Seguridad Pública, que fracasó con contundente evidencia.

Por último está el modelo de sistema mixto, creado a partir de la iniciativa del Gobierno del Estado de Nuevo León, con la aportación de líderes empresariales y universidades del Estado. Ha logrado importantes resultados en la Zona Metropolitana de Monterrey y descansa básicamente en personal altamente calificado y una seria depuración. El modelo se inició con la creación en 2011 de la Policía Estatal de Élite llamada también Fuerza Civil, e integrada inicialmente por 422 elementos de la Marina, como respuesta apremiante para enfrentar las bandas del crimen organizado. Estos procesos requieren de tiempo para consolidarse, por lo que aún necesita madurar para su aplicación en todas las etapas de la seguridad Pública y territorialmente en todo el Estado de Nuevo León.

Las resistencias que tendrá cualquier modelo que se aplique en Jalisco serán sin duda la dificultad de coordinación entre los distintos actores, derivado de la desconfianza que existe entre las diferentes instancias, sobre todo a partir de las accidentadas campañas electorales, que dejaron sumamente lastimadas las relaciones entre los partidos y personajes que dirigen o habrán de dirigir las administraciones, federal, estatal y municipales.

Y quizá la mayor limitación vendrá a ser la financiera, dada la precariedad y el desastre administrativo en que se encuentran los municipios. Si le sumamos además la distorsión financiera en que se desenvuelven el Estado y los municipios, por su dependencia de las finanzas federales, mismas que todo indica, el año de 2016 estarán en punto de quiebra por la caída de los ingresos petroleros y la salida de capitales del país por el aumento de intereses de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Dichos escenarios nos obligan a ser poco optimistas en el futuro de la seguridad pública, que requiere además de una excelente coordinación de las distintas instancias y niveles de la administración pública, una fuerte inyección de recursos. Sea cual fuere el modelo que se escoja para resolver el ancestral y grave problema de seguridad en el Estado y sus municipios, tendrá que enfrentar fuertes resistencias y  grandes obstáculos.









sábado, 6 de junio de 2015

LAS INFLUENCIAS DEL CORAN






Para los estudiosos El Corán es una obra literaria maestra, en la cual la morfología y la sintaxis son perfectas. Su elocuencia unida a su estilo poético evade todos los géneros de la composición corriente en la literatura árabe, constituyendo un caso de belleza y perfección. Su rimada prosa ostenta fuerza de lenguaje y elegancia de estilo en frases elocuentes, que se le valora como monumento literario de la lengua arábiga.

Los fieles durante mucho tiempo repitieron de viva voz el texto del Corán antes de que fuera fijado por escrito, de tal manera que para su versión definitiva fueron necesarias previas consultas expresas a todos “los portadores del Corán”, es decir, a todos aquellos que sabían de memoria los fragmentos de una manera fidedigna e inequívoca.

Los historiadores de los árabes dan noticias del origen de su pueblo a partir de Ismael, hijo de Abraham y de Agar, de donde procede el nombre de ismaelitas o agarenos con que se acostumbra denominar a los moradores del desierto. El nacimiento y las predicaciones de Mahoma inauguran una nueva era en el pueblo árabe, de progreso y de cultura. Mahoma ha sido profeta, soberano, legislador, reformador de las costumbres y del modo de ser de su pueblo. El Corán es a su vez la palabra divina, la lectura por excelencia, el libro que encierra el súmmum del saber y que debe ser base de todo sistema político, moral y religioso.

Los mustearriba, y que se establecieron en el Hedjaz (Arabia desierta), y sucesivamente por las demás partes de Arabia, son la raza a que pertenecen los árabes establecidos de tiempo inmemorial en torno de la Meca, y en particular, la tribu Koreichitas, de la que desciende Mahoma. La historia se desprende de varios pasajes de la Biblia como Génesis, XXXVII; Jueces, VI, VIII; Isaías, XXI, y Ezequiel, XXVII, al considerar a los árabes de la Arabia Desierta como ismaelitas. Además debemos considerar la veneración que las tribus árabes sienten por la memoria de Abraham, lo que se demuestra con la tradición anterior a Mahoma, que dice que el famoso templo de la Caaba, objeto de las peregrinaciones de los árabes y anterior en mucho a la ciudad de la Meca, fue construido por Abraham.

Mahoma es hijo de Abdalah y Amina de la familia de los Zaritas. Aunque no se conoce con certeza el año que nació el profeta, se estima que fue el año de 569 y murió en 632 de 63 años. Su nombre significa el alabado, el glorificado. Perdió a su padre a los dos meses de nacido y a la madre a los seis años. Fue protegido primero por su abuelo y posteriormente por su tío Abu Talib, el personaje más importante de la Meca en ese momento.

Más tarde Mahoma se encargaría de Alí, hijo de su tío Abu-Talib, quien se convirtió en su adicto seguidor y se casó con su hija Fátima. Al volver Mahoma del retiro en el mes del Ramadan en la montaña de Hira, inmediata a la Meca le contó a su mujer Kadija, que se le había aparecido el ángel Gabriel, quien le había prometido revelarle la verdadera religión. El primer prosélito del islamismo fue su esposa Kadija, el segundo Alí, y el tercero Zeid, hijo adoptivo de Mahoma.

En el décimo año de la hégira (huida de la Meca), realizó una peregrinación solemne a la Meca a la que acudieron más de ochenta mil fieles. En su alocución resumió los principales preceptos contenidos en el Corán, y en ella inculcaba la justicia, la humanidad, la benevolencia, la fraternidad entre los buenos musulmanes, el buen comportamiento con las mujeres, y la probidad en las relaciones de la vida civil.

El Corán es un conjunto de precepciones morales, religiosas, civiles y políticas, mezcladas con exhortaciones y promesas relativas a la vida futura, y relatos tomados con más o menos fidelidad de la Biblia, de las tradiciones árabes y hasta de la historia de los primeros años del cristianismo. También se hallan en él alusiones a sucesos contemporáneos y a los esfuerzos que hacía la nueva religión para sobreponerse al culto idólatra y a las luchas que tenía que sostener. El Corán es un legado de la civilización, realizado sin duda alguna por una mente preclara, nos dice Joaquín García Bravo en la presentación de la edición española de Edicomunicación.

Las influencias de la cultura judía en El Corán son evidentes y expresadas conscientemente  por su redactor, por ejemplo el versículo 38 de la sura XII, textualmente expresa: “Yo profeso la religión de mis padres Abraham, Isaac y Jacob…” (patriarcas del pueblo judío). Constantes son también las referencias al ángel Gabriel y al profeta y mesías Jesús, a María la madre de Jesús y a San Juan Bautista. A Adán, Noé, José, Moisés y Aarón. O bien a los profetas Elías, Zacarías, Isaías y Jonás. A los reyes David y Salomón. O las referencias al Nuevo Testamento cuando habla de los Salmos y del libro que ilumina (Evangelio).

Las influencias del Corán son múltiples, muchas a través de la cultura judía, otras directas de caldeos, asirios, persas o indios, como las referencias a la Torre de Babel o el Diluvio, leyenda esta última común a varias culturas de la antigüedad.

Para el Corán, Alejandro Magno no es un idólatra, y los musulmanes no podrían concebir que fuese pagano un príncipe, cuya memoria se ha conservado en la admiración tradicional de Oriente. De esa manera, Alejandro es un enviado de Dios para destruir el mal en las comarcas lejanas.

Además de una historia de luchas violentas que ha caracterizado el desenvolvimiento de la religión musulmana, en los  no creyentes despierta inquietud El Corán en algunas declaraciones como la sura II, que en sus versículos 186 y 187 habla de los actos de guerra:
“186.- Combatid en la senda de Dios contra los que os hagan la guerra. …”
“187.- Matadles doquiera los halléis y expulsadles de donde ellos os hayan expulsado…”
Sumadas dichas expresiones a una interpretación rigurosa y fanática de determinados sectores musulmanes, generan temor ante los actos de violencia que se cometen a nombre de una religión, en la que también se predica la tolerancia y la solidaridad humana.



jueves, 4 de junio de 2015

SALOMON Y ALEJANDRO EN LAS MIL Y UNA NOCHES


          

                                    
Salomón el rey sabio, y Alejandro el conquistador aparecen en Las mil y una noches transfigurados por la leyenda creada en torno a sus extraordinarias figuras. Son dos grandes personajes de los que se hace mención en varias narraciones destacando su figura y sabiduría. Hombres míticos, cargados de elementos mágicos y maravillosos que impresionan al lector con sus acciones.

En torno a Salomón, el proceso de mitificación debió de empezar a raíz de su muerte, pero fue en Babilonia donde los rabíes dieron forma definitiva a su leyenda en el Talmud. De ahí o de la tradición oral judaica, la tomaría Mahoma, el cual la trasplantó al Corán sin modificar sus rasgos esenciales. Todo lo que se dice de Salomón es de procedencia talmúdica; sus relaciones con la reina de Saba, su muerte, su eutanasia, que solo fue notada porque un ratoncillo royó el extremo del báculo en que se apoyaba, sentado en su trono, con apariencia de vida. Como afirma R. Cansinos Assens en su Estudio literario-crítico de Las mil y una noches, es fácil ver cuánto ha influido esta leyenda talmúdica no sólo en la imagen de Salomón que los raui miliunanochescos nos dan, sino también en otras historias del libro, donde los anillos mágicos juegan importante papel.

Soleimán como es llamado, es ahí no solamente un rey sabio, sino un gran mago, iniciado en toda ciencia hermética y que, por el poder de sus conjuros y de su nombre grabado en su anillo, se hace obedecer de todos los genios (chedin, en el Talmud), y él es señor de todos ellos, así de los aéreos como de los acuáticos y terrestres, y, además, de toda la fauna andante, reptante y volante de todos los reinos de la naturaleza. El cadáver de Salomón, según la leyenda, fue depositado en un lugar secreto, más allá de los siete mares, y colocado sobre un lecho, en el que conservaba toda la apariencia de la vida, vestido con todos sus atributos reales y conservando en el dedo su anillo talismánico.

La mitificación de Alejandro, el hijo de Filipo, Iskander para los redactores de la obra, no es de tan exclusiva línea talmúdica, pues a ella se han mezclado otras de tipo greco-persa. Fue principalmente un libro griego, el del pseudo Calístenes, especie de biografía novelada -–que decimos hoy— del gran macedón y que, traducida del griego al siriaco, penetró de esta lengua en el mundo árabe, el que sirvió de base para las poetizaciones de Firdusi y de Nizami, que cantó en su Iskander-Námeh las fabulosas hazañas del famoso guerrero dando a sus campañas un cariz de expedición científica y de apostolado misionero.

En la idealización hebraica, Alejandro conserva su carácter de Enviado de Dios y lleva el epíteto de “Baal-ha-Karmain” –señor de los dos cuernos— que los árabes tradujeron a su lengua Zu-l-Karnain, con que se le designa en el Corán. Mucho se ha discutido sobre este epíteto de bicorne que, según unos, alude a sus victorias sobre los persas y los medos, que Daniel, en sus visiones proféticas, contempló simbolizados en un carnero con dos cuernos; otros piensan que alude a sus triunfos bélicos en Oriente y Occidente; y hay quienes opinan que se refiere a haber vivido el gran guerrero el tiempo de dos generaciones. (Alejandro murió a los treinta y dos años). La base de todas esas interpretaciones radica en el significado de fuerza, vigor y poder que el cuerno tiene en la simbólica semítica. Sabido es que también a Moisés se le atribuyen dos cuernos en la iconografía mística.

Jaddo, sumo sacerdote de Jerusalén le mostró a Alejandro la profecía de Daniel, en que se anunciaba que un rey macedonio o griego había de destruir el imperio de los asirios, y, agradecido el monarca, entró en el templo y ofreció sacrificios al Dios de los judíos. Todo esto se refiere en el libro I de los Macabeos y también en el libro II, capítulo VIII, de las antigüedades judaicas, de Flavio Josefo.

Por su parte el Corán habla de Zu-l-Karnain en la sura XVIII Al-Kahf (La ajaquefa), donde cuenta su historia a los creyentes, siguiendo los términos de la leyenda greco-siriaca. Todo lo que en las Mil y una noches se dice de Alejandro procede de esa fuente greco-hebraica, la misma de donde tomó Nizami los elementos para su poema epos, en que aparece Alejandro hecho un sabio en sus diálogos con los sabios griegos e hindúes, y el ángel Serosch le confiere el doctorado profético. El héroe emprende entonces, acompañado de siete sabios (los siete visires del posterior Libro de Sendebar), sus accidentados y maravillosos viajes a los cuatro puntos cardinales del globo, visita todos los pueblos y razas y, después de haber dado así la vuelta al mundo, inquiriendo todos sus misterios, muere, acometido de súbita dolencia, en Schah-zur, cerca de Babilonia. De donde es llevado a su descanso definitivo a Alejandría, ciudad fundada por el líder guerrero.

Como se verá, en esta idealización del conquistador macedónico entran no pocos elementos de la de Salomón, y entre ellos dos rasgos principales: la sabiduría y el poder; Iskander, como Salomón, es un profeta de Dios, además de un perfecto caballero al modo de Aquiles o Eneas. Y ese rasgo místico en su figura marca la confluencia del genio helénico con el semítico, nos dice Cansinos Assens. Sin dejar de ser ambos personajes mitos de las leyendas orientales y occidentales, agregaríamos nosotros.