domingo, 29 de agosto de 2010

LOS QUE SE FUERON




Por esta ocasión, pido a los lectores de mis notas me permitan hacer una reflexión alejada del interés objetivo y frío. Pretendo caminar por el difícil filo de lo subjetivo, al hacer una revisión de tres amigos que murieron en el lapso de poco más de un año, y a quienes conocí bajo distintas circunstancias y de los que puedo decir me marcaron por su concepto de la vida y su relación con el mundo que los rodeó.



Puedo afirmar que los tres fueron personas con calidad humana más allá de lo común. Otra de sus características, fue que sus valores los llevaban a actuar de una manera que fuera coincidente con su forma de pensar, antes de preocuparse de lo que los demás pensaran de ellos. Era común también su concepto sobrio de la vida. Otro elemento que los identifica, quizá el menos importante, es haber sido víctimas de fallas cardiacas.



El primero en desaparecer fue don Alfonso Díaz Morales, fundador --de joven-- de su partido político, el PAN. Contra lo que pensábamos los que no lo habíamos tratado, no concebía la ideología como algo excluyente e inmutable, era una persona tolerante con el pensar de los demás y en muchos conceptos coincidía con quienes se esperaba que hubiera divergencia.



Una de las grandes lecciones que nos proporcionó, fue el construir su vida al lado de importantes personajes del siglo veinte en el Estado. José Garibi Rivera y Efraín González Luna, fascinantes personajes a los que sirvió, al primero como Secretario Auxiliar y al segundo como Secretario Particular. Así conocimos a través de sus vivencias los grandes eventos que marcaron la época por la que cruzaron esos personajes y que don Alfonso describía con detalle.



Fue además don Alfonso culto viajero, visitó ocho veces el continente europeo, alguna vez acompañado de otro célebre personaje don Ignacio Díaz Morales, reconocido arquitecto y urbanista. Conocía dicho continente en detalle. Con él se visitaban teatros, museos, restaurantes y hasta cantinas, conociendo las anécdotas y características de los lugares, lo que volvía sumamente atractivas las visitas.



Fue hasta el final de sus días un excelente anfitrión, no bien se llegaba a su casa cuando le entregaba en mano una copa de tequila, en su estudio poblado de muebles y libros antiguos, como hombre conocedor del arte y la cultura que era, o en su jardín rodeado de fotografías de la Guadalajara de principios del siglo veinte. Don Alfonso nos regaló a quienes lo conocimos y tratamos, no solo su amistad sino su gusto y alegría por la vida.



El segundo en fallecer fue Jorge Romo Barba, originario de Valle de Guadalupe, donde fue Presidente Municipal y arraigado vecino. Su partido, el PRI, desaprovechó su carisma y liderazgo en la zona de los altos donde pudo haber sido un excelente diputado y desde luego un líder regional, si se le hubiera otorgado la oportunidad, por el conocimiento de la región que tenía y su capacidad para acercarse y relacionarse con la gente. Fue una persona de calidad humana indiscutible y honradez a toda prueba, grande herencia que dejó a su familia que como sus amigos deben seguirlo extrañando.



Finalmente el tercero en morir fue Gerardo Meléndrez Hernández con quien me unió una amistad de muchos años. Tenía formación académica de filósofo, lo que no lo limitó en explorar otros campos, quizá el que más desarrolló el de la Planeación Estratégica, tema en que sin duda fue uno de los mejores. Como testimonio personal, puedo decir que lo que conozco de planeación, y que me ha sacado de no pocos apuros, se lo aprendí a él en las innumerables horas en que trabajamos juntos.



Era Gerardo además una persona que cultivaba con calidez a sus amigos. Los mejores discos de que he gozado son los que él me obsequió. Música de compositores olvidados, de interpretes excepcionales que nunca supe donde encontraba, música universal o nacional. Siempre encontraba aquello que era valioso para quien recibía el regalo.



Me regaló también innumerables libros, algunos de los cuales le dieron dificultad su encuentro; por ejemplo, recuerdo que alguna vez le comenté que no había podido encontrar una edición de Marcel Proust de En Busca del Tiempo Perdido, colección de siete volúmenes, a la que se dio a la tarea de encontrar. Al final me trajo la colección El Libro de Bolsillo de Alianza Editorial, misma que conservo con especial deleite y a la que regreso recurrentemente para nutrirme de la fluida, intensa y vivencial prosa del autor.



Sirvan estas notas para recordar a estos personajes que dejaron huella profunda en quienes los conocimos y tratamos a la vez que aprendimos y disfrutamos de su presencia. Dejaron en nosotros su marca sin estridencia ni escándalo, antes bien nos dejaron un recuerdo suave pero imperecedero y la lección de cómo debe abordarse la vida.



domingo, 15 de agosto de 2010

EL FRACASO DE LA EDUCACION

A don Carlos Enrigue



Para la población el más preocupante de los rezagos del Estado es la educación. Lo que debiera ser la ocupación central del gobierno, la atención de niños y jóvenes en su formación para enfrentar la vida futura, es al parecer un asunto menor. Una educación burocratizada, víctima de la masificación y el abandono acumulado de los años, producto de la irresponsabilidad, acabó por convertir a los agentes centrales del proceso, alumnos y profesores en actores pasivos y secundarios.



En tanto se atiende con atingencia y exagerado esmero las demandas de la burocracia sindical, la problemática que enfrentan los profesores en el aula es dejada de lado. Así como la calidad de la educación que reciben los educandos en el proceso formativo de capacidades y habilidades acabo por convertirse en un elemento intrascendente para quienes dirigen la educación.



La solución ha sido un asunto largamente pospuesto. Si bien no es un problema solamente local por las implicaciones tradicionales de un sistema centralizado, las fallas de los gobiernos locales serían suficientes para ahogarla. Sumado a lo anterior el temor de enfrentar los vicios enraizados y los intereses creados. Carga la educación entre otros lastres con rezagos de metodología, producto del desconocimiento y la desidia de funcionarios educativos improvisados.



Muchas de las acciones en lugar de resolver han complicado el problema, la promulgación de la Ley de Educación por el gobierno de Enrique Alvarez del Castillo, es un ejemplo de los abusos y errores que se han cometido. Con el afán de fortalecer la sección cuarenta y siete del sindicato, se llevó a la educación a un serio retroceso al poner en manos del organismo laboral las decisiones y procedimientos para promover y estimular a los profesores. El efecto fue que al subordinar la educación a los intereses sindicales, se acabó con cualquier posibilidad de mejorar la calidad en las aulas.



A partir de esa época los órganos de promoción de los profesores quedaron en manos del sindicato, privilegiando la carrera sindical sobre la magisterial. El fenómeno ha llevado a situaciones pervertidas, donde los órganos que debieran ser los supervisados se convirtieron en supervisores. Como consecuencia se generaron círculos viciosos como el nombramiento de supervisores, inspectores y directivos de las escuelas como posiciones sindicales, quienes a su vez aprovechan el control que ejercen para llevar a los puestos administrativos y docentes a sus incondicionales.



Otro caso es La Carrera Magisterial que tenía originalmente la finalidad de estimular al magisterio a capacitarse y de esa manera mejorar la enseñanza. Quedó el programa en manos de quienes controlan los procesos educativos, beneficiando a dirigentes y miembros de la burocracia educativa. El resultado fue una simulación más.



En las metodologías se debe señalar que en la educación persisten los sistemas tradicionales de contenido enciclopédico, con objetivos predominantemente informativos. Los estudiantes deben absorber información de forma indiscriminada sobre cualquier otro criterio y al final del curso es común observar a profesores y directivos desesperados por terminar programas, atiborrando a los alumnos de información de segundo orden.



Olvidan que lo importante es dotar de instrumentos y habilidades al educando para desarrollar su capacidad de investigación y análisis que le permita adquirir los elementos que necesita para su desenvolvimiento futuro. La educación debiera ser eminentemente formativa, en la que se fomenten los valores sociales como la solidaridad, la preservación de los recursos naturales y la convivencia democrática. Debe proporcionarse a los alumnos las herramientas que les auxilien a desenvolverse en la sociedad en forma armónica y que además les brinden la capacidad para tener una mejor calidad de vida y empleos remunerados, buscando su desarrollo integral, fomentando la creatividad y la realización personal.



Una de las prácticas más dañinas en que se ha incurrido es la llamada inamovilidad, que inhibe los movimientos de personal de sus lugares de adscripción, sumada a la exagerada protección que otorga el sindicato a quienes no cumplen con su función o cometen faltas administrativas y aun delictivas. Por su parte los directivos de las escuelas y los profesores se quejan de que los atiborran de tareas administrativas sin un claro objetivo, sobre todo para los procesos de información estadística, mismos que nadie aprovecha y quitan tiempo valioso para atender las tareas sustantivas de la educación.



Es reiterada la queja del nombramiento de funcionarios y directivos de primer nivel por compromisos políticos, desconocedores del tema de la educación y ajenos a la problemática que la envuelve. La mayoría de ellos acaban por los caminos de la improvisación, la ocurrencia y el capricho, con consecuentes políticas erráticas. En los últimos periodos se ha acentuado el vicio de nombrar como funcionarios a personajes ligados a los grupos de poder de Acción Nacional. Entre otros ejemplares de esa especie aparecen miembros de los grupos radicales, cuya misión es promover electoralmente a quien los nombró.



La administración ha sufrido un permanente deterioro derivado del relajamiento de la disciplina, por la tibieza de los gobiernos frente a los intereses que rodean a ese sector. Así los directivos de la educación han permitido que los dirigentes sindicales impongan condiciones a las instituciones. La enorme cantidad de personal comisionado por un lado, por el otro la imposición de condiciones leoninas, ha conducido a la pérdida de autoridad y de los controles, causando la distorsión de los objetivos sustanciales.



La administración de las áreas educativas viene cargando de hace varios periodos con una casta protegida, cuya función es prescindible por sus nulas aportaciones. Existe una cantidad escandalosa de burócratas con funciones inventadas como pretexto para ejercer el gasto corriente. Funcionarios con distintos y variados nombramientos que cobran por decenas de miles de pesos del erario educativo y se dedican a tareas francamente ociosas.



Uno de los recursos que se deben recuperar para que la educación sea valiosa es la identidad de las escuelas, partiendo del principio de que cada centro educativo es una unidad con autonomía, independencia y personalidad propia. Es necesario además aprovechar las experiencias exitosas de otros países. En la ciudad norteamericana de Nueva York por ejemplo, se ideó un mecanismo para que las escuelas públicas compitieran entre sí, permitiendo a los padres de familia afiliar a sus hijos en la escuela que considerasen mejor, por encima de criterios de zonas de residencia. A la vez que la administración de la ciudad premiaba con más recursos a las escuelas con más alto desempeño, el mejoramiento presupuestal se traducía en mejores sueldos y equipamiento de las escuelas. El resultado fue una educación de excelente calidad.



Es factor elemental para resolver el rezago de la calidad educativa además de la implantación de metodologías adecuadas, el firme propósito de enfrentar los vicios que la tienen atrapada. No se debe de perder de vista que una educación de calidad es la primera condición para que la sociedad avance hacia mejores niveles de vida.





lunes, 9 de agosto de 2010

LA PROCURACION DE JUSTICIA EN JALISCO







La procuración de justicia es el tema que más sufre del subdesarrollo de la administración pública. Carga con todos sus vicios, generando fatalmente un alto índice de delitos sin resolver y por consiguiente de infractores sin perseguir, a la vez que se fortalece otra enfermedad de la sociedad: la impunidad.



Tradicionalmente ha sido en la práctica, la persecución del delito, un sistema de control de la delincuencia, más que un método para abatirlo. La corrupción endémica ha acompañado el desempeño de una institución que debiera ser antes que todo modelo de la administración pública. Sus dos brazos, el Ministerio Público y la Policía Judicial o Investigadora como ahora se le denomina, han estado plagados de vicios y perversiones.



La Procuraduría de Justicia, asociada con los grupos criminales, ha marcado el ritmo delictivo, de tal manera que cuando la sociedad protesta por el alto índice criminal, se obliga a las bandas a moderar su actividad, para evitar que el gobierno en turno tenga problemas. Así funcionaba cuando menos hasta las últimas administraciones del PRI.



Este sistema, que bien pudo llamarse de Control de Estado, muy a tono con las tesis de Maquiavelo en hacer todo aquello que permita controlar los grupos de poder, justificaba los medios utilizados para lograr el fin de mantener un Estado fuerte. Tesis por lo demás aceptada y practicada por los teóricos liberales de los gobiernos del PRI como La Razón de Estado.



Cuando se presentó la alternancia con el gobierno de Alberto Cárdenas, hubo una fuerte presión social para sanear y democratizar los sistemas de gobierno, sin embargo los nuevos funcionarios no tenían el conocimiento del fenómeno ni la capacidad para enfrentar la nueva realidad. Perdieron el control de los mecanismos tradicionales sin generar un nuevo sistema, lo que provocó una severa crisis. La función de controlar las bandas delictivas, que antes realizaban el Procurador y el Director de la Policía, pasó a manos de los comandantes que sin restricción ni criterio alguno, las dejaron crecer y actuar. Así el robo de carros por ejemplo que en el sexenio anterior había sido de veinticuatro diarios, algo así como uno cada hora y que generó escándalo social, con Cárdenas subió hasta a setenta.



Fue notorio el desinterés que mostró el gobierno de la alternancia para resolver el fenómeno de la delincuencia. Al final del sexenio, y después de tres procuradores incompetentes, se presentaban casos como los de que los choferes de vehículos de carga asaltados en las carreteras de la entidad, cuando acudían a presentar su denuncia a las oficinas de la Procuraduría, se encontraban con los asaltantes, quienes pertenecían a las filas de la propia Policía Judicial.



Con el afán de evitarse el engorroso trámite de la aprobación del Congreso Estatal, Ramírez Acuña prefirió dejar a quienes ocupaban la función en la última etapa de Cárdenas. Este equipo dirigió la corporación los seis años de dicho gobierno y se distinguieron por su ineficiencia, además de constantes señalamientos de violación de derechos humanos.



No debemos dejar de lado que en el año de 1992, debido a la irritación generada por los excesos cometidos por las procuradurías de justicia, destacadamente la Procuraduría General de la República, se modificó el concepto constitucional que permitía a la prueba confesional ser el centro del proceso penal. De un solo golpe se eliminó el único sistema de investigación que se conocía, la tortura, sin ser sustituido por métodos de investigación alternos, que permitieran realizar investigaciones eficientes, generando un alarmante crecimiento de delitos sin resolver.



Cuando arribó la presente administración, la opinión general era que enfrentaría el añejo problema, nombrando personal si no conocedor y experto, condición difícil en el medio, cuando menos que garantizara un mínimo de eficiencia y honestidad. Sin embargo, la lógica de los intereses predominó y se dejó la solución para otro momento; como consecuencia, la dependencia quedó atrapada entre compromisos y vicios tradicionales.



A partir de las reformas acordadas por los partidos políticos en 1996, la aprobación del Procurador de Justicia pasa por el Congreso del Estado y requiere de una mayoría calificada, considerada ésta --en términos generales-- como de las dos terceras partes de los votos. Dicha aprobación se supone que se da a partir de una cuidadosa revisión de los antecedentes académicos, el conocimiento de la procuración de justicia, la aceptación social, el comportamiento en otros puestos públicos y la fama pública que tienen los candidatos. Las entrevistas exhaustivas por parte de las distintas comisiones deberían ser vistas como parte de un proceso público agotador, en el que se sujetara a rigurosos interrogatorios a los aspirantes.



Nada de eso sucede, el nombramiento generalmente nace de componendas de los grupos de poder que controlan las fracciones parlamentarias. La calidad del personaje es lo que menos importa en el proceso de nombramiento. Y la demanda de la sociedad por una eficiente procuración de justicia se convierte en un tema de importancia secundaria.



Para resolver en definitiva el fenómeno de la investigación y persecución del delito, debe abordarse desde un ángulo distinto. Es necesario iniciar con un diagnóstico acucioso en el que se considere, como punto de partida, que la procuración de justicia es solamente una etapa del proceso y sistema integral de la seguridad pública, del que participan también la prevención, la administración de justicia y la readaptación. La consecuencia deberá ser modificar la estructura legal, la sustantiva, la procedimental y la orgánica, a la vez que se realiza una reingeniería de la administración. Se debe buscar la eficiencia y acabar con procedimientos burocráticos y amañados, generando procesos sencillos y transparentes, además de enfocar la investigación desde el ángulo forense e impulsar programas de profesionalización y depuración del Ministerio Público y la Policía Investigadora.



Es necesario romper el círculo vicioso de improvisación, corrupción e impunidad, mediante mecanismos de capacitación del personal, mejorando y adecuando salarios, con sistemas de escalafón por desempeño y garantizando la estabilidad y seguridad en sus puestos de trabajo; debiendo castigar a la vez, con severidad, las conductas anómalas.









domingo, 8 de agosto de 2010

LOS VERICUETOS DE JUAN RULFO







Juan Rulfo como James Joyce fue dejando pistas para descubrir las verdades o medias verdades que se ocultan en su obra. El mismo en alguna entrevista con su socarronería dijo que los personajes no eran reales o que tal vez si.



En los acercamientos a la familia que han realizado los estudiosos del escritor y su obra, aparecen los miembros de la rama paterna con prolija información. Sin embargo de la materna se conoce poco.



El escritor como es sabido, fue un apasionado de la historia regional, misma que persiguió hasta archivos del sur de los Estados Unidos de Norteamérica donde lograron sobrevivir parte de los documentos a la barbarie destructiva de las revueltas.



Entre las conclusiones a las que llegó Rulfo en sus estudios fue que muchos personajes venían huyendo de alguna fechoría de su país y para no ser localizados se cambiaban el apellido, poniendo en su lugar el gentilicio. Así surgieron los Gallegos, Madrid, Zaragoza, Zamora, León, Valencia, Córdoba, Aragón. En entrevista con Luis Harss en 1966 afirmó que se apellidaba Vizcaíno por el lado materno. Todos los Vizcaínos eran delincuentes dijo, era muy común entre esos hombres cambiarse el nombre. En lugar del patronímico ponían el nombre geográfico.



La razón por la que se conoce poco de sus personajes es precisamente que la mayoría de ellos están tomados de la rama materna. Los investigadores que trataban de encontrar las claves se encontraban con la reticencia de los familiares de Rulfo que se avergonzaban de sus parientes. Una frase popular en la región describe la causa: “Todos los Vizcainos están locos”. Así deliberadamente se fue induciendo la ruta equivocada.



Debe aceptarse también que aunque a Rulfo no le preocupaba la buena fama de la familia, tampoco mostró demasiado interés en dirigir a los estudiosos en el origen de sus personajes. Dejó las interrogantes para que la posteridad las resolviera.



De los elementos que marcaron a Rulfo en su niñez destaca la muerte de sus familiares cercanos. Cuando apenas contaba con 4 años en 1921 muere su abuelo materno, en 1923 cuando tiene 6 años es asesinado su padre, a los 7 en 1924 muere su abuelo paterno y a los 10 años en 1927 muere la madre. El otro factor que lo marca es el internado en el colegio Luis Silva, donde según sus propias palabras vivían encarcelados sufriendo la disciplina de una correccional.



La genialidad del escritor es impulsada por una traumatizada niñez, rodeada de violencia y abandono. Ahí se acerca y toca a otros genios como Dickens o Chaplin. La fuerza de la narración y de sus desgarradas historias está alimentada por esas experiencias. Origen sin duda asimismo, de terribles depresiones solo superables a través del alcohol.



La ubicación geográfica de la infancia de Rulfo y donde se ubican sus relatos es conocida como el Bajo Sur de Jalisco. Si bien algunas veces los acontecimientos se desbordan y rebasan la cadena montañosa que rodea el llano para llegar a Sayula, Talpa o Colima.



El primer boceto de Pedro Páramo se localiza en la narración llamada “Un Cuento” y donde el nombre del lugar no es Comala sino Tuxcacuesco. Aunque los rasgos distintivos de la obra se acercan más al poblado conocido como Apulco el lugar de residencia del abuelo materno Carlos Vizcaíno y donde algunos investigadores señalan como el lugar de nacimiento del escritor. El poblado se ubica en el margen del río Tapalpa que hasta las primeras décadas del siglo XX mantenía corriente de agua durante todo el año, presumiblemente donde se bañaba la idolatrada Susana San Juan.



Carlos Vizcaíno Vargas sin rasgos de mestizaje, es el típico representante del criollismo español. Su raza carga con la historia europea en una fusión de tribus de la antigüedad, iberos, bretones, celtas, mezclados con descendientes de latinos, etruscos, helenos y producto de las constantes migraciones que se dieron hacia España. Para al final confundirse con las invasiones árabes y el asentamiento de los judíos conocidos como sefarditas, conversos al catolicismo muchos de ellos.



Toda esa riqueza étnica vino a quedar injerta en esta región del país, cuyos antepasados llegaron de Castilla y Extremadura. Aislado por la geografía se desarrolló un enclave medieval donde tanto los amos como los vasallos son de origen europeo, que como afirma el propio autor mantienen un lenguaje castellano del siglo XVI.



Las etnias indígenas quedan aisladas y paulatinamente desaparecen. Salvo como fantasmas que deambulan en los tianguis de la región, bajando de Apango o de la Sierra de Manantlán a vender loza, fruta, manzanilla y tomillo en la Comala de Pedro Páramo, o en el Tolimán de la geografía real.



Muchos de los rasgos de Pedro Páramo, son tomados de Carlos Vizcaíno Vargas entre ellos el nombre del padre, Lucas originario de Tapalpa, la sierra colindante por el norte. La primera posesión de Carlos fue la Piña, que en los símbolos rulfianos podría ser la Hacienda de la Medía Luna. En 1885 adquiere Apulco, al parecer mediante matrimonio con doña Tiburcia Arias. Su feudo creció hasta convertirse en una gran extensión que abarcaba toda la parte fértil del valle, hasta el Palmar de los Camberos.



Otra característica del cacique fue la estela de descendientes que dejó, se le conocían hijos naturales por todo el valle, muchos de ellos producto del abuso. Sin embargo característico de su mundo medieval era un hombre extremadamente religioso, al extremo que dedicó todo su empeño a construir una iglesia que maravillara a la región, tal es la iglesia de Apulco. En mérito de lo cual se trasladó a Roma en un viaje que duró más de seis meses, consiguiendo que la iglesia fuera agregada a la Lateranense de Roma. De donde trajo también el modelo de Altar Mayor.



A través de pequeñas ventanas que nos deja el autor en su narración, es posible lograr acercamientos a personas reales. Así con Carlos Vizcaíno personaje caciquil de la región, que desde luego no fue el único ya que los hubo en demasía, va construyendo el perfil de Pedro Páramo. Ambicioso, despiadado, déspota, por contraparte religioso y temeroso del juicio de Dios. Hombre de profundos claroscuros, odiado, admirado, temido. Siempre rondando la demencia.



El padre Rentería, sacerdote de Comala, que al final abraza la causa de los cristeros quien no puede convivir con su conciencia al permitir y avalar los excesos del cacique y de su hijo Miguel Páramo, se acerca peligrosamente al sacerdote Severiano Romero, quien acompañó a Vizcaíno en su viaje a Roma, con ciertos elementos de quien lo sucedió, el padre Margarito Valera que acabó huyendo hasta ser muerto por los callistas en El Puerto de Toxín.



Un personaje fascinante es Doloritas, la madre de Juan Preciado, que está más allá de la cordillera, en Colima, deseando que su hijo recupere lo que es de ellos. Tiene muchas de las características de Tiburcia Arias la esposa de Carlos, cuya familia llegó al país en el siglo XVI originaría de Andalucía. Es también propietaria de la Hacienda de Zenzontla y la Estancia de Piedra. Abuela materna de Rulfo en la vida real, se percibe en ella una calidez que no tienen otros personajes. Tiburcia puede ser asimismo la abuela de Pedro Páramo, la que le habla cuando se encuentra recordando a Susana San Juan, nos deja el sabor de una abuela protectora tradicional.



Y como si fuera coincidencia Juan Preciado tiene el mismo nombre del autor y la inicial de su apellido real Pérez. Su queja de haber perdido las raíces, de no saber de donde es uno, evoca la nostalgia del Rulfo trashumante.



Otra de las claves ocultas es la familia de Librado, hermano de Carlos Vizcaíno, que aparece como “Los Torricos” de La Cuesta de las Comadres. Conocidos en Zapotlán como despiadados asesinos de arrieros a los que asaltaban para despojarlos de su carga.



Originario de Tonaya encontramos a Rodolfo Paz Vizcaíno, hijo de Magdalena Vizcaíno, hermana de Carlos. Personaje con claros rasgos de desquiciamiento mental, cacique de Tenacatita en la costa de Jalisco, nombrado por Agustín Yánez en La Tierra Pródiga como el Amarillo. Obra en la que se describen los crímenes que cometía. Entre otras muchas barbaridades sometió a la esclavitud a sus trabajadores a través de pistoleros que ejecutaban a quien intentaba escapar. Para luego como el tío Carlos, arrobarse en la oración en el templo cristiano.



A final de cuentas Rulfo convivió con la violencia, la locura y el odio. Y sin embargo la poesía y la belleza brotaban en su entorno. En su vida de extremos se regodeo en la narración, sufrió las depresiones, la incomprensión de sus familiares y el alcoholismo. Y para quienes conocieron a la familia sucedieron cosas extraordinarias, como que le fuera compuesta a su hermana menor Eva la canción Luna de Octubre por José Antonio Michel, a la sazón Secretario del Ayuntamiento de Tonaya y posterior creador del trío de Los Hermanos Michel.



Bibliografía:
Aguilera Lozano, Guillermo C. Apuntes de Juan Rulfo. Guadalajara, Jal., 2004.
Brambila, Crescenciano Pbro. El Nuevo Obispado de Autlán. Obispado de Colima. Colima, Col., 1962.
Campbell, Federico. La Ficción de la Memoria. Juan Rulfo Ante la Crítica. Ediciones ERA. UNAM. México, 2003.
Villaseñor y Villaseñor, Ramiro. Bibliografía. Juan Rulfo. UNED. Guadalajara, Jal., 1986.

LAS TRIBULACIONES DEL SIAPA

PRIMERA PARTE

(Trabajo publicado en la Revista Prospectiva)



A partir del triunfo del PRI en los municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara, se desató una serie de especulaciones sobre quienes habrían de dirigir el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado, alimentadas desde luego por los grupos interesados en apoderarse de las decisiones y los recursos de la institución. Sin embargo más que un nuevo administrador, la institución necesitaba un serio análisis para superar una de sus peores épocas, propiciada por una serie de administraciones fallidas. Señaladamente en los dos últimos sexenios la prioridad fue financiar las campañas políticas de Acción Nacional.

Pagados con sueldos exageradamente altos para su función y con visiones patrimonialistas, sus funcionarios emigraron al SIAPA desde las más disímbolas actividades, algunos de ellos provenientes de otras dependencias igualmente desatendidas y saqueadas. Enfebrecidos y cargando con el síndrome de Baco, llegaron a disponer de los recursos de la administración en una orgia de derroche y despilfarro.

Los trabajadores de la institución observaban con asombro como los directivos adquirían vehículos de lujo, gastaban en viajes al tiempo que asumían poses de potentado. La irritación se multiplicaba con la desesperación de ver las áreas sustantivas desatendidas y manejadas con improvisación e irresponsabilidad. En tanto los operarios se esforzaban por hacer trabajar las máquinas sin mantenimiento y con instrumentos artesanales, las finanzas corrían por las vías de la corrupción y el abuso.

Fundada la institución en 1952 como Patronato de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de la ciudad de Guadalajara, por el Ayuntamiento Tapatío, el Gobierno del Estado y el Banco Nacional Hipotecario, tenía como encomienda administrar, operar, conservar y mejorar los sistemas de abastecimiento de agua y las redes de alcantarillado. Fue convertida posteriormente en el Sistema Intermunicipal, para institucionalizar la función que venía desempeñando mediante convenios para atender los servicios en los municipios del área metropolitana.

Por diversas razones, entre otras la presión que sufre el organismo por el crecimiento desordenado de la zona metropolitana y la consecuente falta de planeación. La institución presenta una serie de debilidades que la mantienen vulnerable ante eventos imprevisibles o predecibles. A estos momentos y con una nueva administración no cuenta con un Plan de Prevención de Contingencias que la protejan ante eventos imprevisibles de gran magnitud, que podrían dejar a la ciudad sin el servicio elemental del agua potable. De suceder una catástrofe que colapse los sistemas de abastecimiento se tardaría semanas en corregir las fallas con las consecuencias previsibles de abasto y problemas de salud, por la ausencia de elementos preventivos como un centro de operación para emergencias o material en almacenes de difícil adquisición, entre otras condiciones.

No existen tampoco programas correctivos mínimos de funcionamiento, mucho menos planes de mantenimiento preventivo que garanticen la operación del sistema. Por lo que priva en la institución la improvisación bajo un clima de total irresponsabilidad.

En lo que tradicionalmente se han empeñado los directivos es en convertirse en socios de contratistas y proveedores, como mala herencia del director en los sexenios de Gil Preciado, Medina Ascencio y Orozco Romero, del que era fama surtía los insumos de sus propios negocios. Los adelantados discípulos mejoraron las prácticas conocidas.

En tanto los operarios hacen milagros para mantener en operación el sistema ante la falta de insumos, equipos y mantenimiento adecuado, los dirigentes han gastado los recursos en el financiamiento de sus ambiciones políticas. De ahí han surgido candidatos del PAN con recursos lo mismo para alcaldías que para regidores.

Sin invertir en obras de urgente necesidad para la operación de los sistemas, proteger las instalaciones, controlar derrames en los tanques y el mantenimiento de los acueductos, se han gastado los recursos en contratos sobrevaluados. El afán prevaricador predomina para lograr acuerdos y distribuirse las utilidades que genera la explotación de los recursos de la institución, así los contratistas se han visto obligados a distribuir comisiones por toda la escalera de mando.

La falta de capacitación del personal y de equipo adecuado genera constantes accidentes, incluso de aquellos que ponen en riesgo la vida de los trabajadores y de la población que vive en las cercanías de las instalaciones. El descuido en el uso de los materiales por la falta de preparación del personal genera los acontecimientos que se siguen repitiendo.

Existen necesidades que deben atenderse de manera gradual y planeada como la sustitución de las redes de agua potable que han excedido su vida útil, y que son de manera aproximada del treinta por ciento. Por su parte las redes de drenaje que deben ser rehabilitadas sobrepasan el veinticinco por ciento. Por desconocimiento o indolencia todo se deriva a las administraciones futuras, sin considerar que la acumulación de saldos pendientes solamente aumenta el riesgo de falla de los servicios.

En la discusión que se presenta en los medios sobre el futuro de la institución, solamente se alude a quienes sustituyen la anterior dirigencia, dejando de lado asuntos de fondo como mejorar y proteger el futuro de los servicios del agua potable y el drenaje en la zona metropolitana.

Lo que debiera hacerse en este momento es el diagnóstico que determine las políticas a seguir en la dependencia y aun más, en el sector que viene registrando rezagos en todos los órdenes. Desde el abastecimiento del agua de Chapala y el retraso en la definición de la fuente de abastecimiento alterna para la zona conurbada de Guadalajara, hasta la operación de las plantas de tratamiento de aguas residuales, que por distintas razones incluyendo conflictos entre partidos políticos, impiden el inicio de su construcción.

El enfoque debe ser la organización de una institución con la planeación adecuada que le permita prever y evitar situaciones que suspendan el abasto del líquido, así como el tratamiento adecuado para garantizar la calidad del agua que la ciudad requiere para su vida cotidiana. Generando además condiciones para el tratamiento de las aguas residuales.

Es el momento en que deben predominar los intereses de la ciudadanía, por encima de los instintos depredadores que buscan apoderarse de los recursos públicos.





SEGUNDA PARTE



Para los servicios que presta el SIAPA la mayor amenaza descansa sobre el sistema de abastecimiento del lago de Chapala, que significa en términos aproximados el sesenta por ciento del caudal que consume la zona metropolitana. Los problemas inician en el suministro de energía, ya que se contaba originalmente con dos líneas de abastecimiento de electricidad, que trabajaban en paralelo para proteger el servicio. En el año de 2006 se eliminó una línea sin que a la fecha haya sido sustituida, por problemas de inestabilidad de voltaje que presentaba al prestar servicio a una industria y al Centro de Readaptación de Chapala. Como consecuencia en la actualidad solamente se opera con una línea, que mantiene riesgo permanente de corte de suministro provocado sobre todo por los fuertes vientos y las descargas eléctricas.

Otro asunto que mantiene al filo de la navaja el servicio, es la falta de sistemas de enfriamiento para los equipos de la casa de máquinas de la planta de bombeo, que obliga a los motores a trabajar sobre el límite de temperatura permitida con el riesgo permanente de daños y fallas de los equipos. Los operadores mantienen la operación mediante actos de malabares.

Sin embargo el caso más delicado es el de los Tanques Unidireccionales que deben trabajar en forma automática para ser llenados y drenados, la función de dichos tanques es aportar líquido al sistema durante paros programados o no programados, evitando que la tubería del acueducto colapse. Los tanques se encuentran en estado lamentable, además por las condiciones de falta de mantenimiento los operadores se ven obligados a operarlos manualmente, en lugar de trabajar en automático como fue diseñado el proceso. El fallo de cualquiera de dichos tanques por la complejidad del sistema y la dificultad para obtener los insumos en el país para su reparación, generaría que el acueducto quedara fuera de servicio por varias semanas. Ese problema provocaría desabasto de agua para más de dos millones de personas de la zona metropolitana.

El abandono en que se encuentra el camino de operación del acueducto, en el que existen tramos intransitables, presenta otro potencial riego a la operación de dicho abastecimiento. De presentarse un daño en el acueducto, primero se tendría que reparar el camino para proceder posteriormente a la reparación del ducto, incluyendo desde luego el movimiento de los materiales necesarios, lo que generaría un problema de semanas. No debe dejar de considerarse además que el acueducto sufre de contaminación por las poblaciones cercanas a donde corre, sobre todo en el municipio de Tlajomulco, que derivan sus aguas residuales a cielo abierto.

Los pozos que son otra fuente de abastecimiento y que aportan en promedio el treinta por ciento del líquido, han llevado a los acuíferos a niveles graves de sobreexplotación. Para la Comisión Nacional del Agua, Toluquilla presenta un déficit de 16.505 millones de metros cúbicos. En este caso exagerado de extracción del agua quienes resultan injustamente sacrificados son los habitantes del valle de Tlajomulco, que lo resienten en las restricciones de sus pozos.

La Presa Calderón tercer fuente de abastecimiento que aporta en promedio diez por ciento del líquido que se consume en la zona metropolitana para aproximadamente 400 mil personas, presenta entre otros problemas falta de protección. Operan lanchas de motor que contaminan el agua sin que se tome ninguna medida, es utilizada además como lugar de esparcimiento de los vecinos sin control alguno. Ahí es operado por particulares sin autorización así como sin restricción el comercio, incluyendo la venta de licores.

El acueducto por su parte sufre del robo constante de líquido para uso de riego o consumo del ganado. Existen además otros riesgos como el asentamiento de polvorines de fuegos artificiales en el área del ducto en el municipio de Tonalá, con el potencial riesgo de daño por explosión. Como el de Chapala se encuentra sin mantenimiento y sin prevención de los daños a que está expuesta una obra de estas características.

El manejo del gas de cloro dentro de las plantas potabilizadoras y de los pozos, se hace sin precaución alguna, generando el riesgo permanente de un accidente grave, que podría derivar en pérdida de vidas humanas por la toxicidad del mismo. Las víctimas potenciales son los trabajadores de la institución, así como los habitantes que en algunos casos se encuentran las casas habitación a escasos siete metros de las instalaciones. De este fenómeno se han presentado varios incidentes que pudieron haberse evitado con la prevención adecuada y de los que por verdadero milagro no hubo resultados fatales. La improvisación con que se manejan los productos por los trabajadores mantiene el riesgo latente.





TERCERA PARTE



Las plantas potabilizadoras son un capítulo aparte, actualmente son cuatro en operación. Las plantas de Miravalle y las Huertas procesan el agua proveniente del lago de Chapala, San Gaspar la de la Presa Calderón y la de Toluquilla la de los pozos de la zona. Las instalaciones no cumplen con el mínimo de seguridad para evitar actos vandálicos o aun peor de sabotaje, no tienen protección perimetral adecuada, por sus cercados es fácil acceder al interior de las plantas, lo que facilita dañar el agua o los equipos. La más joven de las plantas la de San Gaspar muestra deterioro exagerado, sobre todo por la desatención y la falta de mantenimiento, es operada en forma descuidada en las áreas de clarificación, de cloración y del laboratorio.

Capítulo aparte merecen los laboratorios encargados de medir la calidad del agua. En ellos los profesionales realizan las diferentes pruebas para establecer las dosis de reactivos químicos requeridas para la potabilización. Las incubadoras requieren de temperatura controlada para la obtención de resultados confiables, sin embargo todas carecen del ambiente elemental, por lo que se realizan las pruebas fuera de los términos establecidos por los protocolos. Con improvisados sistemas de enfriamiento como ventiladores eléctricos, los responsables de los procesos tratan de realizar pruebas confiables para identificar los elementos contaminantes a tratar.

El laboratorio de la planta Río Blanco que procesa las aguas residuales de la cuenca del mismo nombre, carece del equipo básico como campana de extracción de vapores, creando las condiciones para un accidente a quienes trabajan con ácidos y reactivos peligrosos, mismos que requieren de condiciones y equipos mínimos para su operación, de los que por supuesto se carece.

Los tanques de almacenamiento dedicados a surtir la red de distribución, deben de mantener el caudal suficiente así como la calidad del agua. Sin embargo se encuentran expuestos a diversos y considerables riesgos, carecen en la mayoría de muros o bardas perimetrales de protección por lo que el ingreso de extraños es relativamente fácil, incluso se presentó el caso de un deceso dentro de las instalaciones del Tanque Arboledas en el año de 2005. Por otra parte las tapas de acero generalmente se encuentran abiertas por descuido, lo que propicia condiciones para la alteración de la calidad del agua. Es común que sean arrojados a los tanques artefactos y objetos. Otro riesgo permanente que presentan son los derrames de líquido por la falta de conexiones al drenaje para desfogar las fugas y que pudieran provocar accidentes por encontrarse dentro de zonas habitadas.

No tienen además los tanques control automático de llenado y detección de derrames con respaldos en puntos de control. En el año de 2005 se presentó un problema fuerte en el Tanque Las Huertas. Un caso paradigmático del desorden que existe en la institución es el del Tanque El Colli, que no tiene acceso por falta de convenio con el propietario del predio por el que se debe acceder. Dicho tanque se encuentra en el abandono, sucio y sin mantenimiento, a pesar de que abastece las colonias que se ubican entre el Periférico y el bosque de La Primavera.

Los equipos de bombeo de los pozos por su parte carecen de mantenimiento y en algunos casos los motores no tienen protección alguna, permaneciendo expuestos al vandalismo y al robo. Dentro de la ciudad sufre abandono también el acueducto denominado Acuaférico, que corre desde la planta de tratamiento de San Gaspar por el Periférico, hasta el Vivero de Los Belenes en el municipio de Zapopan. Abastece a la zona nororiente de la ciudad y opera sin protección ni vigilancia, además de que no se le presta mantenimiento.

En el tema de protección civil existe anarquía, como ejemplo está el caso del área de informática, en la que por razones naturales se conserva la información de la operación, la administración y el control financiero. El personal desconoce los procedimientos y las acciones que se deben realizar en el caso de un siniestro, que permitan proteger además de la información los equipos de cómputo, que tuvieron un costo superior a los doscientos millones de pesos. En general las instalaciones para las áreas de administración presentan severos problemas en su funcionalidad lo que dificulta la operación y la atención al público. Además la mayoría de los edificios sufre por la necesidad de protección perimetral, instalaciones eléctricas en mal estado, sobrecargas de peso, fallas estructurales y lo que es increíble, por la ausencia de extintores de incendios.

La actual dirección debería de haber hecho a estas alturas un diagnóstico serio de la institución y las necesidades de abastecimiento de agua, sin embargo por sus declaraciones pareciera que están más empeñados en subir el precio de las cuotas que resolver las emergencias. Esperemos que predomine el criterio de brindar servicio eficiente en la Zona Metropolitana de Guadalajara, no es aceptable que se administre con la indolencia tradicional. Deben abandonarse además los inmorales criterios del clientelismo y la disposición de los recursos para fines electoreros o patrimoniales. La sociedad demanda y se merece una administración profesional y honesta.