sábado, 2 de julio de 2011

FLAVIO ROMERO DE VELASCO






Es el gobierno de Flavio Romero de Velasco la muestra clara de lo que significaba para los teóricos del PRI el concepto de Razón de Estado, esto es, que el Estado se encuentra por encima de cualquier otro interés, incluyendo el individual, aunque en forma determinante de los grupos de poder denominados peyorativamente cacicazgos.

Dicho principio heredado del renacimiento, en cuya teoría se establece que es prioritaria la existencia del Estado, a fin de garantizar a la sociedad un espacio de gobernabilidad, misma que no se concibe cuando existen poderes fácticos por encima de la autoridad de los gobiernos.

La Razón de Estado es un elemento pre democrático, cuando menos para como conciben las sociedades modernas a la democracia. Aunque no debe dejarse de lado que con el atraso en que han vivido las naciones y sociedades subdesarrolladas, es imposible llegar a un estado aceptable de democracia sin antes haber limitado el poder y la fuerza de los grupos de corte feudal. No podemos decir tampoco que dicha etapa ha sido superada completamente en nuestro medio, puesto que aun existen grupos que controlan a los partidos políticos que convierten en instrumentos para imponer criterios y liderazgos a las instituciones que debieran ser garantes de la justicia, la libertad, la igualdad y la democracia.

Ahora bien para que la democracia exista, es requisito indispensable el debilitamiento de los grupos que le imponen condiciones a la sociedad, por lo que es impensable que se logre evitar etapas históricas, como la que supera el vasallaje. Así el gobierno de Flavio Romero vino a preparar la estructura política de la nueva etapa de Jalisco, la democrática, al debilitar los grupos que a través del siglo veinte impusieron condiciones e intereses.

Es de considerar que aun con los excesos que se cometieron en afán de establecer la primacía del Estado, Flavio Romero logró el debilitamiento definitivo de las corrientes de Margarito Ramírez, Marcelino García Barragán y Guadalupe Zuno. Al final de su gobierno también logró doblegar la arrogancia de las centrales obreras, que dejaron de chantajear los gobiernos bajo la amenaza de paros del transporte público.

De sus acciones políticas destaca el serio intento por sustituir los liderazgos tradicionales del PRI, heredados de los gobiernos anteriores, logró así neutralizar a la mayoría de ellos. En el caso de los Comités Regionales Agrarios de la Liga de Comunidades Agrarios, al convertirlos en Comités Municipales acabó con su influencia tradicional. Aunque debe decirse que coincidió con la etapa de transformación de la propia Confederación Nacional Campesina.

A partir de su candidatura a gobernador del Estado en 1976 obligó al PRI a separar de las decisiones para candidaturas a diputados locales y presidentes municipales a todos los grupos tradicionales, lo que significó un fuerte golpe a quienes dominaban y controlaban las administraciones municipales y ejercían poderes regionales, tal sucedió asimismo con las candidaturas de cuota que ejercían las corrientes políticas estatales, las centrales obreras y los grupos de poder municipal y regional.

La zona militar por su parte, actuó con mayor moderación y discreción que con su antecesor. Tuvo Flavio Romero fuertes fricciones con el Procurador General de la República por los abusos de la Policía Judicial Federal, la que fue exhibida por sus arbitrariedades. Se confrontó con la poderosa Dirección Federal de Seguridad de la Secretaría de Gobernación, por la prepotencia con que actuaban sus agentes, quienes se enfrentaron con armas de fuego con la policía municipal de Tlaquepaque.

Del conflicto con las centrales obreras y su férreo control del transporte público surgió en el siguiente sexenio el SISTECOZOME, encargado de otorgar permisos de servicios subrogados de transporte a particulares. Así como la creación de la empresa descentralizada Servicios y Transportes que adquirió las rutas y el equipo que operaban los protegidos de la CROC, lo que debilitó a las organizaciones que mantenían el monopolio.

Sin embargo no logró su propósito de crear una nueva clase política, como lo hicieron en forma destacada Jesús González Gallo y Juan Gil Preciado. Como tampoco intentó crear un grupo caciquil como sus antecesores, aquellos a los que tanto se opuso. De los miembros de su gobierno varios de ellos participaron en los siguientes gobiernos, otros se dedicaron a actividades sociales influyendo positivamente en la vida del Estado. El gobierno se distingue por el gusto y la promoción de la cultura, continuador en alguna manera de las políticas de Agustín Yáñez. Destaca Alfonso de Alba, secretario de gobierno, reconocido por su formación cultural y erudición.

Dentro de los saldos negativos de Flavio Romero queda la destrucción del patrimonio histórico del centro de la ciudad de Guadalajara, en forma destacada la sevillana plaza de toros El Progreso, para construir la Plaza Tapatía en forma de plancha de concreto y complementada de edificios comerciales. También se registraron abusos de las policías Rural, Intermunicipal y Judicial del Estado. Fue asimismo dentro de su período que se consolidó la presencia en Jalisco de los capos del narcotráfico, desplazados del Estado de Sinaloa con la Operación Cóndor del sexenio precedente. 

Flavio Romero de Velasco gobernó del primero de marzo de 1977 al 28 de febrero de 1983. Debemos a las acciones decididas y firmes de su gobierno los cimientos de la vida que ahora vive el Estado, en un serio intento por consolidar una nueva etapa histórica a través de la participación ciudadana, el respeto al voto y una democracia en proceso de consolidación con la alternancia de los partidos políticos.