Su
primera novela, Fanshawe de 1828, protagonizada por un héroe de corte byroniano
que posee rasgos biográficos del propio Hawthorne, evidencia las influencias
del Romanticismo europeo. Entre 1837 y 1842 publicó con regularidad Cuentos
narrados dos veces, que aborda con detenimiento los que serían algunos temas
recurrentes, como la idea del pecado y el problema del mal. Durante este
periodo trabajó en la Aduana de Boston, en una granja comunal cercana a la
misma ciudad, y en 1843 se estableció en Concord. Ahí escribió la colección de
cuentos Musgos de una vieja granja, que incluye el célebre relato La hija de
Rapaccini. En 1846 optó por aislarse en una casa de Massachusetts, donde
compuso su obra célebre La letra escarlata en 1850 y, un año después La casa de
las siete torres.
En
1853 describió su experiencia durante su visita a una colonia de filántropos
inspirados por el socialismo utópico en La granja de Blithedale, y ese año fue
nombrado cónsul de Liverpool por su amigo Pierce, entonces presidente de
Estados Unidos, lo que le permitió viajar por Europa. Durante un viaje a Italia
empezó El fauno de mármol en 1860, última novela que, además de sus
preocupaciones morales, revela una creciente dedicación al estilo narrativo y
un acercamiento a la poesía. El escritor nació
en el seno de una familia de vieja estirpe puritana, tanto su vida como su obra
se vieron marcadas por la tradición calvinista. Es un novelista y cuentista
extraño y fantasioso, traspasado siempre por el sentimiento de culpa que
heredara de sus fanáticos antepasados cuáqueros.
De La letra escarlata,
su novela de imperecedera fama y que ocupa un lugar privilegiado entre las
grandes novelas universales: “Situada su acción en el Boston
puritano y colonial, narra el cruel y arrogante destino de Ester Pryne, que
soporta toda su vida la marca infamante que en aquella época señalaba a los
pecadores: una letra A magníficamente bordada sobre un paño rojo, y que era
colocada al frente de todos los vestidos del inculpado. En vano es sometida
Ester a toda clase de interrogatorios y vejámenes para que denuncie a su
seductor, que también debía compartir el castigo. Bella y sufriente, llevando
de su mano a su inocente hija Perla, ella se somete al aislamiento y al
insulto, y vive en una cabaña lejos de la población, mientras que el hombre
amado por ella sufre indeciblemente, sin osar descubrirse y desafiar la ira de
la gente confiada a él y a lo sagrado de su ministerio. Una trágica grandeza
envuelve el final de esta novela en la que el genio de Hawthorne brilla con un
fulgor que oscila ente lo angélico y lo demoniaco, como el alma atormentada y
orgullosa de Ester Pryne, heroína inolvidable”
También se ha
dicho que la obra de Nathaniel Hawthorne siempre tendrá un lugar primordial en
las letras norteamericanas, ya que con su imaginación creadora, su talento y su
visión de la vida fue uno de los escritores que hizo posible que la literatura
de los Estados Unidos tuviera un lugar en el mundo. Su más brillante
contribución en este sentido fue, sin duda, La letra escarlata, obra profunda,
de arte depurado, que demuestra la magia del poder del artista al presentar en
forma tan intensa esta historia de la fragilidad y el dolor humanos… tan
sombría… que sólo se aligera por un punto de eterno resplandor, más lóbrego aun
que la sombra.
Para algunos
estudiosos de su obra, la riqueza de sus narraciones cortas se encuentra en la atmósfera
y el suspenso, con argumentos centrados en sujetos de diversa y embrujada venganza,
el poder de la culpa y la pasión por la belleza, todo en la particular voz de
uno de los más admirados escritores de Norteamérica. Por su parte
para el crítico Hyatt H. Waggoner, Roger Malvin´s Burial y My Kinsman, Major
Molineux, son las historias más finas de la lengua inglesa, Young Goodman Brown
es la más fascinante narración, jamás escrita, y el travieso humor del autor se
manifiesta en Rappaccini´s Daughter.
Nació el escritor
el 4 de julio de 1804 bajo el nombre de Nathaniel Hathorne en la ciudad de
Salem, Massachusetts y murió en 1864. Su vida es compleja y fascinante, debido
a su pasión por la literatura y su cercanía con el puritanismo. Dicha cercanía
surge a partir de sus antepasados. Su bisabuelo, William Hathorne, fue uno de
los primeros colonos en establecerse en Salem
Hawthorne es
conocido por sus relatos breves, muchas veces de contenido siniestro, al gusto
de la época, y por sus novelas largas. Publicó asimismo varios libros de
cuentos para niños. Encuadrado dentro del romanticismo como Edgar Allan Poe,
gran parte de su obra se localiza en Nueva Inglaterra, y muchas de sus historias,
de contenido generalmente alegórico, recrean el ambiente de su mundo.
La crítica
más reciente ha prestado atención preferente a su voz narrativa, considerándola
dentro de un retórica autoconsciente, que no debe ser confundida con la
verdadera voz del escritor, lo que contradice el viejo concepto del plomizo
moralista cargado de complejos. Sus relatos leves y patéticos destacan por su
estilo elegante y depurado. En ellos lo característico, según el escritor Luis
Loayza, “…es tal vez el contraste entre la violencia exterior y la suavidad del
tono, entre la voz delicada y las
oscuras sugerencias de lo que dice”. Por su parte Jorge Luis Borges observa que
sus cuentos expresan “el tenue mundo crepuscular, o lunar, de las imaginaciones
fantásticas”.
En El valle de las tres
colinas describe así “De nuevo la marchita mujer dejó oír los monótonos sones
de unas preces no ideadas para ser acogidas en el cielo y, muy pronto, en las
pausas de su aliento empezaron a materializarse extraños murmullos, aumentando
poco a poco de volumen, hasta sobreponerse y ahogar al conjuro del que nacían.
Unos gritos atravesaron los ambiguos sonidos, y fueron sucedidos por el canto
de dulces voces femeninas que, al variar, dieron paso a un estruendo de
risotadas, rotas a su vez de pronto por gemidos y sollozos, formando todo ello
junto una horrible confusión de espanto, lamentos y risas. Resonó un arrastrar
de cadenas, voces duras y crueles lanzaron amenazas, y un látigo restalló a una
orden.”
Hawthorne tuvo una breve
pero intensa amistad con el novelista Herman Melville, quien le dedicó su gran
obra Moby Dick, “en homenaje a su genio”. Su contemporáneo Edgar Allan Poe dedicó célebres
reseñas a sus colecciones más importantes, Cuentos contados dos veces y Musgos
de una iglesia. Pese a ciertas reticencias, afirmó de su autor: “Diremos
enfáticamente de los cuentos de Mr. Hawthorne que pertenecen a la más alta
esfera del arte. (...) Los rasgos distintivos de Mr. Hawthorne son la
invención, la creación, la imaginación y la originalidad, rasgos que, en la
literatura de ficción, valen acentuadamente más que todo el resto.”
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