Estamos viviendo uno de los
momentos más cruciales de nuestra vida democrática, acciones que se ven
aisladas y aparentemente sin sentido si se revisan cuidadosamente nos llevan a
considerar la enorme fuerza que mantienen los grupos de interés del Estado y que
además ejercen una amenaza permanente a nuestra tierna democracia. La
habilidosa maniobrabilidad de los personajes que se mueven en el contexto y que
no por ser conocidos por su falta de escrúpulos, dejan de sorprender por sus
acciones audaces para protegerse y continuar ejerciendo el control de la vida
pública, a la vez que mantienen e incrementan el monto de sus fortunas a costa
de la sociedad.
Uno de los casos
emblemáticos de la vida política de Jalisco es el de Emilio González Márquez
último gobernador panista, que extrañamente se ha convertido junto con sus incondicionales en intocado e intocable por
los gobiernos estatal y federal del PRI, que sucedieron a los de Acción Nacional.
En una decisión desconcertante
el recién electo gobernador de Jalisco anunció el nombramiento de Carlos Nájera
Gutiérrez como responsable del tema de seguridad pública en el Estado. Para operar
dicha decisión se acordó reformar la Constitución Estatal y se crearon leyes al
vapor para crear la figura que llamaron Fiscalía General y que abarca tres
etapas de la seguridad pública la prevención, la persecución del delito y la
readaptación de los infractores. El nombramiento incluía para los observadores,
un manto de protección para el anterior gobierno bajo cuya sombra había operado
Carlos Nájera los intereses de Emilio y su familia.
El nombramiento causó asimismo
extrañeza porque en el gobierno de Emilio González las áreas a su mando se caracterizaron
por los abusos y la corrupción, como fue el caso de los reclusorios que se
entregaron a los internos para que ejercieran el autogobierno, con la
consecuente corrupción y distorsión de la readaptación social. Por su parte la
policía preventiva estatal se caracterizó por la corrupción y la permanente
violación de derechos humanos. Los medios informaban constantemente de los
ilícitos que cometían los uniformados estatales incluyendo homicidios.
Aunque cabe aclarar que más
extraña fue la actitud pasiva de Movimiento Ciudadano al avalar las reformas
constitucionales y de leyes propuestas por el PRI y su gobierno, para crear
sobre las rodillas un ente que sigue siendo prototipo de ineficiencia, abusos y
corrupción, además de prácticamente aprobar el nombramiento de Carlos Nájera
Gutiérrez como Fiscal General por sus diputados en el Congreso del Estado. Como
corolario de este capítulo Nájera les enchalecó en el municipio de Tlajomulco
de Zuñiga gobernado por ese partido, a uno de sus asistentes como Director de
Seguridad Pública.
La aprobación de la
propuesta de Carlos Nájera para Fiscal General por parte de los diputados de
Acción Nacional pareció lógica, puesto que no iban a incrementar el escándalo
de un personaje que se había formado en un gobierno de su partido, aunque entre
sus cuadros generara sorda inconformidad.
Otro caso patético del
entorno de Emilio González fue el Procurador del Estado Tomas Coronado Olmos,
quien fue señalado desde sus inicios por acciones de corrupción de menores y
posteriormente de participar de acuerdo a información de medios, con familiares
de Emilio en contubernio con la delincuencia organizada en delitos como trata
de blancas y homicidios, mismos que nunca fueron debidamente investigados y
aclarados.
El tercer personaje que
aparece en el entramado de acciones delictivas y participando de los intereses de
esa corriente es Herbert Taylor. En una extraña asociación de personajes del
actual gobierno con el anterior, al que todo mundo esperaba que los priistas
subieran a la balanza de la justicia, aparece Francisco Ayón en su carácter de
Presidente del Consejo del Instituto de Pensiones del Estado para revivir otro caso
de escándalo, el desarrollo de Chalacatepec en el municipio de Tomatlán. En dicho
proyecto Pensiones inyectaría otra sustancial cantidad de dinero de los
trabajadores del Estado.
El proyecto fue forzado
desde su inicio en el afán de hacer grandes negocios a costa de la inversión
pública y en el que se invirtieron más de mil millones de pesos de los ahorros
de los servidores públicos en el Instituto de Pensiones. Ahora se encuentra empantanado
por los sectores afectados y se le pretende recuperar mediante nueva inversión
pública. Entre otras aparece la inconformidad de los ejidatarios titulares de
los derechos de posesión de la tierra, que recibirían un pequeño pago por sus
parcelas.
Sin embargo Emilio González no
ha sufrido presión alguna por la investigación de la procuración de la
justicia, tampoco los gobiernos muestran interés en obligarlo a pagar los
abusos cometidos con los recursos federales y estatales de que dispusieron él y
sus protegidos. A pesar de la irritación popular se sigue
sin ejercer acción contra los funcionarios del sexenio pasado que abusaron en
los distintos ámbitos de gobierno desde las finanzas hasta la seguridad pública
y la procuración de justicia.
Lo que resulta paradójico es
que los personajes que más destacaron en la administración de Emilio González por
sus acciones delictivas ahora resulten protegidos por un manto de impunidad.
Constantes rumores señalan que Carlos Nájera será candidato a diputado federal
plurinominal por el PRI en la elección del año venidero, en un claro movimiento
de protección legal que se traduce en fuero constitucional ante cualquier
investigación criminal.
Por otro lado los panistas
escuchan con asombro que Emilio González logró de Gustavo Madero como pago al apoyo
a la candidatura de la Presidencia del partido, que Tomás Coronado Olmos sea
también candidato a diputado federal plurinominal en la elección de 2015, lo
que lo protegería ante los diversos señalamientos de la perversión de la
procuración de la justicia durante su periodo, además de otros delitos. El
asunto no es menor para los panistas puesto que ese funcionario tiene su origen
en una organización religiosa, creada en la década de los cuarenta por el gobernador
del PRI Marcelino García Barragán
Con el fuero a los operadores
de Emilio González se lograría además del silencio de los involucrados, la
protección a los hermanos del último gobernador de Acción Nacional. Y qué decir
del gran negocio promovido por los líderes del gobierno anterior, el proyecto
de desarrollo turístico de Chalacatepec, en los que en una ostentosa
complicidad, participan los líderes de los principales partidos políticos de la
entidad, además de funcionarios del gobierno actual.
Se ve u a corrupción muy esférica, es decir del centro a la periferia y, de ésta hacia el interior. Este tema deberán profundizarlo, nuestros numerosos analistas políticos, si de verdad lo son. Felicidades Andrés.
ResponderEliminarJesús Pérez Loza.
Gracias por su opinión, Jesús.
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