Pareciera
que la presión por la elección de 2015 en los sectores del partido gobernante
empieza a sentirse, generando angustia y en algunos casos desánimo, por
considerar el poco avance que logran a pesar de haber obtenido en la pasada
elección el triunfo en los municipios más importantes del Estado, además de la
gubernatura.
Si
tomamos como válidas las encuestas que el periódico Mural realizó en el mes de marzo
en las que los candidatos de Movimiento Ciudadano llevan ventaja en la tendencia
del voto en Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco, significa, que de mantenerse la
tendencia gobernarán con esos tres municipios el 45 por ciento de la población
de Jalisco. Así de la zona metropolitana solamente Tonalá sería del PRI y
Tlaquepaque de Acción Nacional.
En
el escenario de probabilidad de triunfo de Movimiento Ciudadano en otras
ciudades y distritos, de mantener la inercia que se manifiesta, estaríamos en
la posibilidad de que ese partido gobernara más del cincuenta por ciento de la
población del Estado. Lo que generaría entre otros efectos por ejemplo que ese
partido dominara en el Congreso del Estado, obteniendo por un lado la mayoría
de los distritos y en caso de obtener el 50 por ciento de los votos del Estado,
obtendría diputados de representación proporcional suficiente para imponerse
como mayoría por encima de todos los otros partidos políticos juntos.
De
este escenario no es gratuito que en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI se
hayan prendido las luces de alerta, ante lo que pareciera la pérdida inminente
de las elecciones en uno de los Estados emblemáticos del país, que gobierna ese
partido, amén de ser el quinto en el país por el número de votos que genera. Lo
que afecta severamente el proyecto del gobierno federal de posicionarse en la historia,
del mejor gobierno de las últimas décadas.
Las causas
que mantienen al PRI postrado son varias y complejas, empezando por la
dificultad que ha significado para el gobierno federal mantener el pacto
cupular de partidos para lograr las reformas económicas, que se convierten en su
bandera y símbolo, al tener que sacrificar acciones que pudieran haber mejorado
su imagen pública.
Aun
cuando no nos es posible conocer todos los efectos de dichas reformas, entre
otros si el diseño legal fue correcto o no, si las consecuencias provocarán problemas que aun no se visualizan o que si quienes
dirigieron los procesos buscaron algún beneficio particular al diseñar el
contenido de las reformas, es de esperar que los resultados positivos los
conozcamos hasta el mediano plazo.
Sin
embargo, hubo efectos no esperados en el arranque, por ejemplo que el Gobierno
Federal y el PRI en su afán de mantener el pacto modificaran al gusto del PRD
las reformas fiscales, llevando a los sistemas tributarios a condiciones de exagerada
insensibilidad ante sectores que no están en condiciones de soportar cultural y
técnicamente los mecanismos digitales de reportes tributarios y que han
afectado sobre todo a pequeños contribuyentes sacrificándolos en sus magros
ingresos. Además consta la manifiesta inconformidad de los empresarios que se
sienten perseguidos por las autoridades, que en lugar de ampliar la base
impositiva insisten en seguir grabando a los contribuyentes cautivos,
manteniendo a los grandes evasores al margen y protegiendo mediante la
corrupción el contrabando y la piratería con reformas fiscales populistas.
Por
todos esos eventos, la imagen del gobierno federal y en especial la del
Presidente de la República sufre un fuerte desgaste y, desde luego, como
consecuencia de una economía estancada ya que la torpeza de quienes manejan las
finanzas del país no han logrado convertir la inversión pública en el mecanismo
de impulso económico.
Para
el caso de los liderazgos locales el gobierno estatal no ha logrado consolidar
su presencia, la población sigue con dudas de su habilidad para administrar y
los temas estratégicos como el transporte y la seguridad pública siguen
empantanados. Del primero se han olvidado los funcionarios del proyecto de reestructuración
del sistema metropolitano y se han dedicado a promover solamente la línea tres
del Tren Ligero, que si bien es parte medular del asunto, lo demás continúa en
la anarquía.
En
el tema de la seguridad pública el gobierno sigue dando bandazos y golpes de
ciego y mas pareciera que quieren distraer la opinión pública con asuntos
secundarios, que resolver de fondo el problema. Por ejemplo han dedicado un año
para arrancar lo que llamaron Mando Único, mismo que sigue sin rendir
resultados y ahora promueven lo que llaman Fuerza Única Regional. El problema
es que ambos proyectos descansan en buena medida en las magras finanzas de los
municipios y que además de generar inconformidad de los líderes municipales,
deja aun más raquíticas las finanzas municipales. Dicho proyecto además está
diseñado para enfrentar a los grupos violentos, tema que debieran atender las
corporaciones federales y deja de lado la problemática diaria y tradicional que
agobia a los municipios.
Por
su parte los líderes nacionales y locales del PRI se han enfrascado en
discusiones sobre la institucionalidad del PRI y la legitimidad de promotores
del voto cercanos al gobernador, como es el caso de su padre Leonel Sandoval.
Discusiones bizantinas que no los llevan a ningún lado, porque de lo que tratan
es de asuntos del voto duro del PRI, que se mueve entre el veinte y el veinticuatro
por ciento de acuerdo a la encuesta mencionada de Mural en la zona metropolitana
de Guadalajara, dejando de lado el voto indeciso que es realmente el que decide
una elección y que habrá de tomar en cuenta la eficiencia de una administración
gubernamental, con temas tan sensibles como los mencionados.
Además
las pugnas internas ahondan más la debilidad electoral de los personajes de ese
partido, por ejemplo las figuras del gobierno del Estado no logran rebasar un
siete por ciento de intención de voto, en tanto que Arturo Zamora el Secretario
General defenestrado es quien presenta mayor competencia a Movimiento Ciudadano
en Guadalajara y Zapopan, con intención de voto de arriba del veinte por
ciento. Y todo a pesar del esfuerzo por mejorar la imagen del partido con la
presencia del Presidente que a fuerza de visitar Jalisco y promover la imagen presidencial
en medios no logra avanzar, porque lo que a la ciudadanía le interesa son los
resultados no la retórica ni las caras de los personajes.
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