Nos
informa Xavier Talavera que en el mes de junio del año 708 de la fundación de
Roma (46 a. de C.), un mes antes de cumplir los cincuenta y seis años de edad,
regresaba a la Ciudad de las Siete Colinas, Cayo Julio César, poco tiempo
después de la batalla de Thapsos (abril) que le ha abierto definitivamente las
puertas para convertirse en el único gobernante de Roma.
El
pueblo romano aplaude, grita y vitorea a aquel hombre que rechazaba el honor de
ser divinizado a pesar de ser descendiente de la misma Venus. Julio César era
vástago de la ilustre familia Julia (de donde le venía el nombre de Julio), una
de las más antiguas del Lacio, cuyo origen se remontaba, según la tradición,
hasta el troyano Eneas a través de su hijo IULIO. El propio César, en la
oración pronunciada en el funeral de su tía Julia, la viuda de Mario, decía:
“Por su madre mi tía Julia descendía de reyes, por su padre se remonta a los
dioses inmortales….”
César
nació en Roma el 12 de julio del año 652 de la ciudad (102 a. de C.) El primero
de los miembros de la gens Julia que llevó el nombre de César, según los “Anales
de Roma”, vivió en el tiempo de la segunda guerra Púnica, Sexto Julio César,
quién, además, fue pretor. Por otra parte la palabra César parece ser una voz
púnica cuyo significado es “cuero de elefante”.
La
educación que recibía el niño César era, como toda educación impartida a un
patricio distinguido, sumamente esmerada y refinada. Sus maestros le enseñaban
Historia de Roma, griego y gramática, los filósofos griegos Platón y
Aristóteles, autores dramáticos griegos y geografía y ciencias naturales.
A la
muerte de Mario (ocurrida el 13 de enero del 86 a. de C.), en el 82 al regreso
de Sula se recrudecieron las escenas violentas y se decretaron proscripciones y
destierros. Uno de los perseguidos fue César quien tuvo que huir de Roma
ocultándose por largo tiempo en el país de los Sabinos. Logró escapar embarcándose
a Bitinia con objeto de refugiarse en la corte del rey Nicomedes III. Estando
en Bitinia fue acusado de haberse prostituido según refiere Suetonio.
En
el 62 a. de C. César es nombrado pretor en España Ulterior. Un año más tarde se
le nombra gobernador de la misma provincia. Se dice de él que durante su
estancia en España administró la cosa pública con inteligencia, procuró la
concordia y quedó como un prudente gobernante.
A su
regreso a Roma César fue investido con el gobierno de la Galia Cisalpina, subsecuentemente,
por una moción de Pompeyo, el senado le agregó la provincia de Narbo. Sus
campañas en la Galia lo acreditaron como un guerrero y caudillo, no inferior a
ninguno de los más admirados y célebres en las carreras de las armas.
En
la primera campaña de la Galia (58 a. de C.) vence a los Helvecios y derrota a
Ariovisto. En la segunda campaña (57 a. de C.) derrota a los belgas. Al año
siguiente somete a los armóricos, morinos, menapios y aquitanos. En la cuarta
campaña (55 a. de C.) derrota a los usipetes y tancteros, cruza el Rin y hace
su primera expedición a Bretaña. Tras una incesante lucha en los años 51 y 50 a.
de C., sofocó la rebelión de las naciones galas que acaudillaba Vercingetorige,
mostrándose cruel en extremo.
Tras
de una rápida y laboriosa campaña logra el 9 de agosto de 48 a. de C., vencer
en Farsalia a Pompeyo quien huye a Egipto en donde es muerto. En junio de 47
César abandona Egipto, en donde había puesto como soberana e instrumento de
Roma a Cleopatra, atravesando los territorios de Siria, Cilicia y Capadocia.
Se
dice de César que es alto y delgado pero fuerte y saludable, blanca la color,
los miembros bien proporcionados, los ojos negros y vivos. A pesar de que a
últimas fechas ha empezado a sufrir ataques epilépticos se le ve como siempre,
afable, cariñoso, pleno de vigor y con una gran seguridad en sí mismo. Llevada
ceñida la corona de laureles que le ha autorizado el senado. El la usa con
gusto porque le oculta un poco la calvicie.
“Por
fin ha llegado. Siempre acompañado por Decio Bruto, el hijo de Servilia, la
mujer a quien César ha amado más en su vida. ….César se ha sentado y pide, muy
molesto, que no lo importunen. Entonces Tulio Cimbro lo toma con ambas manos de la toga y le
descubre el cuello. Casca, sacando un puñal de entre la ropa, hiere a César en
el lugar descubierto por Tulio. …. Hace resistencia, forcejea, lucha, Bruto, el
albino, saca la espada y va sobre su protector, éste al verlo, se cubre la
cabeza con la toga aprestándose a recibir los golpes, con la otra mano baja la
toga para cubrir las piernas y caer con compostura. Los senadores corren, huyen
despavoridos, César, a los pies de la estatua de Pompeyo ha quedado exánime.
“Dicen
que este crimen se ha cometido para salvar a la república de la tiranía de este
hombre. Hoy es el 15 de marzo de 710 de la fundación de Roma.”
Durante
su gobierno construyó suntuosos edificios como el Forum Caesaris, y su
ingeniero Namurro fue el primero que construyó, en Roma, palacios enteramente
cubiertos de mármol. Restableció el orden y la paz en Roma; promulgó leyes
contra el lujo; repartió tierras entre sus veteranos; colonizó provincias como
Narbona, Bieziers, Arles, Ampurias, Osuna, Corinto y Cartago. Como el mismo
Cicerón lo reconoce, fue generoso con los prohombres del partido vencido
colmándolos de honores y del disfrute del puesto público que ocupaban.
Además
de la gran pasión que tuvo por las letras se preocupó por el estudio de la
geografía, las ciencias naturales, la astronomía y la matemática. Por
instancias de él, el matemático griego Sosígenes reformó el calendario, al que,
en honor de Julio César, se le puso Juliano y empezó a funcionar el primero de
enero del año 45 a. de C. Una de las obras de ingeniería construidas por César,
el puente sobre el Rin, servía, todavía en el siglo XVI, como un clásico modelo
para los ingenieros y arquitectos de aquella época. En su tiempo llevó a Roma
sabios de todo el mundo antiguo. Por referencias sabemos que era muy buen
poeta, así como muy buen gramático.
Tienen
las obras de Julio César no sólo un interés historiográfico, sino también un
profundo interés humano. Disponemos de los relatos de Plutarco en las
biografías respectivas de Pompeyo y César. El relato de Suetonio en la
biografía de César; el de Apiano en la segunda parte de sus Guerras Civiles, el
de Dión Casio. Por otra parte, los Comentarios a la Guerra de las Galias tienen
un paralelo en nuestra literatura historiográfica, que la constituyen las
Cartas de Relación de Hernán Cortés.
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