domingo, 26 de septiembre de 2010

UNIVERSIDAD ALDEANA




Las universidades públicas del país y señaladamente la de Guadalajara, no han evolucionado en los últimos cincuenta años hacia estadios de mejora de la academia, ni en el que debiera ser su objetivo principal, la formación de generaciones que impulsen el desarrollo. Antes bien, se han convertido en lastres para las sociedades al utilizar la educación superior como patrimonio propio, a costa de los presupuestos públicos.



La ruta que ha seguido la educación superior pública ha sido zigzagueante, con resistencias e indefiniciones se mantiene como rehén de grupos de interés que han sabido hacer del control de las universidades, a través de liderazgos estudiantiles, espacios para los negocios. Dichos vicios tienen su origen en una concepción educativa ideologizada de origen, que el tiempo suavizó y de la que, sin embargo, sus sistemas de control se heredaron a nuevos tipos de liderazgo político, en beneficio de grupos y partidos políticos.



Para el caso de la Universidad de Guadalajara el populismo estudiantil impulsado por Lázaro Cárdenas y operado por Natalio Vázquez Pallares a través del FESO, generó que el sector académico quedara en segundo plano, haciendo del liderazgo estudiantil el protagonista en la conducción de la educación, lo que causó inevitablemente la distorsión de la función universitaria, con las secuelas que se viven en la actualidad.



Por otro lado, la educación superior pública en Jalisco se quedó entrampada en la concepción de izquierda de su creación, durante el gobierno de Guadalupe Zuno, lo que la galvaniza para integrarse en un mundo globalizado y exigente. Así fatalmente las enfermedades que la aquejan son el populismo y la masificación, criterios equivocados de los gobiernos que como consecuencia la mantienen prisionera de políticas demagógicas y facciosas.



La Universidad en su nueva época, ha pasado por diversas etapas de aperturas y clausuras, desprendimientos y conflictos, hasta llegar al momento actual. Su estructura guarda los sedimentos del origen, aunque ha sufrido cambios en su organización. Sin duda, lo que más la ha afectado son las políticas de la década de los setentas, que la llevaron a un crecimiento exagerado y al deterioro de la calidad académica.



Más allá de la cuestionada legitimidad de los dirigentes, de las manipulaciones para ejercer el control de los órganos de gobierno y de su deteriorada imagen social, se les puede señalar la falta de claridad en los objetivos. Ante los reclamos por la demanda insatisfecha de solicitantes de nuevo ingreso, el principal argumento que presentan los directivos es la insuficiencia de recursos para atender el crecimiento poblacional. La discusión continúa, así, desvirtuada hacía el concepto de cantidad, al centrarse la visión en el número de jóvenes admitidos o rechazados. Lo que debiera en realidad discutirse es el tipo y la calidad de la educación que brinda, además de definir la formación de las nuevas generaciones y hacia donde se enfocan las profesiones que se ofertan.



Nadie dice que parte del fenómeno de la crisis financiera, tiene su origen en el destino de los recursos para pagar altas pensiones a una generación de universitarios, que se prestó para que el actual grupo de poder tomara el control de la Universidad. Los altos costos de las pensiones de esa generación de funcionarios y académicos le significa a la Universidad un veinte por ciento del presupuesto, que debiera estar dedicado a la formación de nuevos profesionistas y que sin embargo fue utilizado para el pago de la complicidad y el apoyo al nuevo grupo que llegaba a finales de la década de los ochenta.



Por otra parte no ha habido hasta la fecha un posicionamiento serio y razonado sobre la necesidad de reencauzar la educación superior. Debiera mediante diagnósticos y coordinados con las otras instancias públicas, determinarse los espacios de mercado actual y potencial de las carreras existentes y a su vez crearse las que habrán de ser demandadas en el futuro.



Cuando se pensó crear el Sistema de Centros Universitarios de la Universidad de Guadalajara la argumentación era impecable, se ofertaba una red de instituciones universitarias copiada de las norteamericanas, --destacadamente de la Universidad de California, que tiene entre sus méritos el que académicos de sus campus hayan obtenido innumerables premios Nobel--. Sin embargo en los hechos, el sistema se convirtió en una red de clientelismo electoral, canalizada hacia los partidos políticos.



Ningún centro ha logrado trascender por su calidad académica. Tampoco se modificaron los criterios tradicionales de la Universidad, antes bien, los destellos de calidad que se habían venido presentando entre profesores y alumnos fueron eliminados con la distorsión de los recursos para fines distintos a la educación. De no haber sido una simulación, el proyecto de Red Universitaria pudo convertirse en una propuesta rica y exitosa, donde los distintos centros universitarios se hubieran creado de acuerdo a la vocación de la región donde se ubicaron.



Coordinados con los esfuerzos del estado para impulsar las regiones, debieron crear los cuadros técnicos y profesionales que absorbería el crecimiento económico y productivo de cada zona. En algunos casos, la sola presencia del centro educativo debió detonar la región con proyectos estratégicos. Por la historia de la propia institución y haciendo honor a personajes como Irene Robledo, pionera del desarrollo comunitario y el trabajo social, uno de los propósitos debió haber sido generar bienestar a los habitantes del Estado, con programas de mejoramiento del entorno de las comunidades.



No se visualizaron los enormes retos que surgirían con el desarrollo de la tecnología y la ciencia, como no se previeron las necesidades que tendrían la economía y la sociedad locales. Antes bien, los dirigentes se perdieron en la frivolidad y enfocaron su energía en actividades personales así como en actividades partidistas y electorales.



Quizá el indicador más elocuente de la distorsiones que se sufren, sea el injusto trato que se otorga a los profesores de tiempo parcial y que representan un setenta y cinco por ciento del personal académico, en una de las paradojas de la Universidad, son personas que sobreviven con un mísero pago y que sin embargo sostienen la labor académica en sus espaldas. Universitarios que por no pertenecer a los círculos de poder son menospreciados, en tanto la élite se distribuye el presupuesto con altos sueldos en nombramientos administrativos, de tiempo completo y de investigadores.



De enfocarse correctamente la función de la Universidad, ésta debiera impulsar políticas de investigación científica y tecnológica, generando condiciones para que las instituciones públicas y las empresas privadas inviertan en sus laboratorios y centros de investigación, a fin de desarrollar los proyectos que demandan las áreas productivas del estado y del país. Como entidad pública, la Universidad de Guadalajara tiene la obligación primaria de enfocarse en las áreas que detonen el crecimiento económico y el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del Estado.



El desarrollo del país y la globalización han creado una dinámica de proporciones inimaginables en los tiempos en que se diseñó la educación superior, en el siglo pasado. De lo que se sigue, que la competencia por obtener empleo en un mundo tecnificado y de altos índices de calidad se haya trasladado inevitablemente a las profesiones, superando en forma dramática todos los diseños de educación que se conocían y de los que la institución quedó al margen, convirtiéndola en una universidad rezagada, propia de sociedades atrasadas.





1 comentario:

  1. como joven universitario, revolucionario, dispuesto a marchar por las calles de la ciudad exigiendo al gobierno del estado mayores recursos para Universidad de Guadalajara me parece intteresante e importante, conocer esta informacion, ademas de su punto de vista critico, objetivo y sin algun tipo de influencia politica; que me permita reflexionar y crear un criterio mas amplio, critico y sin vicios. lo felicito licenciado andres por sus articulos y en especial por este, que a unas horas de la megamarcha me permite analizar la situacion actual de la controverisa que vive actualmente la Universidad de Guadalajara con el gobierno del estado. Estamos a sus ordenes!

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